[Análisis] Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise para Nintendo Switch
Deadly Premonition está de regreso. El que probó la anterior entrega probablemente no se quedará indiferente al saber que una secuela llega a Nintendo Switch, tanto por la plataforma escogida como por el “por qué” de esta segunda parte.
Deadly Premonition fue un juego que llegó para romper esquemas, uno de esos que han hecho que las opiniones sean opiniones, dispares, volubles, y que el espectro de valoración se amplíe desde un fiasco hasta una obra maestra. En cualquier caso, pocos juegos en toda la historia han conseguido esto, y quizá por ello tenemos hoy Deadly Premonition 2 en Nintendo Switch. ¿Habíais apostado fuerte por este lanzamiento de la consola? ¡Os contamos qué nos ha parecido!
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Algo ocurre en La Carré
No podemos tomarnos Deadly Premonition muy en serio. Hay pocos juegos que involucren un mundo abierto con el terror, pero menos aun que lo mezclen con el humor negro. Esto es lo que vamos a encontrarnos en este vídeojuego, una historia loca como pocas que lleva a Francis York Morgan a la ciudad de La Carré, en el año 2005. York es agente del FBI, y se le ha asignado estudiar el asesinato de una chica, descuartizada y congelada como si fuera una estatua.
Hasta aquí podría ser todo normal, o también podría tratarse de un episodio genérico de CSI, la clave está en las formas y metodología poco ortodoxas que utiliza York, entre las que se encuentran llevar a una niña pequeña de un lado para otro, usar una pistola con balas de goma, o fumar como si se fuera a acabar el mundo.
Además de esto, la parte esotérica y paranormal la pone el propio York y una forma particular que tiene de resolver los casos, utilizando una visión metafísica que le conduce a través de un lugar llamado “El Otro Mundo”, lleno de monstruos que intentan acabar con él.
Así, este juego mezcla un mundo paranormal con el real, las locuras propias de un agente del FBI que poco tiene que ver con alguien profesional, y todo envuelto en una historia más grande que ocurre en el año 2019, contándose la mayor parte del juego en el pasado.
En su momento, Deadly Premonition se convirtió en un juego de culto por su historia, ya que su sistema de juego era deficiente y aburrido. Han pasado 10 años desde el lanzamiento del juego original, los juegos se han convertido en herramientas narrativas diferentes e innovadoras, y aunque Deadly Premonition 2 puede presumir de una trama interesante que llega a enganchar, la lentísima forma en la que se cuenta y la comparación con otras producciones de los últimos años desmejoran la visión general que tenemos del producto.
Tiene buenos detalles, tanto en el propio argumento como en sus interminables diálogos, y son los pocos aspectos que hemos podido ver que destacan en el juego.
Un dolor para el jugador
Entendemos completamente que la inspiración en el anterior juego de Deadly Premonition era clave, y en su momento nunca destacó por ser ninguna proeza técnica.
No tenemos ningún problema en que el juego sea minimalista, no sea un portento gráfico o la representación de los elementos sea discreta, pero lo que no llevamos tan bien son los problemas de funcionamiento que afectan directamente a la forma en que jugamos.
No debemos olvidar que, para bien y para mal, estamos delante de un videojuego, y que el juego sea cómodo es vital para poder disfrutar la experiencia. Es por ello que estamos profundamente decepcionados con el rendimiento de Deadly Premonition.
Se ha intentado que el aspecto gráfico sea muy similar al original, cosa que es una decisión respetable, pero el número de imágenes por segundo que encontramos, especialmente, en el mundo exterior, es tan bajo que puede causar problemas de mareos en algunos jugadores. Hemos visto caer los frames por segundo por debajo de 15, haciendo un “efecto de salto” constante en la imagen.
No exageramos si os decimos que, simplemente, cuesta jugar al juego por su apartado visual. Podríamos compararlo con el desastroso port de ARK que llegó a Nintendo Switch, aunque también es cierto que, en este caso, la resolución por lo general suele ser mayor.
El modo portátil es el que más sufre en este aspecto, incrementándose los fallos de rendimiento en exteriores.
Por si esto fuera poco, existe una cantidad ingente de elementos con pop-in en los que no se ha tenido ni un mínimo cuidado en que luzcan correctamente. Tampoco es que el mundo sea bonito o realista, de hecho parece un verdadero desierto, con coches apareciendo de forma muy ocasional y transeúntes desperdigados con rutas incongruentes.
Para colmo, los tiempos de carga cada vez que salimos al mapa del mundo son eternos: hasta un minuto hemos llegado a esperar para cargar el mundo abierto al salir de un edificio. Esta acción debería de tardar pocos segundos en función de cómo se juega al juego, ya que ir de un sitio a otro es algo que se hace prácticamente de forma constante durante la historia.
¿Podría ser el juego de Nintendo Switch con el peor apartado técnico y rendimiento? Es posible, pero desde luego creemos que la consola de Nintendo podría haber hecho muchísimo más, y nos parece un insulto hacer que un jugador tenga que vivir esta experiencia expuesto a mareos provocados por un rendimiento deficiente.
El juego está doblado al inglés, y las voces de los personajes no encajan nada bien con sus propias animaciones, que también son toscas y más típicas de la era de PlayStation 2. Por su parte, la banda sonora encaja a la perfección con el aire que le han querido dar al juego, siendo muy personal y dejando claro que se trata de una obra de autor, diferente a los videojuegos tradicionales.
Jugando con el jugador
Quizá se podría haber salvado de la quema si fuera un título divertido y entretenido, pero lamentablemente no lo es. Tendremos que ir con York de un lado para otro, haciendo multitud de misiones de recadero, tanto principales como secundarias, la mayor parte de ellas aburridas y sin sentido.
Se da una gran importancia a los minijuegos, entretenidos sin más y que no nos sorprendería encontrarnos en una recopilación de “12 en 1” de Nintendo 64.
Creemos que el principal problema es el lastre técnico que supone que todo funcione de una forma más lenta. Porque el juego puede hacerse pesado de por sí, pero con tiempos de carga de un minuto cada 5 minutos (siendo muy generosos) y un framerate tan bajo, no motiva para nada a seguir jugando.
Los puzzles que nos encontraremos son muy sencillos, y quizá lo más interesante de la jugabilidad sean los tiroteos con monstruos, tampoco muy inspirados si lo comparamos con cualquier juego de shooter, o incluso sandbox.
Por la ciudad nos moveremos en monopatín, un sistema un tanto lento en el que, por el camino, no tendremos absolutamente nada que hacer. Hemos recordado las quejas que sufrió Zelda: Wind Walker por motivos similares, trasladándose por el Gran Mar, pero esto va mucho más allá.
Sabemos que lo importante de este juego es la historia, que puede tener opiniones diversas, pero ante todo no debemos olvidar que es un videojuego, y que soportar esperas desesperantes para hacer avanzar la trama, es más un sufrimiento para el jugador que un disfrute.
Pereza
Ya que se trata de un juego exclusivo de Nintendo Switch, nos habría gustado que se incluyera alguna de las muchas opciones que permiten sus sistemas de control. Por ejemplo, a pesar de que los menús del juego son muy visuales, no se ha dado la opción de control táctil en ningún caso.
Durante la noche aparecen enemigos con los que tendremos que acabar a disparos, y no tendremos la ayuda al apuntado con control por movimiento, algo que pensamos, le vendría realmente bien.
Estos pequeños detalles creemos que derrochan pereza por el estudio desarrollador, uno que quizá se ha centrado en la historia por encima de sus posibilidades, y ha dejado tan de lado el buen funcionamiento del juego que, simplemente, se ha hecho injugable para muchos.
Especialmente para aquellos que quieran jugarlo en modo portátil, les animamos a que se armen de valor para soportar la poca fluidez del juego, además de paciencia para aguantar los interminables tiempos de carga.
¿Decepción o…?
El arte normalmente es incomprendido, y por supuesto que estamos abiertos a todo tipo de experiencias, pero nada de esto puede justificar un rendimiento tan deficiente como el que tiene Deadly Premonition 2 en Nintendo Switch.
No vemos ninguna razón para que alguien externo al mundo de Deadly Premonition quiera jugar a este juego, y solo aquellos a los que les interesa mucho, tanto la historia como la obra de Hidetaka Suehiro, tengan la fuerza suficiente como para aguantar este juego.
El primero se convirtió por méritos propios en una obra de culto, y creemos que lo hizo porque, a pesar de no ser un buen juego, tenía algo. Deadly Premonition 2 lo que tiene es un gigantesco problema técnico, que demuestra que un videojuego debe cumplir unos mínimos para poder jugarse.