¿Se enfrentará la próxima entrega de The Legend of Zelda a una nueva controversia como hace 22 años?

Seguro que la mayoría de vosotros habréis hecho ya los deberes, no como yo, y habréis explorado cada rincón de The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom. O quizás estéis terminando de desentrañar todos sus secretos, como la ubicación de todas las botellas de hadas que se pueden conseguir en su extenso mapa. Si ya os sabéis el juego de arriba a abajo, quizás os interese más conocer algunos detalles del desarrollo compartidos por Nintendo recientemente. El caso es que hoy vamos a soñar un poco con el futuro de la saga, y más concretamente con la elección del próximo estilo artístico que impregnará su próxima aventura.

La saga The Legend of Zelda podría enfrentarse a una polémica similar a la que vivió durante la etapa de Nintendo GameCube con el lanzamiento de un nuevo título en la próxima Switch 2. Si bien el anuncio de un Zelda en esta consola generará enorme entusiasmo entre los fans, la llegada de un hardware más potente conlleva diversas expectativas. Mientras algunos aficionados estarán emocionados por las posibilidades jugables, otros pondrán su atención en el aprovechamiento de las capacidades gráficas de la consola.

El precedente de The Legend of Zelda: The Wind Waker

En 2003, The Wind Waker sorprendió a la comunidad al optar por un estilo visual caricaturesco y cel-shaded. Esto fue un contraste total con lo prometido en la demo técnica de SpaceWorld 2000, donde se mostró una escena con Link y Ganondorf en un duelo intenso y de tono maduro, utilizando un estilo más realista. Muchos fans esperaban que este enfoque épico y serio se trasladara al siguiente gran juego de Zelda.

Sin embargo, The Wind Waker ofreció una estética ligera que chocó con las expectativas. Esto generó una fuerte división en la base de fans, con muchos considerando el cambio un retroceso gráfico que limitaba el potencial de la saga en un momento en que la GameCube intentaba competir con otras consolas. Como respuesta a estas críticas, Nintendo desarrolló Twilight Princess, que adoptó un tono más oscuro y realista, cumpliendo las demandas de los fans. Su éxito fue rotundo, convirtiéndose en el juego de Zelda más vendido en ese momento y demostrando cómo un cambio en la dirección artística puede impactar la percepción del público. Ojo, eso no quita que con el tiempo los jugadores terminasen reconociendo el tremendo juegazo que fue The Wind Waker.

La Switch 2 y las expectativas gráficas

Con la llegada de Switch 2, las comparaciones gráficas con consolas como PlayStation y Xbox volverán a ser un tema recurrente. Muchos esperan que el próximo Zelda no solo mantenga su innovación jugable, sino que también aproveche el nuevo hardware para presentar gráficos impresionantes, demostrando que Nintendo puede competir en ese aspecto. Un enfoque más realista podría ayudar a destacar el potencial de la Switch 2, especialmente frente a una generación donde los gráficos realistas son un estándar en los títulos exclusivos de la competencia.

Ejemplos previos como Skyward Sword en Wii o Breath of the Wild en Switch muestran cómo Zelda suele ser utilizado para demostrar las capacidades técnicas de las consolas de Nintendo. Por ello, un título gráficamente ambicioso podría ser clave para posicionar a Switch 2 en el mercado.

¿Debe Zelda perseguir el realismo como estilo artístico?

A pesar de las expectativas, Nintendo ha priorizado históricamente el diseño artístico y la jugabilidad por encima del realismo gráfico. La estética de The Wind Waker, aunque controvertida, complementa perfectamente su narrativa optimista y su temática de aventura infantil. Por otro lado, títulos como Ocarina of Time son recordados no por su apartado visual, que también, sino por revolucionar la jugabilidad con su transición al 3D. De manera similar, Breath of the Wild destacó por romper con las fórmulas tradicionales de la saga, creando un mundo abierto que redefinió los juegos de aventuras.

El énfasis en el realismo podría poner en riesgo lo que hace que los juegos de Zelda sean tan especiales: su capacidad para ofrecer experiencias únicas centradas en la jugabilidad y la narrativa. Aunque un enfoque más realista podría atraer a ciertos fans, la esencia de la saga siempre ha sido desafiar las expectativas con innovaciones jugables, y no necesariamente con gráficos avanzados.

Más allá de los Zelda en 3D

La dinámica de probar diferentes estilos visuales y artísticos que se adaptan a la ambientación y narrativa de cada entrega es algo que no hemos visto únicamente en las iteraciones de sobremesa de la saga. En A Link Between Worlds, por ejemplo, se le dio un lavado de cara visual a los juegos en 2D de la franquicia para explotar al máximo las bondades jugables de esta entrega, y es un juego que todavía luce espectacular incluso a día de hoy. Si algo ha demostrado Nintendo con sus decisiones a nivel artístico es que no solamente es viable prescindir de unos gráficos a la última, sino que puede llegar a ser un factor determinante a la hora de encajar todas las piezas y lograr un carisma único para cada entrega, consiguiendo que cada juego se sienta fresco al mismo tiempo que mantiene la esencia de la saga.

No nos queda otra que sentarnos y esperar a ser sorprendidos por Nintendo… una vez más

Con la Switch 2 en el horizonte, Nintendo enfrenta el reto de equilibrar las demandas gráficas con su filosofía de diseño. Si bien un acabado artístico más realista podría funcionar y ser ampliamente alabado por un sector de los usuarios, no debería comprometer la creatividad e innovación que han definido a Zelda como una de las sagas más queridas en la historia de los videojuegos.

Os dejo por aquí también un debate que aborda otro aspecto diferente al artístico en lo que se refiere a las posibilidades que rodean a la próxima entrega de The Legend of Zelda: este artículo que compartió Noemí hace unas semanas.

Se abre la veda: ¿os apetece un Zelda más realista? ¿O preferís que nos sorprendan con algo más del estilo de The Wind Waker? Os leemos en los comentarios.

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