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[Análisis] Shape of the World

Shape of the World describe la belleza sin palabras en un bosque poligonal de sugestivas luces y colores planos.

Dormir

Apareces en una nada nívea con un triángulo escarlata en el horizonte. Desconoces tu naturaleza, pero tu destino parece fijado por la figura que se eleva en la distancia. Tu andar es completamente impersonal y tus acciones son tan limitadas como el mundo que te rodea. Pronto descubres que puedes saltar -más tarde te darás cuenta de que hacerlo no te servirá de mucho-. También averiguas tu inusual habilidad para interactuar con ciertos elementos que, al ser activados, formarán veloces escaleras a otros mundos. Mundos que no parecen vivos a pesar de sus ríos, de sus calamares voladores o de sus medusas terrestres. Mundos oníricos que disimulan sus defectos desplegándose orgánicamente a tu paso, siempre acompañados por una tenue melodía y el rumor del viento u oleaje.

Soñar

Sólo logra captar tu atención y admiración una suerte de colosal bufeo colorado que surca majestuoso los cielos. Lo sigues, porque te embelesa. Podrías no seguirlo. Podrías esperar y ver cómo se mecen las hojas de los árboles. O podrías tocar esos árboles, destrozándolos, para caminar más rápido, y plantar semillas creando nuevas plantas y así no dejar de correr hasta llegar a los ansiados triángulos. Un sueño atropellado que pretende ser contemplativo pero insiste en proporcionarte los medios para abandonarlo rápido.

Los triángulos que persigues no siempre son una puerta a otra dimensión, a veces sólo cambian la gama cromática del lugar en el que estás; y las montañas mudan, ora azures, ora gualdas, en dulces tonos pastel o con infernales contrastes.

Despertar

El final de tu viaje se acerca mucho antes de lo deseado, un idilio efímero que termina con unas cuevas dolorosamente oscuras que difícilmente permiten avanzar. Y has acabado como empezaste, sin un sentido, pero mareado, contemplando un espejismo que desprende efluvios de experimento antes que de universo terminado.

En definitiva, un sueño.

Traducción

Como videojuego, la obra de Hollow Tree Games deja mucho que desear, pero expuesto en las salas del [inserte aquí su museo de confianza] sería una pieza divina, digna de admiración, que superaría con creces un pan mohoso enmarcado bajo el pretexto de “arte moderno”.

El menú principal es sobrio y de letras pequeñas, coronado por el eterno triángulo que marca la dirección de tu viaje. Haciendo evidente que el eje central del juego es la imagen y no el texto. Hay un menú de ajustes que permite regular las necesidades básicas de un jugador, como el volumen de la música o la posición de los ejes.  Otro apartado permite seleccionar un nivel entre los nueve disponibles: cada representando una zona del mundo que ya se ha recorrido, por lo que se irán desbloqueando a lo largo de las –como mucho- tres horas que dura esta aventura.

Cuando jugamos podemos pausar la partida en cualquier momento, ir al menú principal, y continuar desde el punto en el que estábamos anteriormente si así lo deseamos.

No hay diálogos, y las pocas letras que vemos dentro del juego son indicaciones –casi innecesarias- que nos enseñan cómo interactuar con los paisajes. Podemos desviarnos de la ruta principal, y molestar a los animalillos que pueblan el mundo. Algunos te golpean, otros huyen. Los que te golpean pueden llegar a resultar molestos si estás al borde de un precipicio, pero la agresividad de los pobladores de este mundo es reducida y tu viaje consiste básicamente en dejarte llevar. Tienes la posibilidad destruir a estas criaturas, sin conseguir nada a cambio, atacándolos o lanzándoles semillas que puedes recolectar por esas tierras fantasiosas. Según el ecosistema en el que te encuentres las semillas variarán para adaptarse a la flora local pero no cumplen ninguna función excepcional, más allá de la estética en torno a la que gira el título.

La ventaja del juego, como cualquier otro de la plataforma, es poder llevarlo contigo allá donde vayas. La desventaja es que, ya sea por los altos contrastes, el ser en primera persona o su frenetismo en algunas secciones, acaba siendo mareante. Por lo demás, se ve perfectamente en televisión y en portátil.

Una vez terminado el juego poco queda por hacer en él. No hay coleccionables, logros u objetivos más allá de la desinteresada contemplación que te inviten a volver a sus parajes.

Otros juegos a los que me remite

  • Shape of the World, como su propio nombre indica, nos muestra la forma del mundo. Por su estilo artístico me recuerda a Fe, también carente de texturas y potenciando las figuras, los colores, las luces.  Fe está a la venta en la eShop de Nintendo Switch.
  • Flower, disponible en otros sistemas e iOS, igualmente centra su jugabilidad en una exploración pausada.

5.5

[Análisis] Shape of the World

Puntuación Nintenderos: Nada del otro mundo

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Atractivo estilo artístico.
  • Ocupa poco, sólo 1,2 GB.
Flojea en:
  • Puede resultar mareante, especialmente en modo portátil.
  • Sus mecánicas contradicen el tipo de juego que pretende ser.
  • Le falta magia.