Conoce esta maravillosa y desgarradora historia de Animal Crossing y los videojuegos en general

Tattletav había creado una hermosa ciudad en Animal Crossing: Wild World y estaba ansiosa por mostrar su arduo trabajo. Se metió en un foro para ver si alguien quería visitarlo, encontró un par de personas que estaban interesadas e intercambiaron códigos de amigos para hacer un recorrido virtual. Desafortunadamente para Tattletav, los jugadores que ella invitó terminaron destrozando por completo su ciudad.

Tattletav quedó devastada por lo que sucedió y regresó al foro para que la gente supiera que se mantuviera alejada del par de jugadores con los que se había encontrado. Fue entonces cuando le presentaron a Kathline, otra jugadora aleatoria que dijo que estaría más que feliz de viajar a la ciudad de Tattletav y ayudar a poner las cosas en orden con otros amigos suyos. A pesar de que otros extraños acababan de traicionarla, Tattletav sintió que Kathline era alguien en quien podía confiar, por lo que ambas intercambiaron códigos de amigos y le ayudaron a reconstruir su ciudad.

Esto inició una amistad increíble entre Tattletav y Kathline, la mayor parte de la cual fue fomentada a través de Animal Crossing: Wild World. La pareja de jugadoras jugó online durante más de un año, disfrutando de las ciudades y la compañía mutua. Todo parecía ser absolutamente perfecto, hasta un fatídico día en el que Kathline no apareció en el juego.

Tattletav no tenía idea de dónde estaba Kathline, ya que no aparecía en Wild World ni respondía en el foro. Esto llevó a Tattletav a dejar abiertas las puertas de Wild World durante 8 días, con la esperanza de que Kathline apareciera. El octavo día, Tattletav escuchó el ruido familiar de alguien que llegaba a sus puertas. Desafortunadamente, era alguien que traía una noticia muy triste.

En lugar de Kathline, era su hija la que actuaba con el avatar de Kathline. La hija de Kathline le hizo saber a Tattletav que, lamentablemente, su madre había fallecido. Antes de su fallecimiento, Kathline le dio instrucciones a su hija sobre cómo jugar Animal Crossing: Wild World y visitar Tattletav para darle la noticia. Incluso en sus momentos finales, Kathline no quería que Tattletav pensara que simplemente la abandonaría.

Es una historia desgarradora, pero también muestra el poder de los videojuegos para fomentar amistades y conexiones. Muchos todavía piensan que los videojuegos son una pérdida de tiempo, además de una actividad para ermitaños y solitarios. Obviamente sabemos que no podrían estar más lejos de la verdad, e historias como esta ayudan a otros a darse cuenta de ello.

También podéis escuchar la historia de la fan en este vídeo: