Cargadores

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  • Parece mentira. Pueden hacer túneles de 30 kilómetros para poner los trenes a 300 por hora y, en cambio, no hay manera de que alguien invente el cargador universal de móvil.

    Hago la maleta para volver a Tabanera y un cuarto del espacio va para cableado. Esto parece la maleta de un instalador. En casa hay cuatro móviles, cada uno con su cargador. Dos portátiles con sus respectivos transformadores de corriente.

    Luego está el de la cámara Sony, el de la videocámara. La Nintendo DS de bolsillo. A lo tonto llevo ya ocho cables distintos para una misma función, rebajar los 220 voltios de la corriente continua a de 1,5 a 19V (depende).

    En estos apartamentos playeros, atestados de familia y el domingo por la tarde, lo propio es ver al cuñado reptando bajo el sofá y buscando algún cable. Al poco vuelve con tres transformadores, no hay suerte, ninguno es el de su Blackberry. Vuelve a buscar.

    Al final pasa que uno de los móviles estará dos meses mudo porque su cargador está en un camping por Navarra, y en cambio, la Nintendo del pequeño es ahora de color marrón, cuando era verde, y los jueguecitos tienen otra pinta. Un transformador es algo bastante sencillo, una resistencia que merma el voltaje de la corriente hasta ajustarla a la necesaria. Cuando era estudiante, encontré en la basura un precioso ventilador Numax de los años 50.

    Funcionaba a 125V pero, sin problemas. En el piso de estudiantes teníamos al MacVicker preceptivo, el que trampeaba el contador, arreglaba la nevera o inventaba una plancha parrillera de una señal de tráfico. Provisto de un voltímetro, el colega cogió un lápiz de madera, peló un cable y con los extremos del cobre empezó a darle vueltas al lápiz.

    Cuando el voltímetro marcó 125 enchufó el ventilador y, hasta hoy. La única pega es que para mover un trasto gasto el doble de electricidad de la que necesito. Supongo que los cargadores de móvil son algo más sofisticados, pero no quiero ni pensar en la cantidad de energía que tiramos a la basura enchufando cargadores que sólo utilizamos de Pascuas a Ramos.

    Lo suyo sería conectar el aparato y desconectarlo una vez completada su función de recargar el trasto X. Pero lo habitual es, al objeto de no agacharse (no vaya a darnos un lumbalgia), dejarlo allí enchufado día y noche. Me pregunto cuánto gastaremos en eso en España.

    Portátiles permanentemente recargando baterías, cepillos de dientes, móviles, emepetreses. Un pastón. En fin, al final, para hacer hueco en la maleta, amontono todo el cableado en una bolsa del Eroski.

    Ya me apañaré en Segovia. Será cuestión de dedicarle un sábado. No es fácil.

    Hay que encontrarles un sitio accesible y tenerlos bien identificados…

    Todo sería más fácil si los trastos tuvieran un orificio universal de recarga o incorporasen los transformadores en su aparataje. Si esto no es así, es por pura cuestión de patentes. Cada marca utiliza uno diferente para no pagar derechos.

    Las patronales de la electrónica han intentado en varias ocasiones llegar a un acuerdo universal. Pero pasa como con las tallas de los pantalones, no hay forma de aclararse. .

    si, tienes razón… se juntan km de cable por tanto cargador… mmm… aunque creo que hay un cargador universal para las pilas de litio ionizado… es un cargador que se pone directamente en los polos de la pila… pero creo que sería algo molesto sacarle a todos tus aparatos la pila para tenerlos que cargar de nuevo…

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