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[Artículo] Mucho más que un juego

Quiero aprovechar el espacio que aquí se me otorga para hacer un artículo un tanto diferente a lo que acostumbramos. Esta vez no hablaré, como hiciera en otras ocasiones, de cifras, curiosidades o del desprecio interesado de los medios de comunicación hacia los videojuegos (aunque se merezcan más de un tirón de orejas).

En esta ocasión quiero expresarme de una forma más intimista y poder saber si alguien más me acompaña en esta aventura. Escribir, aunque sea por una vez, todo aquello que siento cuando intento explicar por qué este mundo es tan importante para mí, para los que lo llevamos dentro día a día. Este hobby, arte o forma de vida (el término que mejor se ajuste a cada uno) que ha ido conmoviendo y marcando una gran parte de los pasos que haya podido ir dando a lo largo de mis ya tres décadas recién cumplidas.

Y es que, ¿nunca habéis tenido esa sensación de condescendencia de otras personas cuando comentáis que os apasionan los videojuegos y que ocupa una parte de vuestro tiempo? ¿Nunca notásteis esa risa irónica o esa expresión de total desconocimiento que catalogan a los videojuegos como un pasatiempo de niños (como si sentirse de vez en cuando como un niño fuese malo) o simple “frikismo” que muchas veces parecen no valorar?

Pero, ¿sabéis qué? Cuando eso ocurre, el que ríe soy yo. Río porque no saben ni han tenido la fortuna de pasar por cada una de esas vivencias, ni ahora pueden volver a los recuerdos que poco a poco se han ido fabricando en mi camino.

Hablo de ese increíble momento en el que arrancaba el papel de regalo que cubría mi primera consola propia, una SNES con un Street Fighter II que es ya parte de la memoria histórica de todos los que hemos tenemos la dicha de formar parte de este mundo. De las esperas de turno en una máquina recreativa mientras veías hasta dónde podía llegar el que machacaba botones en Metal Slug, de la sensación de desprecintar la caja de ese videojuego nuevo, de desear que abran las tiendas el día del lanzamiento de ese título que tantos meses llevaba esperando…

Hay sensaciones que quien no las haya tenido, jamás podrá comprender, pero que invito abiertamente a que se unan ahora y puedan fabricar las suyas propias, aún están a tiempo. Hablo de combinar mundos increíbles donde pude comprobar que la imaginación humana podía hacerse tangible, palpable… podía hacerse real. ¿Nunca habéis salido con vuestra Game Boy y un cartucho de Pokémon para, después de un entrenamiento de fútbol (o el deporte que practicárais), cambiar unas cuantas criaturas con tu amigo o amiga? Esa sensación de combinar ambos mundos y sentir que todo era mucho más rico, que todo era mucho mejor.

Y es que, si me pongo a pensar en todo lo que podría explicar a quienes quieren lograr entender lo que sentimos los que amamos esto, probablemente siempre vaya a quedarme corto en palabras. ¿Entenderían que puede ser la misma sensación que cuando escuchan su canción favorita o ven esa escena que les remueve por dentro? ¿Entenderían que cuando había momentos en los que el mundo parecía explotar, al soplar aquel cartucho, todos los problemas se los llevaba el aire, al menos por unas horas?

Puede que lo entiendan o no. No lo sé. Ojalá puedan vivir de esa sensación que a millones de personas ya nos ha cautivado de lleno y no pensamos dejar, pasen los años que pasen. Y seguirán marcando nuestras vidas, haciéndonos recordar incluso a las personas más importantes,  que en algún momento disfrutaron con nosotros de una tarde de partidas, incluso aunque ya no estén… (sé que ahí arriba, donde quiera que estés, sigues alucinando con los avances de esta tecnología).

Y es que si me preguntan por qué tanta pasión por esto, puedo decirles que se trata de vivir, reír, divertirse, evadirse, llorar, gritar, emocionarse, recordar, enfadarse, superarse, imaginar, desafiarse… sentir. Se trata de que, si yo fuese una historia, esta empezaría con “Great Fairy’s Fountain”. Se trata de poder dar un enfoque diferente a la vida y hacerla aún mejor.

Y, probablemente, les recordaría unas palabras que hace tiempo me calaron muy hondo. Esas palabras pertenecen al bueno de Reggie Fils Aime, y las dijo en la presentación de Wii durante el E3 de 2006, donde básicamente expresó lo siguiente: No es lo que ves, es lo que sientes.

Y lo que siento es que, todo esto, es mucho más que un juego.