Análisis Análisis Switch Nintendo Switch

[Análisis] Frederic: Resurrection of Music

[Análisis] Frederic: Resurrection of Music

Qué falta hacen los juegos musicales y de ritmo. Amenos y divertidos, ayudan a mejorar nuestros reflejos, agudizan nuestro oído y suelen caracterizarse por estar divididos en períodos cortos de juego, siendo fruto de partidas esporádicas y que invitan a rejugar los niveles. Nintendo Switch tiene un poco abandonado este sub-rincón de los videojuegos y pocas veces se ha visto una propuesta tan original y curiosa como Frederic: Resurrection of Music. Sin embargo su arriesgada puesta en escena le resta puntos a un título que se queda cojo a mitad de la carrera. Pero bueno, antes de nada, ¿conocéis al bueno de Frederic?

Frederic: Resurrection of Music

Chopin, Frederic Chopin

Así es. El ilustrado compositor del Romanticismo musical se convierte en el protagonista de esta curiosa aventura. Chopin despierta de su tumba y se encuentra en el tiempo actual, y no consigue saber cuál es su misión y el porqué de su resurrección. Para saber quién es el responsable de toda la situación, Chopin deberá enfrentarse a duelos musicales con artistas contemporáneos mientras transcurre la aventura. Al más puro estilo Guitar Hero, las notas irán pasando encima del piano de Chopin y nosotros deberemos ir pulsándolas, acumulando notas acertadas para aumentar nuestra puntuación y así derrotar a nuestro contrincante. Si bien se puede jugar con los botones, el juego se disfruta mucho más aprovechando la pantalla táctil del modo portátil de la Switch (así nos lo recomiendan los propios creadores del juego). Además, si pulsamos las notas en el momento adecuado (en el medio de la tecla) nos aparecerá un marcador de “Perfecto” y nuestra puntuación aumentará aún más. Si bien es cierto que el juego no exige demasiado al jugador, los últimos niveles son bastante más complicados si los comparamos con el mismo margen de medida que los demás.

Otros contenidos en esta categoría:

La barra superior de la pantalla nos muestra el transcurso de la batalla. La parte verde es nuestro talento al piano, y el juego te pide que necesariamente ocupes más barra que tu contrincante (la barra roja) para continuar la historia. Cuanto mejor estemos tocando, más barra ocupará la parte verde y si por el contrario fallamos muchas notas, la parte roja será la predominante.

Al terminar cada batalla el juego nos muestra un porcentaje de notas acertadas, nuestro mayor combo y una puntuación basada en 3 estrellas. Además, contaremos con 4 modos de dificultad: fácil, normal, difícil y el modo Chopin. Las diferentes dificultades no aumentan la velocidad de las notas o de la pieza tocada, si no que simplemente penalizan más los errores cometidos.

Que se haga la música

El apartado sonoro es excepcional, y tal y como nos recomienda el propio juego, es mucho más disfrutable con unos buenos auriculares. Las piezas sonoras que son el objeto de la batalla en el juego son piezas musicales del propio Chopin, que se mezclan con los ambientes y músicas propias de los contrincantes a los que nos enfrentamos. Y es que, empezando por París, daremos una curiosa vuelta al mundo pasando por lugares como el Caribe, Nueva York o Tokio. Todos los enemigos son los arquetipos y tópicos clásicos, que, lejos de molestar, resultan bastante simpáticos, y hacen que, por ejemplo, una obra de Chopin suene con un aire de western, un toque oriental o incluso un ritmo de hip-hop.

Los diferentes niveles del juego están separados por viñetas semi-animadas de cómic, que nos cuentan la historia principal, y cómo un enemigo derrotado nos lleva a otro. Si bien estas transiciones no están mal, el juego abusa de ellas, llegando a haber casi 1 hora de las mismas. Además, en ocasiones se vuelven tan lentas y bobaliconas que dejan de tener el sentido conductor de la historia y se convierten más bien en un obstáculo a evitar.

Otro problema del juego es su escaso contenido y el abuso de la fórmula. No hay elementos que diferencien los primeros niveles de los últimos más allá de su dificultad a la hora de tocar las piezas. No hay elementos rompedores, simplemente el mismo método de sucesión de notas  en todos lo niveles. Si llevamos una buena racha, podemos activar un superataque que sirve más bien de poco (una animación en el fondo de la pantalla mientras intentamos seguir tocando las notas). Además el superataque está muy mal planeado, ya que para activarlo hay que pulsar R o L incluso jugando con la pantalla táctil, haciéndolo verdaderamente incómodo.

Los niveles son 11 en los que se divide la historia principal, y 3 más clasificados en el modo Arena que se desbloquea al terminar la campaña en modo Normal. Los modos Arena son simplemente nuevos combates contra los mismos contricantes, haciendo que el juego sepa a muy poco.

Se acabó el concierto

En conclusión, estamos ante un título muy creativo y curioso, que si bien coge de forma evidente el formato de Guitar Hero, consigue tener una personalidad única y atrae. Lo que causa rechazo es esa repetición mecánica y poco elaborada, sumada al escaso contenido que ofrece. Aunque no se trata de un sub-tipo de videojuegos con una cantidad apabullante en la eShop , creo que hay alternativas mejores. Sin embargo si sois aficionados de los juegos rítmicos o el enfoque del juego os llama mucho la atención, es una experiencia recomendable.

Podéis adquirir Frederic: Resurrection of Music en la eShop a un precio de 5,99€ /5,39 £/ 5,99$. Necesitaréis 837,81 MB de espacio de almacenamiento.

6.8

[Análisis] Frederic: Resurrection of Music

Puntuación Nintenderos: Buen juego

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Enfoque original y divertido de tratar la música.
  • Desafío interesante en los últimos niveles.
Flojea en:
  • Abusa de cutscenes absurdamente largas.
  • Poco innovador y bastante repetitivo tras pasar las primeras partidas.
  • Contenido que deja con ganas de más innovación y atrevimiento.