[Análisis] Sonic Superstars es una evolución para el erizo más clásico
¡Una aventura clásica con sabor a nuevo!
Este mes está lleno de grandes lanzamientos, y uno de los más esperados es Sonic Superstars, el nuevo juego del erizo. Siendo el primer juego de Sonic clásico llevado a un apartado visual tridimensional con multijugador para hasta cuatro jugadores, las expectativas estaban por las nubes. Por eso, aquí os traemos nuestro análisis de lo que supone el nuevo juego de Arzest (Hey! Pikmin) con la franquicia del erizo más rápido del mundo. ¿Qué nos ha parecido el juego? Descúbrelo a continuación.
Tabla de contenidos:
Una vuelta a los orígenes con sabor a nuevo
Sonic Superstars basa su premisa en ser una nueva entrega del Sonic más clásico. De esa forma, moderniza la fórmula con un nuevo apartado gráfico, un multijugador local de hasta cuatro jugadores y los mundos de siempre, divididos en actos, cada cual con su propio jefe. De esa forma, estamos ante un título vertiginoso, con bastante variedad de situaciones y que respeta las bases de los juegos originales del erizo.
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Sin entrar en destripes con respecto a la historia, lo cierto es que la narrativa del juego nos ha parecido bastante simple, estando limitada a pequeñas animaciones antes o después de los actos y contándonos la clásica lucha de Sonic y sus amigos contra el malvado Dr. Eggman. En este sentido, no hay demasiada novedad. Salvo, tal vez, la inclusión de dos personajes (uno clásico rescatado del pasado y otro completamente nuevo).
En cuando a su apartado jugable, Arzest ha creado un juego con niveles más que aceptables, así como con otros que causarán algo de polémica al no ser del gusto de todos los paladares. El título cuenta con una gran variedad de jefes, así como con picos de dificultad bastante pronunciados que se solventan con los poderes que otorgan las Chaos Emerald, completamente opcionales en la aventura.
Más de lo que se ve a simple vista
Además de los múltiples caminos a los que los niveles de Sonic nos tiene acostumbrados, la mayoría de actos del juego esconden tres elementos a los que nos convendrá echar un ojo: medallas que canjear por cosméticos en el modo Batalla, peras que desbloquearán un tercer acto adicional y anillos gigantes que nos darán acceso a un minijuego en el que podremos conseguir una Chaos Emerald.
En Sonic Superstars, conseguir las Chaos Emerald es algo completamente opcional, y, por tanto, fácil de dejar pasar. No obstante, hacernos con ellas nos dará grandes ventajas en el juego, ya que cada una desbloquea un poder distinto. Ejemplos de esto son los poderes Avatar (invoca clones para que ataquen a los enemigos), Bala (sal disparado por el aire en cualquier dirección), Visión (revela objetos ocultos) o Lentitud (ralentiza el tiempo a tu alrededor). En total tendremos siete distintos a conseguir, con el último variando en dependencia del personaje que hayamos elegido.
Porque sí, una de las grandes novedades de Sonic Superstars es la capacidad de jugar con distintos personajes del universo de Sonic, como Tails, Knuckles, Amy o el mismo erizo. Cada uno tiene algunas diferencias jugables, y habrá fases especiales en algunos mundos que tengamos que completar con un personaje en concreto. Ahora, si bien experimentar con todos es muy divertido, lo cierto es que el modo multijugador puede volverse tremendamente caótico.
Los juegos de Sonic the Hedgehog se caracterizan por ser títulos de plataformas muy frenéticos, donde avanzamos por la pantalla a gran velocidad. Por ese motivo, trasladar esa fórmula a un juego multijugador es algo tremendamente difícil. En consecuencia, el modo multijugador para hasta cuatro personas en modo local que trae el juego no nos ha acabado de convencer tanto a la hora de jugar los niveles del modo historia.
El modo Batalla, diversión con amigos
Además del modo historia, Sonic Superstars presenta otras formas de divertirnos, como un post-game bastante interesante, un modo contrarreloj para luchar contra los distintos jefes o un modo Batalla que se siente completo. Aquí, lucharemos contra otros jugadores tanto en modo local (máximo cuatro jugadores) como en línea (máximo ocho jugadores) para hacernos con la victoria en cuatro distintos modos de juego.
Los modos de juego disponibles se componen básicamente de un modo carrera (gana quien llegue antes a la meta), un modo en el que luchamos dando descargas eléctricas a los rivales, otro de recolectar estrellas dentro de un tiempo límite y otro de ser el último que quede en pie esquivando obstáculos sin caernos de una plataforma. Como os podréis imaginar, no resulta demasiado original, ¡pero no por ello es menos divertido!
En el modo Batalla no manejaremos a los personajes principales. En su lugar, controlaremos a un avatar que podremos personalizar en la tienda del juego con toda clase de cosméticos. Nuestro avatar tendrá aspecto robótico, y podremos comprarle toda clase de accesorios para que se vuelva algo realmente único.
Brillas, ¿pero reluces?
Si por algo se caracteriza Sonic Superstars es por ser el primer juego clásico del erizo en presentar un apartado artístico actualizado a las tres dimensiones. Lo cierto es que el juego se ve bastante bien, aunque tampoco destaca demasiado, ni resulta especialmente original. Los diseños de los escenarios y de los jefes son los clásicos que solemos encontrar en los juegos de Sonic, sin resultar demasiado sorprendentes, pero cumpliendo su función.
El regreso de Naoto Ōshima como diseñador de personajes nos ha parecido todo un acierto, con la vuelta al foco de Fang the Sniper y el debut de Trip the Sungazer como dos novedades que harán las delicias de los fans, siendo a su vez dos de los mayores puntos fuertes del juego. El título, además, cuenta con alguna que otra cinemática animada que da un buen sabor al conjunto.
Lo que sí que hemos echado en falta en el juego es alguna clase de doblaje, o al menos diálogos entre los personajes. La historia del título se cuenta de forma bastante simple mediante pequeñas animaciones, prescindiendo totalmente de diálogos. Esto se junta a que los personajes tampoco tengan ninguna clase de voz, lo que hace que pierdan algo de carisma y el conjunto quede empañado. Entiendo perfectamente que estamos jugando con el Sonic clásico, pero ya que el equipo de Arzest ha aprovechado para evolucionar el apartado visual de los juegos, hacer lo propio con el apartado sonoro no hubiera estado mal.
Lejos de eso, podemos afirmar que completar el título hasta llegar a los créditos nos ha llevado unas 5 horas, cifra que puede duplicarse o incluso triplicarse si optamos por conseguir todos los coleccionables y disfrutamos del resto de modos que ofrece el título, dando lugar a una duración bastante aceptable.
Conclusión
Sonic Superstars es un título valiente que respeta la fórmula de los juegos clásicos, pero la evoluciona con nuevos gráficos, multijugador local para hasta cuatro jugadores y otros elementos nuevos que nos han gustado. Por supuesto, el juego también tiene sus fallos, pero creemos que los fans del Sonic clásico se lo pasarán en grande con él.
Si lo que buscáis es una historia apasionante o un multijugador que enganche, puede que este no sea vuestro juego. No obstante, si sois fans de la serie y lo que queréis es una nueva dosis de niveles emocionantes, jefes desafiantes y la misma diversión de siempre que destilan Sonic y compañía, ya estáis tardando en darle una oportunidad a este juego. Diversión para toda la familia, una vez más. A nosotros nos parece más que suficiente.
Dicho todo esto, si queréis una experiencia algo más completa, SEGA ofrece el juego en una Edición Deluxe. Esta trae trajes de LEGO para los personajes, el aspecto original de Rabbit de Sonic y un libro de arte y banda sonora digitales bastante completas. Si sois fans de Sonic, os lo recomendamos.
Sonic Superstars llega a Nintendo Switch este próximo 17 de octubre tanto en formato físico como en digital a través de la eShop, ¡no os lo perdáis!
Hemos realizado este análisis gracias a una copia del juego para PlayStation 5 suministrada por SEGA, habiendo probado posteriormente la versión de Nintendo Switch para llegar a una conclusión final.