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[Análisis] Taiko no Tatsujin: Drum ‘n’ Fun

[Análisis] Taiko no Tatsujin: Drum ‘n’ Fun

En el país de Japón, que tanto adoramos varios de los que frecuentamos esta página a menudo, existe un instrumento llamado el taiko. El taiko es simplemente un tambor muy grande que se usa en celebraciones ya que al ser tan grande, consigue ser ruidoso y de esta manera, puede ser escuchado por mucha gente. A principios de la pasada década, en las oficinas de Bandai Namco, se decidió crear una saga de juegos de ritmo basados en el tocar un instrumento musical.

El instrumento elegido, el ya mencionado taiko.

Esta decisión resultó ser tremendamente acertada pues la serie ha resultado tener un enorme éxito en Japón, con numerosas entregas para arcade y varias consolas. Pero en occidente la serie no alcanzó la misma popularidad con Taiko no Tatsujin: Drum Master para PS2, juego que, por cierto, no llegó jamás a Europa. Esta es la razón por la cual nos habíamos quedado 14 años en silencio respecto a esta franquicia en occidente.

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Ahora, por fin ha llegado a nuestras tierras una nueva entrega de esta serie, subtitulada Drum ‘N’ Fun, disponible exclusivamente para la Nintendo Switch. Como se puede esperar de un lanzamiento así, nos surge una pregunta, ¿consigue este juego alcanzar una experiencia similar a la de los famosos arcades japoneses?

Antes de nada, tengo que explicar en qué consiste exactamente Taiko no Tatsujin. Nos encontramos ante un juego de ritmo en el que las canciones son descompuestas en notas rojas y azules llamadas Don y Ka respectivamente. El Don indica un golpe grave y retumbador al centro del tambor. El Ka es un golpe seco y agudo en los bordes exteriores del taiko.

Teniendo estos dos movimientos en cuenta, junto a otros comandos como múltiples tipos de redobles o notas de gran tamaño que indican un doble golpe de Don o Ka con las baquetas, se forman composiciones que el jugador debe completar con un rango de acierto diferente según la dificultad a la que se juega, para poder clasificar así su intento como exitoso.

Las mecánicas del juego son muy fáciles de comprender, factor que seguramente le ayudó a alcanzar el éxito inicialmente en la nación del sol naciente, pero nos encontramos con un problema en esta versión de Nintendo Switch. Dicho problema es que el juego en arcades originalmente contaba con una genial kinestética gracias al simple hecho de que se usaba un tambor de verdad junto a unas baquetas, para así conseguir una experiencia motora muy divertida.

Por el otro lado, aunque es cierto que en Europa tenemos la suerte de tener un tambor (Conocido como Tatacon) como una opción a nuestra disposición para este juego… Dicho periférico sólo viene incluido en la edición especial del juego. Edición que un servidor ha tenido que obtener por cuenta propia.

El periférico en sí tiene ciertos problemas de corte técnica que comparte con el juego. Taiko no Tatsujin puede tener ciertos problemas con algunos televisores a la hora de jugar, puesto que la imagen, el sonido y los comandos que se pulsan pueden no coincidir a la perfección. El jugador tiene a su disposición ciertos menús de calibración para solucionar estos problemas, pero resultan imprecisos y las instrucciones no ayudan mucho. Dedico una mención especial a un manual virtual de instrucciones para calibrar el tambor, que claramente ha sido mal traducido del japonés o ha sido escrito por una persona japonesa con poco conocimiento del idioma anglosajón.

Si algún lector tiene problemas similares, les recomiendo probar el periférico en una televisión diferente y utilizar el sistema de calibrado mediante vibración HD, que es el más preciso y automatizado de todos.

En cualquier caso, creo que el resultado, una vez consigue ser puesto en marcha, consigue ser satisfactorio. Aunque se pierde cierta parte de la experiencia social del modelo arcade, el tambor consigue suministrar sin problemas una kinestética altamente satisfactoria gracias a su calidad y a su buen funcionamiento.

Aun así, es necesario recordar que la disponibilidad de este accesorio no es precisamente abundante y el precio a pagar puede resultar demasiado caro para muchos jugadores. Por suerte, nos encontramos ante un juego con múltiples sistemas de control, algunos de ellos mejores que otros.

Si piensas en usar los controles por movimiento de los Joy-Con para conseguir una experiencia similar a la de las baquetas de un tambor… Desecha esa idea de inmediato, puesto que los controles por movimiento son extremadamente poco responsivos e imprecisos. Si estáis interesados en pillaros este juego únicamente por estos controles, no lo hagáis, pues os decepcionará.

También existe otro sistema de control de características similares pues requiere también cierta fisicalidad por parte del jugador, consistente en golpear con los dedos un tambor en la pantalla de la Nintendo Switch mientras la consola esté en el modo portátil. Aunque es mejor que los controles por movimiento, resulta incómodo de jugar debido a la necesidad de que la consola esté en modo portátil y tampoco resulta ser muy preciso.

La última opción, y aquella con la que he disfrutado del juego siempre que lo jugaba fuera de mi casa, sin el tambor a mi disposición, es el uso de los botones. Aunque es un esquema de control que recomiendo, también se ha de mencionar que es posible que convierta al juego en una experiencia más fácil, puesto que las kinestéticas que podemos encontrarnos en los demás sistemas de control, centrados ante todo en el movimiento de varias partes del cuerpo más que en la pulsación precisa de botones, difieren mucho de la que se puede encontrar en este sistema de control.

Conociendo todo lo que debemos tener en cuenta a la hora de jugar… ¿qué nos llega a ofrecer? A mi opinión, un genial repertorio de temas musicales muy variados. Taiko no Tatsujin cuenta con más de 70 canciones que podemos tocar entre las que encontramos desde tonadas originales, openings de series de anime o hasta popurrís de melodías de videojuegos como Splatoon o Kirby.

Esta selección de canciones destaca por no poseer diferencias respecto a la versión japonesa de este juego. Pero esto mismo puede resultar ser un problema para ciertos compradores, puesto que sus canciones tienen un marcado carácter nipón. Si no eres fan del J-Pop o el anime, es posible que quizás no consigas encontrar muchas canciones que te motiven a jugar al juego. Por el otro lado, si eres un aficionado de todo este mundillo, estoy seguro de que encontrarás un buen número de tonadas que conocías ya previamente.

Estas geniales canciones suelen ser acompañadas de un apartado visual muy agradable. Sí, puede pecar quizás de ser demasiado mono para las sensibilidades occidentales, pero todos los elementos más importantes del juego se ven de forma clara. Y estos elementos son acompañados de un colorido que no llega a distraer y crea un ambiente festivo perfecto para acompañar a cada una de las melodías de este peculiar videojuego.

En cualquier caso, los elementos más fundamentales del juego, que conforman los cimientos de los diferentes aspectos jugables, son sólidos y consiguen construir una experiencia divertida. Aun así, se notan ciertas inconsistencias que dañan levemente la experiencia, sobre todo notadas en un sistema de dificultad que luce irregular y extraño.

Este hecho me resulta algo molesto en especial, puesto que las versiones más difíciles de cada una de las canciones del juego están genialmente diseñadas y son muy entretenidas las más de las veces. Pero resulta extraño y confuso algunos de los niveles de dificultad que se otorga a cada una de las melodías. Por ello, no es inusitado encontrarnos con canciones que a juicio personal, parecen pertenecer a un escalón mayor o menor del que están.

Aun así, estos errores no ensucian un juego y unos modos que se mantienen igual de divertidos incluso cuando se juega en compañía de otra persona. Así es, Taiko no Tatsujin cuenta con un modo multijugador bastante divertido, con múltiples opciones a tener en cuenta. Dos jugadores pueden jugar en la misma consola o cuatro jugadores pueden jugar en diferentes Nintendo Switch mientras todos posean el mismo videojuego. Tocar el tambor con gente puede ser tanto una actividad colaborativa como competitiva y es igual de divertida de ambas maneras, aunque hay que señalar que existe una buena cantidad de opciones a tener en cuenta dentro de las partidas competitivas, lo cual se agradece. ¡Incluso existe un modo con objetos alocados!

La experiencia se enriquece mucho al transformarse en una actividad social y grupal, simplemente gracias a la interacción entre jugadores. Ya sea debido a los errores, una competición reñida o simplemente el cantar a pleno pulmón una de tus canciones preferidas, el multijugador de Taiko no Tatsujin asegura un buen número de risas.

Pero este no es el fin de todo lo que ofrece este videojuego a nivel del multijugador pues tenemos a nuestra disposición el “Modo Festivo”, una colección de minijuegos de ritmo que se asemejan a la serie Rhythm Paradise y que pueden ser jugados en compañía de otras personas. Todos estos minijuegos pueden jugarse con hasta cuatro personas en una única consola y tienen una versión para expertos reservada para aquellas personas que hayan alcanzado una gran puntuación en la versión normal de cada minijuego.

Dichos minijuegos resultan entretenidos a la par de desafiantes. Aunque hay muchos que funcionan genialmente en un ambiente fiestero con más gente, no se puede negar que a veces, pueden resultar un poco confusos. Esto se debe a que no se explican con gran claridad las instrucciones de estos minijuegos, aparte de que en varios de ellos puede parecer que el simple hecho de que ciertos comandos se registren como correctos es más difícil que en otros.

También sufre de una dificultad irregular entre ciertos minijuegos, dificultad situada sobre todo en la habilidad de la inteligencia artificial, y por último, es necesario mencionar cómo es necesario jugar a este modo para desbloquear un buen número de personajes extra a usar mientras tocas canciones. Esta decisión de diseño me molesta porque obliga al jugador a desviarse y probar un modo completamente diferente para obtener más posibilidades de juego en un ambiente distinto. El modo fiestero se queda por tanto como una interesante adición a tener en cuenta siempre que haya más gente alrededor tuya… Aunque no es perfecto.

Taiko no Tatsujin: Drum ‘n’ Fun es un juego con un buen número de contradicciones. La mejor manera de jugarlo es con un tambor, pero obtenerlo es difícil y es caro. Las canciones difíciles molan mucho pero la clasificación de dificultad no es particularmente buena. Igualmente, si algo he alabado sin dudarlo en esta reseña, han sido las bases jugables que caracterizan a esta popular franquicia nipona.

Estamos ante un juego de ritmo divertido y adictivo que personalmente agradezco a Bandai Namco que llegase a traer a nuestras tierras. Con el boom de internet, el anime y muchos otros elementos que hace una década, no podíamos siquiera imaginar, no creo que sea imposible ver que una serie como esta consiga un estatus de culto rápidamente gracias a su genial jugabilidad y las canciones que llega a agrupar.

Pero algo fundamental para conseguir esto por parte de Bandai Namco será el bajar un poco el muro que ha construido al no poseer una buena disponibilidad del tambor que parece ser necesario para que el juego sea disfrutado al cien por cien por tanto los fans como los nuevos jugadores. Pues aunque Taiko no Tatsujin cuenta con ciertos problemas que deben ser tratados, ofrece algo único de la industria que puede resultar mágico.

8.0

[Análisis] Taiko no Tatsujin: Drum ‘n’ Fun

Puntuación Nintenderos: Muy recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Bases jugables muy sólidas.
  • Repertorio de canciones idéntico a la versión japonesa.
  • Multijugador muy divertido tanto tocando canciones como en el modo festivo.
  • Presentación muy agradable.
Flojea en:
  • Para disfrutar al máximo de este juego, será necesario un periférico poco común.
  • Sistema de dificultad confuso.
  • La inteligencia artificial en el modo festivo resulta irregular.