[Análisis] We. The Revolution para Nintendo Switch
Se ha dicho que el Terror constituía la fuerza del gobierno despótico. ¿Se parece acaso el vuestro al del despotismo? El gobierno de la Revolución es el despotismo de la libertad contra la tiranía. ¿Hasta cuándo se seguirá llamando justicia a la violencia de los déspotas, hasta cuándo a la justicia del pueblo se llamará barbarie o rebelión? ¡Cuánta ternura para con los opresores, cuánta inflexibilidad para con los oprimidos! Todo aquel que no aborrezca absolutamente el crimen no puede amar la virtud: nada hay más lógico que esto. Piedad para la inocencia, piedad para los débiles, piedad para los desdichados, piedad para la humanidad¹
Robespierre, M.
Somos un juez en los primeros años de la revolución francesa, debemos cumplir con nuestro papel con una sociedad convulsa y necesitada de justicia como lo hace la diosa Temis, con los ojos cerrados… o quizás no… Los profundos cambios que se avecinan en Francia hacen que nuestras decisiones, tanto en el juzgado, como en la vida privada favorezcan o no al bando del Antiguo Régimen o al bando de los revolucionarios así que, ¿qué decides? ¿Temes a que tu familia sea perseguida por el gobierno de Robespierre? ¿O quizás aún sientes la gran influencia de la monarquía? Polyslash, la desarrolladora, nos invita a vivir estos momentos, ya desde el día 6 de junio de este mismo año en Nintendo Switch. Pero ahora vamos a ser nosotros quién juzgue esta vez al juego, ¡al tribunal!
Tabla de contenidos:
Argumento
Una de las bazas fuertes de este juego es sin duda este apartado, no tanto por contarnos una historia concreta, sino por dibujar a través de múltiples situaciones y ambientes la época de la Revolución Francesa, sus primeros años para ser concretos, allá por 1789. Interpretamos a un juez de la época, que en principio quiere cumplir con sus obligaciones, pero que pronto se da cuenta que sus decisiones pueden afectar (y afectan) incluso a su propia supervivencia dadas las candentes tensiones entre los distintos grupos políticos. Alternaremos fases en las que se nos cuenta parte de acontecimientos históricos, situaciones específicas que podrían haber ocurrido por las calles de París, con momentos personales de nuestro personaje, relaciones con los demás miembros de la familia, cenas, conversaciones, paseos… Como decimos, We The Revolution tiene una gran capacidad para narrar esta historia, más bien “la” historia: es interesante y te empuja a seguir jugando, pero, puede que ahí haya un problema.
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Jugabilidad
We The Revolution es un juego de toma de decisiones, deberemos tomar decisiones, tanto judiciales, como personales, seleccionando la opción correcta a través de ventanas, cuadros de diálogo… sin un tiempo límite, con el tiempo parado. El principal objetivo es seguir con vida intentando equilibrar unas barras que representan en nivel de afinidad que tenemos con cada uno de los bandos políticos del momento, para ello deberemos hacer cualquier cosa, burlando la verdad, la justicia y todo cuanto se ponga en nuestra mano. Comenzaremos con un tutorial en el que se nos enseñarán los controles que deberemos saber y en el que ya vamos viendo que este es un juego de leer bastante, y que, dato importante, está enteramente en inglés. Si tenéis un buen nivel con el idioma esto no será problema, sí que lo será en cambio la propia comprensión del juego.
En lo más trivial, el juego, como decimos, partimos desde este primer tutorial, sentados en la silla del juez, con una vista en primera persona y se nos enseña toscamente todas las opciones que tenemos para emitir un veredicto, podemos leer el caso, declaraciones de testigos, preguntar al culpable, mirar pruebas… Opciones las hay, pero es realmente lioso saber cómo hacer bien cada cosa, o como cada una de estas cosas influyen en tantas otras. Si en el primer caso, el tutorial, es sencillo (va, a modo de juego, de juzgar a tu propio hijo por una trastada), limitado y explicativo, imaginaos cuando las cosas se complican: muchos acusados, pruebas, testigos, más opciones… De tanto en tanto saltan ventanas automáticamente explicándonos ciertas acciones, sus repercusiones… finalmente no sirven sino para aturullar un HUD cargado de opciones.
We The Revolution pretende ser un complejo juego en el que se plasmen todas las intríngulis que suceden en un juicio y como estas afectan a la sociedad, pero se pierde en un mar de opciones, a las que, las primeras veces no sabremos como enfrentarnos, y a las últimas ya nos estaremos aburriendo de ellas. Es cierto que cuanto más avancemos más variarán los casos de los juicios, atreviéndose con cualquier tipo de tema, violaciones, robos, temas religiosos… y también los casos extrajudiciales varían más, siendo cada vez más despegados de temas personales, incluso varían las mecánicas y el juego se convierte por momentos en un simulador de guerra, algo que lejos de aportar frescura (porque de hecho llega demasiado tarde) hace que se desdibuje totalmente el género del juego.
A parte de no innovar en ningún caso, We The Revolution falla en aquello que quizás es lo más importante para un juego de toma de decisiones: no es un juego que satisfaga jugar. No estaremos recibiendo ningún feedback positivo cuando tomemos decisiones, ya que tampoco tenemos claras si son correctas e incorrectas, es un juego sin rumbo. Se puede hacer un juego de toma de decisiones políticas profundo en mecánicas, altamente enrevesado, como Democracy 3 o Plague Inc. (este en menor medida) en el que la diversión se halla en el feedback a largo plazo, pero que en el transcurso del mismo te vas emocionando por la posibilidad de que el proyecto en el que se has embarcado triunfe o no.
También un juego simple, como Reigns, en el que todo se basa en tomar decisiones de “sí” o “no”; partidas cortas y altamente satisfactorias, en las que sientes inmediatamente que tus decisiones afectan al futuro. Tras haberlo jugado suficientes horas puedo asegurar que We The Revolution tiene “lo peor” de ambos juegos, unas mecánicas enrevesadas que intentan sin embargo tener una gracia a corto plazo, resultado: tener que esforzarse demasiado para luego no recibir apenas recompensas satisfactorias. Sabemos que este tipo de juegos tratan de establecer su jugabilidad en “tú decides la historia” pero nos hallamos perdidos a la hora de decidir qué hacer, si deberíamos hacer una cosa u otra, qué repercusiones tienen nuestras acciones, o simplemente qué acciones son las relevantes para decidir nuestro camino… un lío. Es una pena, porque el juego tiene una ambientación única y se nota un notable interés en hacer las cosas bien, como decíamos anteriormente en cuanto a su argumento y sobre todo en cuanto a su diseño artístico.
Gráficos, sonido y duración
Si algo podemos desatacar además del argumento es su estética. La música y su diseño artístico nos hacen ver todo el cariño y esfuerzo que ha habido detrás del juego. Nos movemos a través de secuencias de imágenes estáticas con un estilo cubista muy resultón, ordenadas muchas veces como si de un cómic se tratase. El estilo escogido nos parece fabuloso para el tipo de juego que estamos jugando, muchas veces te quedas embobado simplemente admirando el arte que tiene el juego. Las voces están completamente en inglés y muy bien tratadas, dándole la emoción necesaria en cada momento, preguntas retóricas, momentos épicos… es sobrecogedora en ciertos momentos La música por su parte, es escasa, quizás demasiado en los juicios, pero acompaña bien los momentos oportunos. Sabemos que es quizás la parte más personal de un análisis, la de los gustos estéticos, pero no dudamos en decir que si el juego merece la pena, es por estos momentos, que se desenvuelven lentamente pero con intensidad; el gusto por el arte y su especial coherencia con la narración histórico/ficticia que lleva a cabo We The Revolution nos ha cautivado. Lo que hay entre medio no.
Dura alrededor de 15 horas, son 30 capítulos en los que se cierran pequeñas tramas autoconclusivas. Tiene varios finales dependiendo de cómo haya acabado nuestro medidor de influencia. No nos parece la duración adecuada para este tipo de juegos, pero en este caso se nos han hecho largas.
Conclusión
Robespierre propuso ahora, en nombre de los jacobinos, que se le obligase a comparecer ante la Convención, y se le sentenciara a muerte como traidor a la nación. No debía celebrarse un juicio formal, exigió en un discurso famoso, pues el rey ya había sido juzgado por el pueblo en armas:
“El derecho de castigar al tirano y el derecho de destronarlo son la misma cosa; no asumen diferentes formas”.
Puesto que el pueblo ya había emitido su juicio, la Convención debía limitarse a registrar la sentencia de muerte. Aunque aceptando parte de este argumento, la Asamblea se decidió en favor de un juicio, pero en el cual ella sería al mismo tiempo fiscal y juez. Muchos diputados girondinos deseaban salvar la vida del rey, pero era tal el peso de la prueba contra Luis –poco antes se había descubierto en las Tullerías un cofre de hierro que contenía su correspondencia secreta– que decidieron unir sus votos al veredicto unánime de culpabilidad.²
Al final tampoco nosotros somos justos, ni en We The Revolution lo ese a ese juez , ni lo era realmente Robespierre… quiero decir que está claro que este es un punto de vista subjetivo, como cualquier otro, y todos tenemos nuestros motivos para sentir que algo merece o no la pena, pero es que We The Revolution me ha parecido flojo en el punto que menos debería serlo, ser divertido, y eso hace que debamos inclinar la balanza más hacia lo negativo que hacia lo positivo cuando estamos hablando de un juego.
Sin embargo, para aquellos que os guste esta época histórica (como a mí por otra parte) y no os importe ser ciertamente contemplativos (en el sentido más prosaico del término), disfrutaréis enormemente de su arte y su capacidad de comunicación ambiental, sin duda sus grandes valores. No es el juego que recomendaría para introducirse en el género tampoco, es para aquellos que queráis hilar fino si ya habéis jugado algo parecido. No esperéis un Ace Attorney desde luego, aunque vaya todo principalmente de juicios no van por ahí los tiros.
We The Revolution cuesta 19,99 €, está disponible en formato digital en la eShop y ocupa 2584 MB.
1. Sobre los Principios de Moral Política, Robespierre, M. Texto digital, Link
2. La revolución francesa, Rudé, G. Texto Digital, Link