[Análisis] Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered para Nintendo Switch
Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered es un juego que no nos atrapa de sorpresa, ya que el original fue lanzado hace 17 años por Square Enix y, aunque no es uno de los juegos principales de la saga, causó muy buenas sensaciones a los usuarios que tuvieron la oportunidad de disfrutarlo en Game Cube, entre los cuales me incluyo.
Después de tanto tiempo, era de esperar que la actualización que conlleva realizar una edición remasterizada fuera casi completa. Tanto las texturas, los diseños del menú y la banda sonora han sido rehechos en su mayor parte, tratando de mantenerse lo más fieles posible al estilo original. A pesar de esto, lo que Crystal Chronicles nos propone a día de hoy no ha terminado de cuajar como se esperaba.
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Un mundo rodeado por el miasma
El miasma es una sustancia tóxica, la cual acaba con la vida de todo aquel que trate vivir más allá de los límites de un cristal imbuido con mirra. El aire del mundo está repleto de este veneno que nadie sabe de dónde procede, tan solo los monstruos son capaces de vivir en él, lo que ha provocado que todo lo que no sean ciudades o asentamientos estará infestado de criaturas cada vez más peligrosas.
La única forma de sobrevivir consiste en poseer un cristal gigante en una o varias zonas de los lugares en lo que las cuatro razas suelen convivir. Estas razas, conocidas como Yukos, Clavates, Liltis y Selkis, han pasado por conflictos a lo largo de la historia, muchos de ellos ya olvidados, puesto que ahora tienen la misión conjunta de la supervivencia, que afrontaron con la creación de las legiones de cristal.
Nosotros encarnaremos a uno de estos legionarios en busca de mirra, para lo cual llevaremos nuestro propio cáliz, coronado con un cristal lo suficientemente grande como para protegernos del miasma en un radio de pocos metros. Nuestro objetivo es encontrar un total de tres gotas de mirra cada año; sin embargo, cada árbol del que podemos sacar esta sustancia estará muy bien protegido por innumerables criaturas, y cabe destacar que solo producen una gota cada dos o tres años.
El mundo ha sido condenado a repetir este viaje de los legionarios año tras año, sin ningún final a la vista más que el de perecer inevitablemente el día en el que los enviados no logren regresar a tiempo, de hecho, no sería la primera vez. ¿Seremos capaces de averiguar cómo detener el miasma, o vagaremos eternamente por las tierras hostiles?
Los años no pasan en balde
Desde el año 2003 de su lanzamiento en Japón, o 2004 en Europa, Final Fantasy Crystal Chronicles no ha renovado sus mecánicas de combate. Aquí enfrentamos, por un lado, la idea de que conservar el clásico es lo mejor o, por contra, que habría que realizar algunos retoques para actualizarlo a la época. Creo que es algo que depende en gran parte el cómo envejezca la propia jugabilidad y, aun siendo tan entretenida como el primer día, se siente algo torpe y sin dejar más posibilidades que un ataque simple o el uso de las magias.
Probablemente, este estilo idéntico al original no será un inconveniente para la mayoría de jugadores del título en Game Cube, pero resulta muy extraño en comparación a otras entregas, en gran parte debido al funcionamiento simplificado de moverte de un lado a otro, hacer los niveles con dos vías de combate y repetir una y otra vez.
¡Pero no todo iba a ser lo mismo! Los menús son mucho más fáciles de organizar en este formato que en los anteriores, incluyendo Game Boy Advance, lo que le da un toque más agradable, a la vista, aunque a veces la palanca se mueva demasiado entre las opciones.
El minimapa resulta de gran utilidad, tanto para encontrar enemigos escondidos (véase ese último cocinero del Feudo Moschet), como para dar con los tesoros que se nos puedan pasar. Si incluimos GBA en la ecuación, sería una mejora considerable. Además, el medidor de combo para las magicitas también ha demostrado ser muy útil con el moguri y en el modo multijugador, del cual ya hablaremos más adelante.
Experiencia y progresión
Las indicaciones que el juego nos concede, son un implemento que ayuda a entender mejor el funcionamiento de las mazmorras. Todas ellas conservan el diseño original y, de la misma forma que en la primera entrega, se decide en qué orden se entregarán las recompensas según unos desafíos un tanto liosos de calcular en números.
Quizás, uno de los mayores incentivos para recorrer las mazmorras no sea el propio avance, sino una jugosa recompensa que te hará fortalecerte, ya que más allá de ese último momento de tranquilidad, todo permanece en la repetición constante, aunque el aumento de dificultad evita que se vuelva sumamente monótono.
El equipo que encontramos puede parecer difícil de conseguir en el inicio, nos hace pensar que deberemos estar atentos y vender ciertos objetos a los mercaderes para alcanzar cifras económicas lo suficientemente altas como para conseguir ese arma o armadura que tanto nos llama la atención, lo cual no ocurre. Tan solo es necesario seguir avanzando y evitar repetir siempre las fases más sencillas, a partir de ese momento obtener pergaminos o materiales caros será igual de sencillo que los comunes, o incluso aparecerán más habitualmente.
Gráficos y banda sonora
No hay mucho que objetar, ciertamente los gráficos pueden ser mejorados, porque el estilo que mantienen no deja de sentirse anticuado, aun así, siendo una remasterización que trata de permanecer fiel al original, poder ver todo adecuadamente sin perderse y tener una vista más clara es un placer para los jugadores de la edición de Game Cube. Creo que no han quedado para nada mal, pero no puedo evitar sentir que podrían haber llegado un paso más allá.
La música es preciosa, cualquiera que haya escuchado atentamente las canciones, puede sentir ligeros cambios en la mayoría de ellas. Es muy característica y en buena parte tiene un gran mérito en el momento de disfrutar cada escenario. No es raro que acabemos tarareándolas, o incluso que las reconozcamos al cabo de unas pocas repeticiones. Teniendo en cuenta nuevamente que hablamos de un remaster, creo que es genial poder contar con la banda sonora rehecha, algo que no es tan habitual.
Multijugador
Final Fantasy Crystal Chronicles original contaba con un multijugador un tanto complejo, ya que requería que todos los jugadores contaran con una Game Boy Advance para tener la posibilidad de jugar juntos, pero aún así, podían vivir la misma aventura, viajar en legión, recibir cartas de sus familiares y hacer todo como un equipo, sintiendo que vivías la misma historia.
Me es difícil, más aún con un juego al que le dediqué tantas horas en su día, admitir que esta faceta ha sido destruida, algo que no pude saber hasta probarlo en el lanzamiento. Las legiones no existen, el multijugador se ve reducido a una forma no demasiado intuitiva de invitaciones, las cuales solo permiten hacer una misma zona y cada uno a su partida de nuevo.
Los invitados no pueden recibir gotas de mirra, avanzar de ninguna forma, o responder a sus familiares. La única compensación posible de ser un acompañante es el objeto final. Con todo esto quiero decir, que si cuatro personas jugaran juntas, sería necesario repetir cuatro veces la misma zona para avanzar lo mismo que tus acompañantes.
Probablemente no esperaban que esta función fuera tan necesaria, ya que estaba implementada en el original. Ahora siguen siendo necesarias varias Nintendo Switch, con el añadido de requerir también su propio juego. Sin el multijugador local, sin pertenecer a una misma legión, todo se desploma hasta un sistema sin pies ni cabeza, en el cual las recompensas son casi inexistentes y se convierte en algo tedioso y repetitivo. Siempre nos quedará el modo un jugador.
Conclusión
Antes hubiera dicho que Final Fantasy Crystal Chronicles es un buen juego, aún mejor si juegas con amigos. Ahora, con esta Remastered Edition, debo presentarlo como un buen juego, siempre que no estés interesado en el cooperativo.
La remasterización está bien lograda, creo que tanto para quienes buscábamos revivir ciertas memorias, como para los posibles nuevos jugadores, tiene una gran cantidad de contenido, quizás en parte repetitivo, aunque reforzado por el aprendizaje y aumento de dificultad. La historia es más un adorno, ya que lo que buscamos realmente es la experiencia dentro de los niveles a los que nos enfrentamos, los cuales con los añadidos han quedado más agradables de jugar.
Podría admitir un juego muy similar sin añadidos ni recortes; sin embargo, el contenido recortado tiene mucho más peso que el incorporado. Puedo decir que esperaba un poco más, aunque aún me quedan muchas horas de disfrutarlo.