[Análisis] Sky Racket para Nintendo Switch
Gracias al gran crecimiento del sector de los videojuegos, y del apoyo de las grandes compañías para que pequeños grupos de desarrolladores y diseñadores puedan ver nacer sus proyectos, surgen una inmensa variedad de videojuegos de todos los géneros y para todos los gustos. Hay muchos movimientos que promueven la creación de estos videojuegos, y uno de ellos son los eventos Game Jam, donde un equipo tiene que idear y desarrollar un pequeño videojuego en menos de 72 horas. En 2015, en el evento Indie VS Gamers que se celebró en Brasil, el grupo Double Dash Studios se alzó con la victoria gracias a su RacketBoy, una original mezcla entre shooter y arkanoid. Años después, y gracias entre otras a la financiación de varias organizaciones de su país, RacketBoy se convirtió en un juego completo, que se lanzó en 2019 en Steam y ahora en Nintendo Switch y que pasó a llamarse Sky Racket.
Tabla de contenidos:
Un subgénero nuevo
Sky Racket parte de una idea muy original, una vuelta de tuerca a los matarmarcianos de scroll lateral, uniendo la acción frenética con múltiples enemigos y miles de balas en pantalla, con la precisión del clásico rompe bloques Arkanoid.
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En esta mezcla explosiva tenemos que seleccionar a nuestro personaje, SkyBoy o SkyGirl y surcar los cielos enfrentándonos a todo tipo de enemigos y a los susodichos bloques. El juego consiste en ir avanzando e ir devolviendo con nuestra raqueta las balas que nos disparen los enemigos, como si de un juego de tenis se tratase. Una vez que golpeemos la bala, ésta se convertirá en aliada y romperá los bloques que irán apareciendo en pantalla y que usarán de escudo los enemigos. El objetivo consistirá en acabar con estos mientras avanzamos, sumando además combos si damos muchos golpes seguidos y aumentando cada vez más nuestra puntuación. Algunas de estos proyectiles volverán a rebotar y podrás volver a devolver, y si se devuelven el suficiente número de veces, se convertirán en devastadoras bolas que destruirán todo lo que vean a su paso.
No todos lo que nos dispare el enemigo se podrá devolver, así que, como buen shoot´em up que es, habrá momentos de “bullet hell” donde tendremos que esquivar balas mientras devolvemos otras. Hay que decir que no será tan “infernal” como en muchos shooter, pero te encontrarás con momentos con muchos elementos en pantalla, donde tendrás que buscar los recovecos para esquivarlos ayudándote además de un movimiento especial donde nuestro personaje hará un desplazamiento muy rápido en la dirección que le digamos.
Durante la aventura no estaremos solos, y en cada mundo se nos sumará un aliado en forma de powerup, que podremos llevar con nosotros y nos hará de escudo, disparará un cañón destructor, acabará de un plumazo lo que tengamos a nuestro alrededor a corto alcance o disparará 2 pequeños proyectiles. Solo podremos llevar a uno en la fase y si nos golpean lo perderemos. Además, sus poderes no podremos usarlos repetidamente, sino que deberán tener un proceso de recarga. Igualmente, durante algunos niveles, volverán a aparecer si rompemos algún bloque o eliminamos a algún enemigo, y podremos seleccionar el que queramos golpeándolo. Además, si lo aguantamos durante un tiempo o seleccionamos el mismo que ya va con nosotros, sufrirán una transformación y pasarán a una segunda fase, con más poder.
Amor por los 16 bits
Gráficamente el juego es una delicia para cualquier fan de la época de los 16bits y aquellos que sepan valorar el buen pixel art. Tanto personajes y enemigos están bien diseñados, el escenario estará repleto de sprites en movimiento y colores muy vivos y todo tiene un tono cómico con animaciones que recuerdan a grandes trabajos de la historia como Aladdin de Megadrive o Earthworm Jim. En cuanto al sonido, los efectos y las melodías casan perfectamente. Éstas últimas son algo escasas en cuanto a diversidad, pero son tan pegadizas y van tan en el tono del videojuego, que no aburren y se acaban quedando en la cabeza.
Este tono tan retro no se quedará ahí, sino que nos encontraremos con múltiples guiños a lo largo del juego y además, en cuanto termines todos los niveles, se desbloqueará el modo arcade, donde se nos retará a acabar el juego entero de seguido, donde los corazones no se recuperarán de una fase para otra, como si de una recreativa se tratara.
Experiencia corta pero rejugable
El juego nos retará a superar 5 mundos, con 3 fases cada uno. Estos mundos son muy diferentes entre sí y mostrará diferentes escenarios y entornos. Aunque no ocurre así para los enemigos, que quizá no tenga tanta diversidad como cabría esperar. En el nivel final nos esperará el jefe que no nos pondrá las cosas fáciles, con una mecánicas para acabar con él muy distintas, siempre jugando con la base de devolver balas y esquivar.
El nivel de dificultad es el adecuado, con algunos picos algo exagerados, pero nunca frustrantes, ya que aunque cueste acabar con algún enemigo o superar alguna situación especial, siempre nos dará la sensación de que tarde o temprano lo conseguiremos.
El juego se queda algo corto en contenido, ya que después de las grandes sensaciones que experimentarás durante la aventura, te quedas con ganas de más. Sin embargo, aunque la primera vuelta nos llevará unas 4 horas, superar el 100% del juego nos supondrá mucho más tiempo, ya que cada nivel tiene una serie de objetivos, que serán muchos de ellos verdaderos retos, desde aguantar todo el nivel sin que te den, como llegar a un número específico de combos, o acabar con todos los enemigos, etc.. Por lo que, junto a la posibilidad de poder jugarlo con un amigo, la rejugabilidad del título es considerable. Además te espera una sorpresa si consigues la dura hazaña de conseguir todos los retos.
Conclusión
Sky Racket es una vuelta de tuerca al género de los shooter 2d, mezclando las mecánicas de los “matamarcianos” con la de los arkanoid o pinball, creando así una original y muy divertido nuevo subgénero. Su apartado artístico, con diseños y animaciones de videojuego de 16 bits, es maravilloso para todos los que le guste lo retro y/0 el buen pixelart. Si trasladásemos este juego a aquella época de Super Nintendo, Megadrive y recreativas 2D, no desentonaría y estaríamos hablando de un clásico para recordar. Es tan fiel en el aspecto retro, que también peca de ser algo escaso en contenido aunque, eso sí, bastante rejugable gracias a sus submisiones de dificultad bastante elevada.
El tamaño de su descarga es de 1,3 GB y, a fecha de este análisis, se encuentra disponible en la eShop a 14,99€.