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La gran diferencia del Link de Zelda: Breath of the Wild con respecto a sus otras encarnaciones

Dragon Quest

Como sabéis, Zelda: Breath of the Wild fue un título que rompió con muchas de las convenciones de la franquicia: las armas que se rompían, la ausencia de mazmorras, e incluso la propia apariencia de Link, todo eso junto a un mundo abierto completamente explorable, lo convirtieron en un título excepcional. No obstante, muchos fans han incidido en otra gran diferencia que posee nuestro protagonista con respecto al resto de héroes que se han ido reencarnando como el espíritu del héroe a lo largo de las entregas de la franquicia.

En concreto, el Link de Breath of the Wild sería el primero en no cumplir estrictamente con el arquetipo del viaje del héroe. Y es que hasta el momento, la mayoría de títulos de la franquicia empezaban con Link viviendo en paz con los suyos, hasta que un acontecimiento inesperado nos forzaba a iniciar un viaje para salvar al mundo del mal: el secuestro de su hermana o de su amiga de la infancia, el asesinato de su tío, un naufragio, una profecía… Todos eran viajes predestinados que señalaban que a Link le esperaba un destino grandioso en el que erradicaría al mal.

No obstante, el Link que nos presenta el título que nos ocupa, al inicio de nuestra historia no es más que un mero soldado. Un peón más bajo el ejército del Reino de Hyrule, que por suerte tiene el poder de blandir la Espada Maestra, lo que lo vuelve un guardaespaldas que, cuando llega el Cataclismo, acaba siendo gravemente herido, haciendo que el mal venza durante muchos años. Mientras que la historia del resto de encarnaciones de Link es la de detener a un mal que amenaza Hyrule empezando desde cero, la del Link de Breath of the Wild es la de intentar levantarse después de perderlo todo, y enmendar una derrota sobre un mal que ya ha vencido.

¿Qué os parece a vosotros este punto de vista? ¿Cuál es vuestro Link favorito? ¡No dudéis en dejarlo en los comentarios!

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