[Análisis] Pode
Un buen día, un pequeño cuerpo celeste de luz cayó a la Tierra, donde fue encontrado por una piedra viviente. Este extraño dúo rápidamente entabló amistad y decidió viajar hacia lo alto de una montaña llena de cuevas para poder devolver al solecito de nuevo al cielo. Pode es simplemente el viaje de estos dos amigos.
Y es en parte esta simpleza lo que me atrae hacia este videojuego. La amistad es un punto central que motiva a los personajes y los lleva a, simplemente, moverse adelante, disfrutando de cada momento. Como ocurre en la vida real. El juego quiere ser una experiencia basada en la cooperación entre dos personas que resulta más relajada y tranquila, razón por la que el juego prefiere eliminar ciertos elementos tales como las muertes o los conflictos.
Pode es una tarde tranquila veraniega con los amigos, donde charlas, donde te tomas algo y te pones a pasear luego. No es un videojuego que te llene de adrenalina, pero creo que en su mayor parte, Pode consigue cumplir su objetivo. En su mayor parte.
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Trabajo en equipo
¿Y cómo es que lo consigue en primer lugar? Esto se debe a que en Pode nuestro deber es superar múltiples cavernas con temáticas diferentes (Roca, agua o viento entre otras) que están llenas de pequeños puzles que deben resueltos usando las cualidades específicas de cada uno de nuestro personaje aparte de una saludable dosis de colaboración entre los jugadores que se encuentren a los mandos.
Cada uno de los dos personajes cuentan con habilidades distintas. La piedra puede tragarse bloques, aparte de al otro jugador con cuerpo de sol y cuenta con la habilidad de escabullirse por pequeños huecos. Aun así, destaca por ser más pesada que su compañero el sol. Por el otro lado, el astro celeste inicialmente no cuenta con muchas habilidades fuera de su planeo, pero conforme avanza la aventura de nuestros protagonistas, adquirimos poderes centrados alrededor del posicionamiento.
A partir de este surtido de habilidades, debemos superar varias habitaciones que nos proponen retos contenidos en pequeños niveles que se centran principalmente en el uso de nuestros poderes para acceder a distintos lugares y así conseguir activar diferentes mecanismos que nos permiten avanzar más.
No hay nada más a tener en cuenta salvo nuestra habilidad para solventar puzles. El juego tiene un ritmo lento que no da lugar jamás a secuencias de mayor frenetismo. Aparte, no existe ninguna penalización por caerse por precipicios o por tardar demasiado en un puzle buscando una solución que puede resultar difícil de encontrar.
La pieza que falta en el puzle
Ahora bien, al mismo tiempo, no hay ninguna ayuda para conseguir encontrar esas soluciones. Pode tiene un problema importante. Dicho problema es que en ocasiones, los puzles que llegan a plantear pueden resultar demasiado crípticos y extraños. Estos problemas pueden ser vistos fácilmente en los puzles finales de cada sección de la cueva. Estos puzles destacan, en el mal sentido de la palabra, por actuar como picos de dificultad en los que es fácil atascarse.
¿Y por qué es fácil atascarse? Porque en ocasiones suelen basarse en pistas muy poco visibles a la vista o en formas de usar los poderes de los personajes que no se han explicado con anterioridad. Definitivamente, estas son las peores partes de este peculiar juego, pues paran el progreso inmediatamente.
Eso sí, es de agradecer que al menos el menú principal nos deje acceder inmediatamente a cada sala de la cueva sin ninguna complicación, lo que puede permitir que los jugadores escojan realizar otros puzles antes de probar por fin a tocar aquel desafío que no ha podido ser descifrado anteriormente.
Igualmente, este es un problema bastante frustrante dentro de un juego que ante todo, pretende crear un efecto completamente contrario en el jugador, un efecto consistente en una completa serenidad que consigue embargar a cualquier persona, en parte, gracias a los apartados visuales y sonoros presentes dentro de esta aventura.
Cueva llena de esplendores
Definitivamente Pode destacó en primera instancia por su agradable estilo visual, que ante todo, resultaba amigable a la vista. Y no voy a decir que no. Pode definitivamente consigue transmitir buen rollo a raudales a través de su estética, que aunque no es necesariamente original, sí que consigue cumplir con su objetivo.
Diría que en este aspecto, el juego destaca más por los escenarios que llega a mostrar a lo largo de la aventura, que al principio se muestran yermos y vacíos para ser alegrados con nuevas formaciones de plantas y de rocas gracias a la ayuda de los poderes de nuestros protagonistas. Puede que tras un tiempo, estas transformaciones del terreno resulten mundanas, pero no se puede negar a pesar de ello el carisma que llega a desprender.
Carisma que sin embargo se ve manchado por varios momentos en los que el juego por desgracia no consigue mantener una tasa de frames estable. Dentro del gran esquema de elementos a tener en cuenta, estamos ante un fallo menor, pero aun así es de notar que de vez en cuando, aunque no necesariamente de forma frecuente, ocurren bajadas de frames que resultan notorias.
Pero, dentro de lo que es la presentación, ¿qué tal es la banda sonora? A mi parecer, cumple con su objetivo, pero no consigue llegar a hacer nada más. Es música ambiental tranquila y cumple perfectamente con su cometido, pero mientras escribo estas líneas, no puedo tararear ningún tema presente dentro de esta banda sonora, puesto que las tonadas carecen de características que consigan volverlas memorables.
Mejor mal acompañado
Aún a pesar de todo lo que he dicho anteriormente, veo importante preceder las conclusiones finales del análisis hablando del que posiblemente sea el mayor problema de este videojuego. A mi opinión, Pode sólo consigue ser divertido en modo cooperativo. El juego puede ser jugado por una única persona, ofreciendo el control de los dos personajes por turnos a través de pulsaciones de un botón específico, pero este modo resulta ser extremadamente tedioso.
Este modo para un jugador denota que este juego fue inicialmente construido nicamente con un enfoque hacia el juego multijugador cooperativo. Dicho enfoque no es necesariamente malo, pero sí consigue limitar el espectro de jugadores que pueden llegar a conseguir divertirse con este título.
Conclusiones finales
Dicho todo esto, Pode acaba mostrándose como un juego que intenta ofrecernos una experiencia agradable, como un paseo por un día primaveral, pero por el camino, acaba tropezándose y fallando en alguna que otra ocasión. Su principal problema se encuentra en la existencia de puzles de naturaleza obtusa que bloquean en seco el progreso de los jugadores. Estos puzles resultan frustrantes y rompen completamente con todo lo que Pode busca conseguir en cualquier otro aspecto.
Pero aun así, es un juego que consigue funcionar. Es agradable cuando estás jugándolo con un amigo y consigues resolver una serie de acertijos utilizando las habilidades de cada uno de los personajes. A pesar de esta satisfacción inherente, es necesario comentar que Pode cuenta con dos problemas, uno siendo que esta experiencia agradable puede ser frenada en seco en un pispas por un puzle obtuso y el otro siendo que posiblemente la única experiencia agradable que puedas sacar de este juego sea exclusivamente a partir del juego multijugador. Si consigues paliar el segundo problema haciendo uso de tus conexiones y amistades, entonces puede que Pode consiga volverse un juego bastante entretenido para jugar con alguien más, aunque a veces tendréis que estrujaros los sesos.