[Análisis] Everything
La discusión sobre si un videojuego es arte ya está superada. Al menos para mí. Por tanto, tomo con naturalidad que propuestas como la de David OReilley, que intentan lanzar mensajes a la sociedad a través de las mecánicas audiovisuales e interactivas que ofrece el medio del videojuego, lleguen a dispositivos de Nintendo, que cada vez albergan más contenidos similares.
Para abrir boca, debo destacar tres de los elementos clave que trataremos en adelante: este es un juego filosófico que introduce literalmente las teorías del filósofo y sacerdote Alan Watts, crea un infinito mundo abierto que aplica estas teorías desde un punto de vista de la jugabilidad y, finalmente, permite comprender una lección desde una manera exclusiva del medio de los videojuegos. En definitiva, es más que interesante (aunque ya avanzo que no es excelente).
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La teoría: aprendiendo sobre Alan Watts
Antes que nada, considero que la parte central de este juego es el enamoramiento de David Oreilley con las explicaciones filosóficas de Alan Watts. Estamos ante el juego de un artista admirado por el planteamiento de que todos formamos parte, en nuestra pequeñez, de la materia que surgió en el espacio a partir del Big Bang. La siguiente es la frase central desde la que gravita toda la jugabilidad (traducida por un servidor):
Hace miles de millones de años éramos un Big Bang; ahora somos un complejo ser vivo. En algún momento rompimos una cadena y dejamos de sentir que somos el Big Bang. (The Nature of Consciousness, 1960; puedes encontrarlo en inglés aquí)
¿Qué nos quieren decir con esto? Esencialmente, que las barreras que nos definen, ya sea una especie separada de otros animales, plantas, otros organismos e incluso los minerales, pueden romperse. En el fondo, todo emerge (es importante señalar ‘todo’, pues es el nombre del videojuego) de un mismo origen, que los científicos llaman Big Bang. Entonces, todo es parte de una misma cosa por mucho tiempo que haya pasado desde el inicio de esa cosa y todas las ramificaciones que hayan aparecido con el tiempo.
Esta es la teoría y, en mi punto de vista, el juego es una experiencia interactiva para interpretarla y divulgarla de una manera completamente novedosa. La Biblia dice que el Verbo se hizo Carne. Pues en esta ocasión, el Verbo se hizo Videojuego.
La práctica: Descubriendo un mundo (una mente) abierto (abierta)
Y llegamos al punto más interesante. ¿Qué mecánicas son apropiadas para divulgar un conocimiento de este tipo (filosófico, pseudocientífico) aprovechando las características que ofrecen las consolas? Aquí es donde la creatividad de OReilley y su equipo toman las riendas sobre los conceptos aprendidos.
Everything es un juego de mundo abierto con una serie de mecánicas únicas. Inicialmente, el juego nos pone en la piel de un mamífero al azar (personalmente empecé como un cerdo, tal vez porque el juego me reconoció) en medio de la naturaleza. En medio de un tutorial muy intrusivo, aprendemos a movernos (choca ver la manera ortopédica cómo nos movemos), a socializar con el entorno. Descubrimos en los primeros compases que se trata de un juego en el que estar en sintonía con la naturaleza.
Poco a poco, se van incorporando nuevas mecánicas a nuestro juego. Podemos conversar con múltiples seres vivos o cosas, que dan su punto de vista de la existencia. Aprendemos a agrupar a una manada, a separarnos, a reproducirnos, etc. Todo muy ecofriendly hasta que llega la gran catarsis: tenemos la posibilidad de ponernos en el lugar de cualquier ser vivo o cosa que nos plazca. Desde el átomo más pequeño a los astros más grandes de la existencia que conocemos (o con los que fantaseamos).
La idea que hay detrás de la mecánica de las conversiones es darte cuenta de todo lo que la ciencia dice que emana del Big Bang. Y ponerte en el lugar de todos estos seres ayuda a entender la teoría del sacerdote Watts. Para hacerlo más obvio, las explicaciones del sacerdote están narradas por una voz en off a medida que te das cuenta de lo gigantesco de este mundo proceduralmente construido.
PS: Por cierto, debido a la naturaleza biológica del título, también incluye una sección enciclopédica (de hecho, toma la mayoría de las entradas de la Wikipedia) para cada cosa o animal que se registre en el juego.
Un proyecto que funciona
Si lo miras con un poco de perspectiva, este proyecto no dista demasiado de una pieza artística audiovisual que cualquiera se puede encontrar en un museo posmodernista. Me imagino sentado en cualquier sala del primer piso de la Tate Gallery en Londres indagando en este universo en busca de la respuesta de qué es la vida.
El poso que queda después de jugar dos o tres horas a este título es que has aprendido algo interesante, que te han informado de una interpretación útil del Big Bang. No obstante, también sientes que te han contando una milonga. Es el equilibrio que sueles percibir en los museos más vanguardistas.
Desde el punto de vista del analista estricto de videojuegos, he de señalar que en Everything los creadores han dado con una fórmula perfectamente eficiente para lograr sus propósitos: abrir mentes a un conocimiento filosófico a partir del lenguaje maravilloso de las mecánicas de juego. Porque, en definitiva, este es uno de esos títulos que cierra por completo el debate de si los videojuegos son arte. Especialmente una de las expresiones artísticas más atractivas de la actualidad.
Everything está disponible en la eShop de Nintendo Switch desde el pasado 10 de enero a un precio de 12,99€. Está solamente en inglés y chino (y es importante dominar una de las dos lenguas).