La locura de las cartas Pokémon y sus elevados precios
Ni explicación ni lógica
Hace mucho que el precio de las cartas de Pokémon sobrepasó los límites de la cordura. Aunque su popularidad parece haberse establecido, hace algunas semanas os contábamos historias como la protagonizada por Logan Paul. El conocido influencer norteamericano, que alcanzó la notoriedad con Vine antes de expandirse a otros medios como YouTube, protagonizó una de las luchas mejor valoradas de WrestleMania 38. Y, como vieron los fanáticos de los monstruos de bolsillo, el norteamericano llevó en su cuello una carta de Pikachu Illustrator.
Aunque esta no es la noticia, dado que ya había hecho lo mismo al enfrentarse a Floyd Mayweather (aunque en aquella ocasión entró al ring con una carta de Charizard), lo llamativo fue el precio de la carta del Pokémon por excelencia. Así, según se reveló más tarde, Paul pagó más de 5 millones de dólares por adquirirla. Esto, en otras palabras, rompió todos los récords y colocó al ítem como la carta más cara de la historia. Sin embargo, la fiebre y el aumento de precio de estos objetos tiene su origen mucho antes de las locuras de Logan Paul.
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La poca cordura que rodea a los productos de Pokémon
Desde hace tiempo, Pokémon es la franquicia más exitosa de todos los tiempos. La longevidad del anime, las ventas de cada título que lanza al mercado y fenómenos como Pokémon GO convirtieron a la licencia de monstruos de bolsillo en la marca más rentable de la historia. Y, a la vez que se conoció este dato, el interés en todos los productos relacionados con Pokémon comenzó a crecer sin parangón.
De esta forma, lo que antaño tenía precios lógicos sufrió, de golpe y porrazo, un aumento considerable de su valor. Así, el merchandising se volvió más difícil de conseguir, los títulos antiguos comenzaron a sufrir especulación y las cartas, lo que hoy nos atañe, vieron como un coleccionismo mucho más agresivo daba sus primeros pasos. De un momento a otro, todo lo que estuviera en la órbita de Pokémon o tuviera que ver con la marca se convirtió en lo más preciado del mundo.
Esta situación, como sabréis a estas alturas, nos llevó a vivir historias de lo más rocambolescas. A principios de marzo, por nombrar un ejemplo, vivimos la detención de un hombre que compró una carta de Charizard por 57.000 dólares. Tal y como os contamos, un hombre de Georgia, Estados Unidos, gastó parte de una ayuda económica en adquirir este ítem. Como consecuencia, las autoridades le condenaron a tres años de prisión y otros tres de libertad vigilada. Sin embargo, no es el único caso de estafa relacionado con una carta de Pokémon.
A principios de 2021, Garigari-Kun, una compañía de helados japonesa, celebró un concurso en el que el ganador se llevaría una carta especial de Zarude. El único requisito era entregar los palos de los helados con una cierta inscripción, situación que, incluso, provocó que estos palos se subastaran por casi 500 dólares. Pero, por increíble que parezca, esta historia aún tiene un giro inesperado. Para hacerse con el premio, un usuario optó por falsificar estas inscripciones y adherirlas a los palos. Como era de esperar, se dieron cuenta de la falsificación y terminó siendo arrestado.
Las causas del aumento de precio de las cartas de Pokémon
Las historias que os hemos relatado son solo dos ejemplos de los muchos que podríamos citar. Sin embargo, aún no hemos ahondado en qué justifica este aumento de precio de las cartas de Pokémon. Por un lado, está la creciente popularidad de la marca. Cuanto más guste a la gente, más interesados habrá en adquirir sus productos. Por otro, la calidad y la exclusividad de algunos de los ítems. Y, por último, se encuentra el factor nostalgia y la relación directa con miembros importantes de la marca.
Sarah Natochenny es una auténtica celebridad dentro del universo Pokémon. La actriz de doblaje se encarga de dar voz a Ash Ketchum, protagonista del anime. Por ello, un usuario le confió la posibilidad de poder firmar una carta de Charizard valorada en 20.000 dólares. Y, tras estampar su sello en ella, el artículo se subastó e incrementó su precio más de un 50%, llegando a alcanzar un valor de 31.000 dólares. Y esto, igual que las historias del apartado anterior, es solo un ejemplo de la fiebre que existe por un producto que no para de incrementar su valor.