[Análisis] Xenoblade Chronicles 2
No queremos exagerar la situación, pero el momento que está viviendo Nintendo es uno de los mejores de su historia. El brillante futuro inmediato que se le presenta con Switch, sumado a la increíble alza que está teniendo la compañía con los teléfonos inteligentes y sus juegos, no están dejando mucho lugar para duda a los accionistas, que se están volcando con la compañía de Kyoto.
Tras un intensísimo 2017, donde Nintendo Switch se ha situado como la plataforma con más y mejores juegos exclusivos, solo nos queda despedir el año con el último gran lanzamiento (al menos completo) creado por Nintendo: Xenoblade Chronicles 2.
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Parece mentira que este año hayan llegado a la consola Zelda, Mario, Splatoon, Rabbids, ARMS, Pokémon… toda la artillería pesada de la compañía a disposición de Switch, y con unos próximos meses un poco difusos con Yoshi, Kirby o Metroid, Monolith Soft ha querido ser la que dé el último toque a unas navidades blancas para la consola.
Ahora bien, Xenoblade X fue el último desarrollo de la compañía, lanzado hace poco más de dos años. ¿Es posible que le haya dado tiempo al estudio, trabajando a destajo, a crear un RPG digno de la saga?
Acompañadnos en este análisis a través del mundo de Alrest para llevar a nuestra amiga Pyra hasta el Elíseo.
Tabla de contenidos:
Un viaje hasta el Elíseo
Como buen RPG, la historia será una parte principal y vital para mantener el interés del jugador. No son títulos ligeros por lo general, así que la jugabilidad densa debe hacerse más fácil de tragar con una trama que nos haga preguntarnos constantemente… ¿y ahora qué?
Va en gustos, por supuesto, pero para mi gusto, Xenoblade Chronicles X dejó bien alto el listón en cuanto a guion, pareciendo más una película de ciencia ficción que un videojuego.
En Xenoblade Chronicles 2 volvemos a una trama similar tanto en temática como en desarrollo a la de Xenoblade Chronicles, con un mundo totalmente fantástico donde los humanos, que vivían en el Elíseo, son desterrados por su violencia al mar de nubes, y tras apiadarse los dioses de ellos, les enviaron a los titanes, gigantescas criaturas sobre las que podían seguir con vida, esperando regresar algún día al Elíseo…
La epicidad bien alta, sí señor. Los problemas comienzan cuando los humanos son conscientes de que los titanes no vivirán eternamente… y se vuelve imperativo luchar por la tierra disponible y, para otros, volver al Elíseo.
Pero esto no es más que la trama general del juego, nuestro protagonista absoluto de la historia será Rex.
Este joven vive sobre un pequeño titán al que cariñosamente llama Abuelo, por su avanza edad claro. Se gana la vida, lejos de su familia, buscando tesoros en el mar de nubes sobre el que flotan los titanes. Esta profesión tiene el nombre de Buceador.
Tras aceptar un encargo de dudosa procedencia, y sin tener muy claro hacia dónde se dirige, Rex es asesinado por la espalda por uno de sus compañeros.
Por suerte, es resucitado por Pyra, una Blade que le salva a cambio de que la escolte hasta el Elíseo. Es en este momento cuando Rex se convierte en Piloto y es capaz de manejar a los Blades como armas, cediéndole su poder y haciéndole más fuerte.
Tendremos un montón de personajes con mucha personalidad durante el desarrollo de la aventura, algunos giros de guion inesperados, así como un camino que en ningún momento se nos ha hecho pesado. Siempre hemos tenido esa sensación de querer descubrir más sobre Alrest, más lugares, más escenas, más personajes… desde luego, este mundo genial que ha creado Monolith Soft en Xenoblade Chronicles 2 es el punto más positivo del juego. Nos han enamorado tanto los personajes, como su personalidad y su papel dentro del juego.
Puede que a unos les guste más la primera entrega, otros optarán por la segunda, y yo mismo adoro la trama de este título de Xenoblade, y lo que queda claro es que esta fábula de ensueño ha quedado a Monolith que ni pintada.
Pequeño gran mundo
Parece mentira que en el primer año de vida de Switch, ya hayamos visto títulos tan potentes como The Legend Of Zelda, Skyrim o Splatoon 2 correr de forma fluida y sin problemas. La saga Xenoblade se ha caracterizado por ofrecer siempre un apartado técnico muy puntero, siendo en Wii un exponente gráfico en la consola gracias a sus gigantescos entornos, y en Wii U la que parecía la punta de lanza de lo que podría llegar a la consola.
Finalmente, no fue así, y no precisamente por falta de potencia, ya que Xenoblade Chronicles X tenía un aspecto gráfico sublime, que sacaba potencia de Wii U de “no sabemos dónde”, y que a día de hoy sigue siendo espectacular ver el gran mundo de Mira y sus gigantescos monstruos moviéndose en libertad.
Aunque hubo algo que ambas entregas tuvieron en común: las animaciones de los personajes, especialmente las faciales, dejaban bastante que desear. Esto se traducía en conversaciones donde los personajes apenas movían la cara ni gesticulaban, y que sacaban completamente de la escena en algunas ocasiones. Lamentablemente, este problema persiste en esta tercera, o segunda, entrega de Xenoblade.
En esta ocasión volvemos a los orígenes. Se retoma por completo el apartado artístico del Xenoblade Chronicles original, potenciando aún más la estática de animación, pareciendo incluso en ocasiones que nos encontramos ante una serie anime. Nos parece un punto muy a favor del juego, y al igual que a Mario le viene que ni pintada la animación 3D de Odyssey, con Rex y Pyra encaja este estilo elegido por el estudio creador.
Pero como ya os adelantábamos, no todo es tan bonito como parece. El juego, honestamente, parece que le falta un buen añito de desarrollo técnico, tiempo más que necesario para pulir todos los defectos gráficos que hemos ido encontrando y que hacen parecer a Switch una máquina menos capaz.
El juego corre a 720p y 30 imágenes por segundo en el Dock para la televisión, con una resolución dinámica inferior en el modo portátil. Nintendo nos recomendó jugar al juego en televisión, y con razón: es el título de Switch que más diferencia gráfica tiene del modo TV a modo portátil. No exageramos, es abismal. La menor resolución en el modo portátil hace que los modelados se vean a veces borrosos, otras poco definidos, mientras que también se ha reducido el número de efectos, distancia de dibujado… y, aun así, seguimos encontrando caídas de framerate muy puntuales. Estas ocurren tanto en modo portátil como sobremesa, aunque es más que evidente que la calidad mejora enormemente al jugar al juego en el televisor. Es lo que más nos ha sorprendido de Xenoblade Chronicles 2: parece una consola totalmente distinta jugando al juego en TV y en modo portátil.
Lo peor de todo esto es que, en ocasiones, se lastra la experiencia por tirones al mover la cámara, el popping en la lejanía, algunos elementos grandes con un framerate menor que destacan demasiado… Salvamos que los efectos que tiene el juego están muy bien logrados, como el brillante motor de iluminación o la representación del fuego y las batallas.
Alrest es un mundo inmenso, lleno de criaturas de lo más variopintas y con los lugares más insospechados. Los titanes representan esos paisajes, dejando volar la imaginación de los desarrolladores y representando todo tipo de entornos fantásticos. Como ya hemos dicho anteriormente, nos encanta la selección artística elegida para el juego, incluida la de los entornos y personajes.
Rex y Pyra forman un dúo adorable, con un carisma enorme y una personalidad muy marcada. Aunque esto se podría extrapolar al resto de personajes jugables. Queremos destacar la presencia del personaje de Tora, que como en otros juegos de la saga, los Nopon siguen siendo la marca de identidad más preciada de Xenoblade.
Nos encontramos en este punto entre dos mundos: las formas humanas y los Blade, con aspecto más fantasioso y que no se rigen por un estereotipo ya creado. Aquí nos podremos encontrar de todo, y es parte de la gracia del juego.
Aunque donde de verdad despunta Xenoblade Chronicles 2, es en el apartado sonoro. Con Yasunori Mitsuda a la cabeza, que trabajó con juegos como Xenoblade Chronicles o Kid Icarus: Uprising, nos deja una banda sonora para recordar. Las melodías, de carácter mucho más melancólico que la primera y segunda entrega, son cuidadas composiciones donde el piano es el instrumento principal, lo que nos recuerda a la excepcional banda sonora de Zelda: Breath Of The Wild.
Creemos que la selección de canciones (salvo alguna repetitiva excepción), ha puesto el listón un poco más alto en la saga Xenoblade, y nos deja muy buen sabor de boca después del mal trago que ha supuesto la optimización técnica.
Por otro lado, el timbre de las voces en inglés encaja bien con los personajes, pero su actuación deja bastante que desear, dejando en muchas ocasiones, situaciones poco creíbles o voces que no van acorde al movimiento labial.
El fuego de Pyra
En un mundo donde los juegos de acción se rigen por combates por turnos o directos, Xenoblade se hizo un hueco con un sistema de batallas que mezclaba cosas de ambos.
Para ello, se hizo que nuestro personaje atacara automáticamente, pero el jugador tenía la posibilidad de elegir cuándo usar ciertas habilidades, llamadas artes.
Podríamos definir el sistema de batallas de Xenoblade Chronicles 2 como una evolución directa de sus predecesores, aprendiendo de los pequeños fallos y aumentando la complejidad para hacerlo, a la vez, más entretenido.
Ahora no solo interectuaremos mediante las artes: podremos cambiar entre Blades en mitad de la batalla y así modificar el tipo y armas de ataque, así como los ataques especiales. Esto hará que también cambien las artes que se pueden utilizar, multiplicando por tres las posibilidades que teníamos en juegos anteriores. Además, el tipo de Blade, defensa, ataque o curación, hará que nuestro personaje tome una clase u otra, poniéndolo en una posición u otra en las batallas.
Por último, pero no menos importante, tenemos ataques especiales en cadena, que se recargarán a medida que ejecutemos artes. Estos ataques aportan el toque estratégico al juego, decidiendo si cambiamos de Blade, usamos o esperamos para realizar un arte o nos lanzamos a uno u otro ataque especial.
Nos ha encantado esta nueva forma de combate, más dinámica, más compleja y más divertida. Nos da opción de elegir estratégicamente, y a pensar rápido mientras el combate se desarrolla como si de un baile se tratara.
La parte mala de todo esto es que costará llegar a dominarlo correctamente. Los tutoriales en el juego son escasos, algunos incluso hay que adquirirlos, y a veces nos veremos perdidos en medio de un inmenso mundo, en el que podremos hacer muchas cosas, pero quizá no la correcta. Tememos que esto puede echar para atrás a muchos jugadores, pero esperamos que otros muchos logren superar esta barrera y ver todas las posibilidades que ofrece Xenoblade Chronicles 2.
Es difícil contabilizar cuánto puede durar una aventura como esta. La enorme cantidad de misiones secundarias hace complicado deciros una duración exacta de la aventura, pero a un ritmo normal, supera las 60 horas con facilidad. La clave está en enfrascarte en todo lo que ofrece el juego, en misiones secundarias que hacen que nos perdamos por montañas durante horas, o que nos hagan buscar un objeto perdido de la mano de Dios. El jugador obtiene su recompensa y en la mayoría de los casos supone una motivación para el jugador a seguir jugando, y su variedad hace que no nos cansemos fácilmente.
Todo este contenido que ofrece el juego es un arma de doble filo: o te encanta y te quedas enganchado a él, o desistes al perderte entre tanta metodología compleja típica de un clásico juego RPG.
Feliz 2017, Switch
Xenoblade Chronicles 2 es el broche de oro a un 2017 de excepción para Nintendo Switch. Tenemos luces y sombras, pero finalmente las cosas buenas superan y mucho a las malas.
Nada que un buen parche de optimización pueda mejorar: el apartado gráfico lastra en ocasiones la experiencia de juego debido a caídas de framerate y otros errores, y creemos que el juego podría verse mucho mejor en modo portátil. También le hace falta un buen repaso a las animaciones y a la sincronización labial de los personajes, así como su doblaje al inglés, en algunas situaciones poco inspirado.
Pero no os quedéis ahí porque tras una optimización técnica no tan buena, se esconde un juego con una historia singular y con un sistema de combate complejo, divertido y adictivo.
El enorme mundo de Alrest está lleno de cosas por hacer y descubrir, y sus encantadores personajes nos han ido ganando poco a poco, hasta hacer que los amemos como ya quisimos, por ejemplo, a Shulk.
La pelota está en el tejado de Monolith Soft y aunque el funcionamiento del juego es correcto, esperamos que su rendimiento mejore en futuras actualizaciones.
Mientras tanto si os gustan las aventuras RPG, tenéis paciencia y tiempo para aprender, os recomendamos que viváis junto a Rex y Pira esta extraordinaria aventura en Switch.