Elden Ring muestra el camino a la secuela de Zelda: Breath of the Wild
Gracia perdida descubierta
La secuela de Breath Of The Wild es uno de los juegos más esperados, me atrevería a decir, de toda la historia de Nintendo. No es para menos, su predecesor es uno de los juegos mejor valorados por la crítica y por el público, además de ser revolucionario e influyente en el modo de enfocar una aventura de mundo abierto.
Esta influencia ha llegado, hasta el día de hoy, en uno de los juegos que también está haciendo las delicias de todos sus jugadores, Elden Ring, la última entrega de Fromsoftware, creadores de la también influyente saga Dark Souls. La pregunta que, tras haber jugado unas cuantas horas a este último título, me viene a la mente es: ¿Puede ser la secuela de Breath Of The Wild tan bueno como Elden Ring? Pero, irremediablemente, otra voz en mi cabeza le responde: ¿Debería la secuela de Breath Of The Wild fijarse en ser «tan buena como Elden Ring»?
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La relación entre las sagas
«La comparación entre Zelda y Dark Souls es indigna, pertenecen diferentes conceptos de diseño de juego […] las similitudes proceden del hecho de que The Legend Of Zelda fue un prototipo de cómo se tenía que hacer un juego de acción en 3d». Eso decía Miyazaki, responsable directo de FromSoftware, en una entrevista en la que por entonces Breath Of The Wild era prácticamente un estreno. Miyazaki admitió las diferencias plausibles entre sus juegos, pero afirmó que era evidente que era una referencia general. En 2022, tras 6 años de su último souls, Dark Souls 3 en 2016, parece que la aventura de Link le influyó esta vez de manera muy concreta. Y aún así, creo que el director de Fromsoftware mantendría hoy sus palabras.
Y es por eso que no he entrecomillado a la ligera ese «tan bueno como Elden Ring» justo antes. Muchas veces utilizamos las mismas palabras para definir que algo es bueno, que nos gusta, que es delicioso… y no, no es comparable comerse una hamburguesa con queso con escuchar la quinta sinfonía de Beethoven, pero de ambos podríamos decir «ta’ bueno». Ambas sagas son admirables, y es normal que Elden Ring se haya influido de Breath Of The Wild, si quería hacer un buen juego de mundo abierto, al igual que, aunque quizás en menos medida, Breath Of The Wild también se haya inspirado en Dark Souls, como en su sistema de stamina por ejemplo.
Pero si que existe una diferencia fundamental, algo que, más allá de diseño del gameplay, separa a ambas sagas: su sentido dentro de la industria del videojuego, es decir ¿qué supone para la historia del videojuego Elden Ring o Breath Of The Wild?
Filosofía de videojuego
Una de las definiciones de genialidad más famosas en el mundillo de la estética (en la filosofía) es la de Inmanuel Kant. Recordando de memoria decía algo así:
El arte pasa por periodos establecidos en los que una escuela o movimiento marca lo que es correcto. El verdadero genio artístico es el que es capaz de revolucionar y provocar el cambio, saliéndose temerariamente de la norma y, en definitiva, creando escuela, definiendo unas nuevas reglas de lo bello y de lo feo.
Suscribiendo las palabras del filósofo, y haciendo una analogía al mundo de los videojuegos, podríamos decir que Elden Ring, siendo quizás uno de los mayores exponentes de los géneros que maneja, no es obra de un genio artístico tal y como es definido aquí. Ese lugar queda reservado para Zelda Breath Of The Wild. Y solo por eso, aunque no sea garantía de nada, tengo la convicción de que la secuela de Breath Of The Wild tiene que volver a repetir la misma jugada, es decir, volver a ser revolucionario.
Ser el mejor o ser único
El camino de la secuela de BOTW no es la dificultad endiablada, el realismo gráfico, el tono tenebroso y épico o el componente rpg más puro, esas son las raíces de Fromsoftware. Las ha aplicado desde siempre y, esta vez, sumando un mundo que, con sus más y sus menos, sigue un esquema similar al de Breath Of The Wild. Si él último título de la saga de Zelda fue lo que fue, y ha inspirado a este y tantos otros juegos ahora y en el futuro, no lo fue por adoptar fórmulas similares a los juegos de alrededor o pegarse a aquello que roza la excelencia. Todo lo contrario, la saga de Zelda ha encontrado siempre su propia fórmula y camino. Y con Breath Of The Wild explotó en ese sentido.
Elden Ring muestra el camino a la secuela de Breath Of The Wild, pero no por lo que hace, sino por lo que deja de hacer. Elden Ring es abrumador, escalofriante, retante… en definitiva, un juegazo excelente, seguramente el máximo exponente de una determinada escuela de desarrollo, que además se nutre de los mejores de su tiempo. Pero la secuela de Breath Of The Wild no debería recordarnos que Elden Ring hizo algo parecido. Suena muy ambicioso, pero es lo que creo profundamente. Lo que se ha mostrado hasta ahora en los diversos avances puede invitar a pensar en ello, además que tiene líneas de mecánicas completamente distintas que explotar: los puzzles, la exploración…
Es una exigencia absurdamente abusiva, casi utópica, no podemos augurar que algo vaya a ser revolucionario puesto que es casi contra intuitivo. Pero así lo siento, la secuela de Breath Of The Wild no puede ser simplemente excelente, tiene que ser revolucionaria. Tiene la exigencia, a mi parecer, no de ser el mejor, sino de ser la referencia de una nueva mirada al género de las aventuras de mundo abierto.
Y vosotros ¿qué pensáis de todo este asunto? ¿creéis que la secuela de Breath Of The Wild tendrá algo fuera de lo esperable? ¡Hacédnoslo saber en los comentarios!