[Análisis] Legendary Eleven
Eclipse Games ha tenido un derroche de nostalgia futbolera y ha decidido traer Legendary Eleven a Nintendo Switch, un título arcade dedicado al deporte rey en su época dorada, donde las faltas eran menos faltas y el juego más directo. ¡Que comience el partido!
Tabla de contenidos:
¡Arriba! ¡Arriba, Arriba! Arriba con ese balón…
Desde el primer segundo que tengamos en nuestras manos Legendary Eleven sentiremos que nuestros pies van a tocar balones de épocas pasadas. Más concretamente de los años 70, 80 y 90, tiempos en los que los pantalones eran más cortos, los pelos más afros y las entraditas eran solo parte del juego. Tampoco existía la regla de la cesión, instaurada en 1992, por lo que en este juego no debéis sorprenderos si el portero coge el esférico con las manos tras un pase de su propio defensa, incluso a veces, será el propio guardameta el que se lo arrebate a su compañero para salir al ataque más rápido.
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Basta un par de partidos para hacernos notar de sobra que estamos ante un juego futbolístico puramente arcade, donde el tiki taka tiene muy poca cabida. Aquí lo importante es el fútbol directo, las entradas duras y los tiros espectaculares desde medio campo que pueden acabar en gol por la escuadra.
Sin embargo, desde Eclipse Games le han añadido al título cierto componente estratégico que complementa a ese carácter tan arcade, como por ejemplo, las opciones de elegir diferentes tipos de formaciones y estrategias, unos controles que nos permitirán dar pases al hueco medidos, hacer paredes, robos de balón suaves y fuertes… vamos que no va ser un pasar-tirar sin más.
Los delanteros ganan partidos, los defensas ganan campeonatos…
Y los medios, probablemente no tengan tanto peso en este juego, donde la tónica es atacar y defender sin pausa. A veces hilaréis algunos pases en la medular, pero no estamos ante un título de simulación y pronto os daréis cuenta que lo más efectivo –y divertido- es buscar la portería rival a toda costa.
Para mover el esférico por el campo tendremos los pases cortos, cuya ejecución se facilita gracias a las flechas que rodean al jugador, para saber qué compañero tenemos disponible y no errar el pase; pase al hueco, este algo más difícil de ejecutar, pues debemos medir muy bien el lugar donde queremos poner el balón; el disparo, que puede servirnos a la vez como centro o pase alto si apuntamos hacia otro lugar que no sea la portería; y por último, el regate, que ejecutaremos simplemente con pulsar un botón. Para la defensa, podremos realizar entradas suaves al pie o segadas que a día de hoy supondrían la tarjeta roja casi de manera instantánea, pero recordad la época en la que estamos, donde muchas eran consideradas simplemente como forcejeos.
También disponemos, por supuesto, de un botón de sprint del que no debemos abusar, pues nuestros jugadores se cansarán pronto a medida que disminuye su barra de energía. Tenemos tres tipos de controles en los que los botones están dispuestos de diferentes formas, para elegir el que nos resulte más cómodo. Sin embargo, lo más espectacular de Legendary Eleven son sus disparos. Al dejar el botón apretado realizaremos un tiro mucho más fuerte, pero si conseguimos llenar la barra del súper tiro, entonces ejecutaremos un chut imparable, siempre en forma de chilena o volea que además de dejaros boquiabiertos, será gol en el 99,9% de los casos.
Sí le, sí le, no le…
Seguro que a los que coleccionamos cromos de fútbol en nuestra infancia estas palabras nos resultan más que familiares. Y en Legendary Eleven los cromos vuelven a cobrar importancia, pues son un recurso más para incorporar a nuestros partidos, que nos facilitarán una mejor recarga de la barra de súper tiro, una defensa más sólida, un árbitro más permisivo… . En un principio contaremos con pocos, pero a medida que ganemos campeonatos – de los que hablaremos más adelante- conseguiremos más ejemplares que nos ayudarán a establecer las condiciones que mejor nos convengan para cada partido.
Sin embargo, continuando con este símil de los cromos, en sus aspectos técnico y jugable la colección no está completa. En el apartado gráfico encontramos diseños llamativos de los jugadores, caricaturizados para presentarnos el fútbol como algo divertido y desenfadado, acompañados por un árbitro y unos linieres que siguen la misma tónica. Pero la forma en que se mueven chirría un poquito, pues hay animaciones que tienen mucho por mejorar, ya que mientras podemos encontrar una parada espectacular del portero o un cabezazo que se muestra de lujo, segundos después podemos contemplar una parada del portero cual tronco se tratara, sin mover ni brazos ni pies, o jugadores que literalmente se deslizan por el terreno de juego como si fuera de hielo.
Otro detalle que puede echar para atrás es la velocidad del juego, que llega a resultar algo lenta para ser un título arcade. Además, la tasa de frames no siempre se mantiene estable, y encontraremos algún tironcito de vez en cuando en medio de los partidos. Se aprecia popping cada vez que un jugador cae al suelo como fruto de una falta. Precisamente, en los lanzamientos de faltas y saques de esquina, donde el juego muestra planos más largos, se percibe un efecto de borrosión que, llega a hacerse aún más evidente en las repeticiones, que podremos manejar para ver un gol desde distintos ángulos. Estas carencias se hacen más visibles en modo sobremesa que en portátil.
En cuanto al comportamiento del balón y los jugadores, tendremos esa sensación de que el balón va literalmente pegado a los pies mientras lo conducimos por el campo. Aunque no todo es malo en este aspecto, pues el control responde bien en casi todas las situaciones y hace que su jugabilidad no se vea mermada. Contamos con un sistema de cámaras único para los campeonatos –en los amistosos podremos elegir entre dos variantes- que siempre se sitúan bastante cerca de los jugadores y, aunque no nos permiten ver el campo con amplitud, contamos con un radar que nos facilita conocer la posición de nuestros compañeros y rivales. Se agradece, eso sí, los efectos climáticos, como la lluvia o la nieve, que resultan vistosos en la misma línea artística que el resto del juego. Para las faltas, penaltis y córners, el sistema es sencillo, y se basa simplemente en apuntar un círculo al que debemos presionar con la precisión exacta para que el balón vaya donde queremos.
En el sonido hay poco que destacar: voz únicamente para anunciar el comienzo del partido, cantar las faltas, córners, goles y poco más…. Quizá se eche en falta un comentarista excéntrico que aporte aún más dinamismo a los encuentros, como aquel que teníamos en ISS 64, por ejemplo. Respecto a los efectos, tendremos algunos cánticos discretos y poco variados de la hinchada, además de los sonidos del balón y el césped rasgado en las segadas.
90 minuti son molto longo
Como decíamos antes, tenemos dos modos de juegos principales: el partido amistoso y los campeonatos. En los partidos amistosos podremos elegir condiciones como la duración, el nivel de dificultad –entre Principiante, Aficionado y Leyenda- y la climatología. Sin embargo, estos parámetros no estarán disponibles en los campeonatos, donde todo se genera de forma automática: los partidos tienen una duración de seis minutos aproximadamente y la dificultad aumenta de forma gradual a medida que pasemos de ronda, por lo que tendremos partidos iniciales donde metamos siete y ocho goles, para llegar a una final más o menos reñida. Hay que decir que en ningún caso suponen un reto, y se echa en falta una curva de dificultad más arriesgada.
En cuanto a los campeonatos disponemos de: Copa Africa, Copa Asía, Copa América, Eurocopa y Mundial. Para disputarlos tenemos 36 selecciones nacionales para elegir, y que son las siguientes: Alemania, Italia, Holanda, Francia, España, Inglaterra, Bélgica, Escocia, Rumanía, Dinamarca, Suecia, Yugoslavia, Checoslovaquia, Portugal, Polonia, Irlanda, Camerún, Nigeria, Ghana, Argelia, Egipto, Senegal, Japón, Korea, Turquía, Australia, URSS, Arabia Saudí, Argentina, Brasil, Uruguay, México, Chile, USA, Colombia y Perú. Ya habréis comprobado que encontramos selecciones de la época que hoy en día no existen, como URSS, Checoslovaquia y Yugoslavia.
Estas selecciones vienen acompañadas de unos jugadores que, si bien no están licenciados, son perfectamente reconocibles gracias a sus nombres, encontrándonos con ejemplos como Emilio (Butragueño) en España; Gheorghe (Hagi) en Rumanía; Lothar (Mathaeus) en Alemania; o Rumario (Romario) en Brasil. También habréis podido comprobar que debido al número total de selecciones la organización de los torneos se ven limitadas, por ejemplo en las Copa África, son solo dos grupos de tres equipos, en la Copa Asia son dos grupos de cuatros equipos que pasan directos a semifinales, la Eurocopa tiene el formato antiguo de cuatro grupos de cuatro equipos cada uno o el Mundial tiene la peculiaridad de ser cuatro grupos de seis equipos cada uno.
Ganar estos campeonatos con diferentes selecciones, nos premiará con nuevos cromos, por lo que conseguir todos puede ser un aliciente para rejugar estos torneos con distintos equipos. Mención aparte tiene el Multijugador local, que podremos llevar a cabo en forma de partidos amistosos, siempre que tengamos dos mandos completos, es decir, no podremos jugar con un Joy-Con solamente. En juegos como este, un modo online podría haberle otorgado mucha más vida, pero por el momento, el título no cuenta con ello. Por lo que podemos saber, en su versión de PC piensan añadirlo más adelante, así que no estaría de más que hubieran pensado hacer lo propio con Switch, además de contenidos adicionales en los que Eclipse Games ya han confesado estar trabajando.
Nota aclarativa: el juego ya ha visto solucionados los problemas que impedían acabar los partidos por completo gracia al parche lanzado por la propia compañía.
Conclusiones
Legendary Eleven revive los clásicos títulos de fútbol arcade con una propuesta muy divertida y desenfadada, a la que le quedan muchas cosas por mejorar. Sus carencias técnicas y una curva de dificultad que puede quedarse muy baja para algunos jugadores contrastan con un gran uso de la nostalgia deportiva y un multijugador local que asegura las risas durante horas. Si os queréis alejar de la simulación que propone FIFA y pensar únicamente en el espectáculo que ofrece el deporte rey, tenéis en este juego una buena opción. Podéis encontrarlo en la eShop de Nintendo Switch al precio de 8,99 € y necesitaréis 617 MB en la memoria de vuestra consola.