[Análisis] State of Mind

Análisis Análisis Switch Nintendo Switch

[Análisis] State of Mind

State of Mind es un juego que produce sensaciones encontradas al jugador, el cual llega a él esperando una historia prometedora, una buena jugabilidad, un apartado artístico satisfactorio y una cantidad enorme de decisiones y, sin embargo, no llega convencer en ninguno de dichos apartados.

A pedales entre Blade Runner y Matrix

No, no vamos a repartir mamporros como lo hacía Neo, pero guarda cierta relación en el ir y venir de la historia el caso de “encerrar” o “liberar” a los humanos de su cuerpo y llevarlos a una red digital. La historia principal nos pone en la piel del periodista Richard Nolan, quien ha sufrido un accidente de tráfico. Tras el accidente, Nolan descubrirá que ni su hijo ni su mujer regresan a casa y comenzará a cabo su particular cruzada para descubrir qué ha pasado y dónde está su familia.

Más que la historia en sí, si algo se debe destacar del título es su ambientación y su contexto social y cultural. Nos encontraremos en Berlín en el año 2048, donde la tecnología domina cada aspecto de la vida cotidiana. Los bots se encuentran en casa ayudando en las tareas mundanas, los médicos se valdrán de ellos para sus reconocimientos y no habrá un puesto de recepcionista en el que no se encuentre un robot. No obstante, la sociedad no es feliz, con guerras continuas y una lucha por los recursos que lleva al planeta a sus últimas horas. A todo ello, hay un movimiento tecnofóbico encabezado por el grupo terrorista Breakpoint, quienes ansían destruir cualquier atisbo de robots.

Nos encontraremos en situaciones muy variopintas, como una redada policial donde los policías, que son bots, actúan con una desmedida brutalidad policial ante cualquier humano que se ponga por delante. No obstante, no os engañéis, los robots no son el centro de atención, ni las IA que colonizan nuestra vida cotidiana, los culpables de que la sociedad Occidental se esté desmoronando son los humanos que andan detrás de esas máquinas. Hay una clara conspiración detrás que, poco a poco, iremos desentramando.

Personajes sin carisma

Richard Nolan no será el único personaje que controlaremos en la historia, sin embargo, no deseamos llevar a cabo ningún tipo de spoiler, por lo que no nombraremos los demás personajes controlables. Nolan no es el mejor marido ni padre del mundo, es celoso, impulsivo e infiel. En él observaremos la decadencia del ser humano y cómo no es mejor que los bots sin sentimientos que pasean por su alrededor. Sin embargo, el mayor problema del título está en que no llegaremos a empatizar con él en ningún momento, ni con su familia, ni con sus amigos, ni con, prácticamente, nadie en esta historia. Los personajes no transmiten, carecen de carisma y personalidad. Disfrutan de altibajos muy notorios y es una dinámica que se sucede sin cesar en el juego, lo que acaba por ser monótono y muy problemático, puesto que no nos deja con intriga para seguir avanzando, un error tremendo cuando lo que desea ser este título es un thriller psicológico que nos deje con ganas de más.

El inicio de la aventura es tremendamente lento y el final deja mucho que desear. Sin entrar en destripes innecesarios, sólo podemos decir que, como norma, los finales en este tipo de historias deben ser explosivos y que dejen al jugador con la adrenalina por las nubes, pero no os esperéis algo por el estilo, ni durante la aventura. Las decisiones que nos dejará el título tomar son intrascendentes, apenas al final de la aventura tendrán algo más de peso, pero son apenas dos excepciones. Ha habido un fallo por parte de la desarrolladora, no han sido nada ambiciosos y, si bien dándole el contexto al juego se han esmerado, el resto se ha quedado muy por debajo de lo que se le debía exigir.

Jugabilidad plomiza

Controlar a los personajes, sea el que sea a quien controlemos, es toda una odisea desde el comienzo hasta el final. Los controles responden tarde a nuestras ordenes a los mandos y, en ocasiones, la cámara no ayuda demasiado. Por si fuera poco, el juego está lleno de bugs y glitches que, en una gran cantidad de ocasiones, nos han hecho perder la paciencia, tales como muros invisibles, paredes que nos “absorben” y un largo etcétera que esperemos se haga un enorme esfuerzo para que se solucione con actualizaciones.

Durante la aventura, lo único que haremos es caminar de un lado para otro buscando algo con lo que interactuar, esto podría ser normal en una historia interactiva, lo malo es que, en una gran cantidad de ocasiones, no sabemos qué hacer o hacia donde ir. Las localizaciones por donde nos moveremos no son muy amplias y eso ayuda en el proceso de encontrar qué es lo que tenemos que hacer, pero molesta mucho no tener claro nuestros objetivos y tener que ir tanteando objetos. Los puzles, además, son muy básicos y repetitivos, apenas nos encontraremos con 6 diferentes durante el transcurso del juego.

En los diálogos, la posición del jugador es totalmente pasiva, me explico, no seremos participe, apenas, de las decisiones de nuestro protagonista, las conversaciones se hacen eternas y el no poder participar de lo que se nos cuenta, molesta y nos convierte en meros espectadores, sin más. Además, aquellas decisiones que sí son relevantes para la historia, en una segunda pasada, pudimos comprobar que llevan al mismo, o parecido, desenlace final… Una lástima.

Apartado artístico sobresaliente, pero con demasiados fallos

El apartado artístico y visual es muy convincente y la estructura poligonal de los personajes consigue resaltar que, en este mundo, los robots y los humanos son, prácticamente, idénticos. En las escenas más interesantes de la aventura, que las tiene, aunque sean muy pocas, podremos comprobar cómo el diseño de los escenarios y los personajes consiguen atraernos a ese mundo. No obstante, el diseño queda empañado por graves problemas como popping y dientes de sierra que hacen que sea, prácticamente, injugable si usamos nuestra Nintendo Switch en modo televisor, generando mareos incesantes en las escenas con más movimientos, por lo que aconsejamos jugarla únicamente en modo portátil.

El sonido está muy bien diseñado y hay que hacer hincapié en la buena labor de sus actores de doblaje, que es meramente sublime, mencionar que sólo viene doblado al inglés con subtítulos al español. La música es bastante notable, como norma se suele quedar en un segundo plano, pero cumple su función bastante bien, con melodías que recuerdan mucho a la película Blade Runner.

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Conclusión final

State of Mind es un título que no engancha todo lo que debería y exige un sobreesfuerzo al jugador para que se mantenga pegado a la pantalla, lo que no debería ser así. Los fallos gráficos y los continuos bugs nos sacan de la aventura continuamente, así como el desarrollo pobre de unos personajes vacíos y sin demasiado carisma que nos sacan una sonrisa por lo pobre de sus argumentos o por el avance a trompicones de la propia historia. El contexto es muy rico y creemos que se podría haber aprovechado más. Completar la historia apenas nos constará unas 8-9 horas y su rejugabilidad no es demasiado amplia.

El juego cuesta 39,99€ y se puede descargar a través de la eShop de Nintendo Switch. Ocupa 6,4 GB.

https://www.youtube.com/watch?v=Mf6V773gK-Y

6.2

[Análisis] State of Mind

Puntuación Nintenderos: Buen juego

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • La distopía que se nos presenta está muy bien diseñada.
  • Ciertas conversaciones ofrecen un calado psicológico y social muy digno.
  • El apartado artístico es muy llamativo.
  • La banda sonora envuelve bien la acción.
Flojea en:
  • La historia se enreda y es muy previsible.
  • Los personajes no resultan carismáticos.
  • Nula capacidad de decisión por parte del jugador.
  • Tiene una ingente cantidad de bug.
  • Los dientes de sierra imposibilitan jugar en modo televisión.
  • Los controles no responden como deberían.


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