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Cómo los clásicos de Nintendo han invadido mi vida

Cómo los clásicos de Nintendo han invadido mi vida

Esto es una historia personal sobre mi relación con el mundo Nintendo y los clásicos que he admirado toda la vida. Llevo jugando a juegos de Nintendo tanto tiempo que mis manos están torcidas en forma de gamepad, pero nada ha conseguido quitar mi ilusión y alegría de seguir completando niveles en cada juego.

Fue tanta mi devoción, que poco a poco los personajes de Nintendo fueron ocupando mi casa de una forma más física. Hay gran variedad de productos merchandising relacionados con los juegos más legendarios de Nintendo: camisetas, chapas, posters, ediciones especiales, cualquier cosa. En este artículo me gustaría resaltar los posters de videojuegos que considero mis favoritos, los cuales he podido disfrutar cada día.

En primer lugar quiero hablar de Zelda. Los diseños de Zelda son espectaculares, mezclando paisajes silvestres y la figura de nuestro valiente Link, ya sea en silueta o con una pose guerrera. Estas obras ocupan mi hogar desde hace ya algún tiempo.

Super Mario es uno de los clásicos indiscutibles, y para mi es una motivación ver su cara llena de energía, esa que necesita para recorrer sin descanso su mundo arcade. Me anima a levantarme cada mañana y salir al mundo real lleno de desafíos y obstáculos. Es por eso que tengo su cara en la pared en la versión más grande, aunque hay que admitir que a veces me asusta por las noches cuando me levanto para ir al baño. El segundo poster es más animado, lleno de energía y colores, que define mi humor cuando salgo por la noche a tomar algo. ¿Ves qué poder tiene el mundo de Nintendo?

Y para terminar, quiero destacar uno de los posters que me encantan por su estilo. Ahora se podría percibir como cutre y amateur, pero yo lo veo como un recuerdo de aquellos tiempos cuando StarFox “creaba efectos especiales como nunca se había hecho antes”, como explica esta joya de poster. Es casi igual de viejo que yo y me recuerda como pasan los años. Me estoy haciendo viejo. Pero las cosas de calidad siempre tendrán su lugar en el mundo.