[Análisis] The Midnight Sanctuary
Después de Tiny Metal, Sony vuelve a publicar un juego en Nintendo Switch, y en este caso se trata de un juego considerablemente menor que aquel juego de estrategia bélica. Se trata de The Midnight Sanctuary, una historia en la que hay que leer muchos textos y hay que hacer pocas interacciones. Ya sabéis, el nombre del género cómo conocemos a este tipo de títulos son visual novels.
Enganchado a la rareza
Me declaro personalmente enamorado de la rareza, especialmente la proyectada en los videojuegos. Es por eso que, como analista, pedí analizar este título (recordad que tenemos libertad para, entre el staff, escoger los títulos que queremos analizar). Es un juego que supura rareza por todos sus poros: una producción artística en tres dimensiones austera, con algunos personajes transparentes cuyo fondo no es el background del escenario, sino el fondo de pantalla del menú del juego. “No entiendo nada de lo que narras”, estaréis pensando. Este es exactamente el pensamiento que produce la rareza y el motivo por el que este juego me atrapó en primera instancia.
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El arte funcionó como gancho para llegar hasta el juego. También lo fue su género. Me gusta leer y que me cuenten cosas, y eso perseguía. Es decir, tanto desde el punto de vista artístico como desde el punto de vista narrativo, tenía ciertas expectativas con The Midnight Sanctuary.
Empecemos por el segundo. Narrativamente el juego es más que correcto. El pretexto de este título es guiar a una joven a formular una guía turística —o algo parecido— sobre una vetusta población cristiana —Daiusu— que erigió sus cimientos apartada de la sociedad en la época en la que la sociedad japonesa perseguía, torturaba y extinguía a los cristianos de Japón. Al ser una villa olvidada, la idea de la guía turística nace para darla a conocer.
Ese pretexto es genial teniendo en cuenta cómo se desarrolla la trama. Al cabo de poco, el interés por conocer la población y sus costumbres abrirán una intrigante investigación acerca del pasado del lugar y de una líder espiritual —La Santa (The Saint)— a la que todos veneran. Lo sobrenatural, lo paranoico, lo incierto, lo religioso, todo ello y más son elementos que nutren una historia que se ha vivido y revivido a lo largo y ancho de este mundo, la historia del cristianismo, esta vez desde el prisma de una concreta ramificación de la cultura japonesa. ¿Suena interesante, verdad?
El arte, en cambio, lejos de mantenerme cautivado, me ha resultado molesto y a veces incomprensible. ¿Por qué hay esta ilustración tan barroca y pesada en el menú? ¿Y por qué aparece en los tiempos de carga —demasiados, por cierto—, tan cargante como es? ¿Y por qué aparece a través de los fondos de los personajes? Si bien esta última pregunta tiene su justificación en el argumento sobrenatural del juego, sigue siendo estéticamente un desastre.
De todos modos, sin lugar a dudas lo peor de The Midnight Sanctuary es la fallida interacción que ofrece el título. El problema no es la ausencia de puzles o de otras mecánicas que suelen nutrir la mayoría de visual novels. Personalmente estoy cómo leyendo textos y yendo de un lado a otro del pueblo aprendiendo su historia. El problema es que para un juego en el que solo haya menús y una serie de localizaciones a las que acudir, navegar por ellos sea un engorro. El diseño es feo y los fluidez de todo en general es lenta. No invita a la lectura cómoda que es obligada para crear juegos cuyo objetivo sea leer pausadamente.
Conclusiones
Su argumento y su arte convierten son dos rarezas que convierten a The Midnight Sanctuary en un título que no quieres pasar por alto. No obstante, la ejecución no pasa de ser correcta.
The Midnight Sanctuary está disponible en la eShop de Nintendo Switch desde el 4 de octubre a un precio de 9,99 €. Textos en inglés, audio en japonés.