[Análisis] Element
Los juegos de estrategia suelen ser títulos complejos, donde dominar cada uno de los parámetros es vital para conseguir la victoria en cada partida. Podría parecer que no son juegos para gente con poco tiempo para dedicarle, no obstante, ahí aparece Element, que se vende así mismo como “un juego espacial de estrategia en tiempo real para personas que están demasiado ocupadas para jugar” y, realmente, lo cumple.
Tabla de contenidos:
El futuro está ahí fuera…
La historia, si pudiéramos llamarlo así, nos pone en la piel de una nave interestelar de humanos que, en un principio, habrían visto a su planeta sucumbir a la destrucción. Tendremos que viajar por un conjunto de planetas de un sistema solar ficticio en busca de recursos para nuestra tripulación. En un principio, la premisa no es mala, sin embargo, apenas hay una frase al iniciar la primera partida que nos dé un contexto o nos ponga más en situación.
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La falta de más historia es un gran problema, principalmente, porque la mecánica del juego no cambia desde el principio hasta el final y no incentivar con más historia al jugador hace que pueda volverse monótono y repetitivo al poco tiempo, condenando al juego al ostracismo y el abandono. Es una pena porque, en el transcurso de la aventura, lucharemos contra otras facciones por los recursos de los diversos planetas, sin embargo, no se indaga sobre quiénes son y por qué nos peleamos contra ellos en vez de cooperar. Creemos que la simplicidad que buscaba el propio juego se contagió a la historia y no le ha hecho bien al producto final.
¡A trabajar a la mina!
La mecánica es simple, cada planeta guarda una serie de recursos que tendremos que extraer de las minas. Al mismo tiempo, debemos competir contra otra facción que también lucha por conseguir dichos recursos. La partida, por así decirlo, se basa en dos partes: la primera, es conseguir más recursos que el rival; la segunda, destruir la base de nuestro rival para finalizar la partida cuando le superemos en recursos. Parece sencillo, pero controlar las minas y defenderlas del ataque enemigo en las fases más complicadas llega a ser complejo y requiere de, cierta, pero no mucha, habilidad.
Para nuestra aventura contaremos de varias herramientas. Las diferentes unidades de las que dispondremos son: recursos, su función es la de obtener más energía para poder construir y dominar el planeta; defensa, nos protegerán del ataque del enemigo; ataque, llevarán a cabo un asedio con misiles o láseres contra nuestro enemigo; drone, sirve para poder obtener recursos repartidos por el mapa o reparar unidades dañadas; misiles, podemos atacar con ellos a cualquier construcción enemiga y son útiles para acabar con las más solitarias y alejadas. Todas las unidadestienen hasta tres niveles, obviamente, el nivel tres es el mejor, sin embargo, cuesta más energía construirlo.
La sencillez que tiene el juego es clave. Las herramientas de las que disponemos son, como podéis comprobar, muy pocas, pero eso es lo que busca Element, que no nos andemos por las ramas con estrategias muy complejas, sino todo lo contrario. En apenas unos minutos seremos capaces de manejar todo el sistemay controlar los tiempos de obtención de recursos con los de ataque a nuestro enemigo y protección de nuestra base. No obstante, sobre dicha sencillez recae otro problema, la falta de sorpresa. No desbloqueamos nada ni tenemos nuevas habilidades al completar “x” número de planetas, de principio a fin hacemos lo mismo con las mismas armas, lo que produce cansancio y hastío al jugador.
Una interfaz minimalista y un apartado artístico correcto
Como señalábamos anteriormente, la interfaz es tremendamente clara y concisa, no nos muestra mil parámetros o flechas diferentes, todo lo contrario, busca ser fácil de entender y que el jugador, con un simple vistazo, controle toda la situación sin demasiados problemas. Es uno de sus puntos fuertes. Todos conocemos algún que otro juego que nos vuelve completamente locos ante la saturación de la pantalla con montones de indicadores, pues Element es completamente opuesto. Es tremendamente fácil de comprobar si nos están atacando la base, si estamos perdiendo nuestras minas o si disponemos de la energía necesaria para construir otra unidad que nos sirva en el desarrollo de la batalla. Sin lugar a duda, es un gustazo.
Su aparto visual y artístico es, como el resto del juego, muy elemental. No digo con ello que sea feo, nada más lejos, pero sí que se nota un tanto vacío y, en algunos aspectos, pobre. Los planetas se presentan diseñados con polígonos, donde podremos elevar nuestras infraestructuras, y los colores que presentan son realmente vistosos. Sin embargo, el fondo e infinito universo aparece en negro o gris, siendo muy simplón. Las construcciones no son nada del otro mundo y las explosiones y disparos apenas destacan por su diseño y animación. En cuanto al apartado sonoro, poco podemos destacar, la música de fondo pasa completamente desapercibida y, si no estuviera, podría darnos completamente igual.
Conclusiones finales
Element es un juego disfrutable si su comprador sabe a qué va a jugar. La historia principal no es demasiado compleja y tampoco muy larga, apenas unas 4-5 horas, aunque puede ser rejugable si queremos alcanzar mejores puntuaciones. La IA enemiga nos pone las cosas complicadas en los últimos compases del juego, pero, a comienzos de este, es nefasta. Su sencillez en cuanto a jugabilidad será bien recibida por aquellos jugadores más novatos o que no disponen de mucho tiempo para disfrutar de juegos de estrategia, pero se quedará escasa para los que busquen un desafío mayor. Sus gráficos cumplen, sin más, y la música que debería alentar nuestra aventura ni está, ni se la espera.
Element está disponible para descargar en la eShop y ocupa unos 110,1 MB.