[Análisis] Owlboy
Todos hemos soñado en volar alguna vez. De hecho, cuando hacen la típica pregunta de qué superpoder querrías tener, yo, sin dudarlo, digo la capacidad de surcar los cielos. La sensación de libertad y el descubrir de un nuevo mundo acompañan a este superpoder y a Owlboy, el juego en el que sentirás batir tus alas.
Unos aficionados al vuelo se juntaron para formar un estudio llamado D-Pad. A la espera de una fecha oficial de Vikings on Trampolines, esta desarrolladora indie tiene en la vanguardia a Savant: Ascent y al juego al que dedicaremos las próximas líneas: Owlboy. Con un talento natural por lo retro, sus juegos destacan por esa vuelta nostálgica gráfica al píxel que con tanto mimo han tratado en sus proyectos.
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Los enigmáticos búhos
Los búhos siempre han sido considerados animales con un gran potencial místico. Ya sea por su apariencia o por su naturalidad nocturna, estas aves siempre han estado envueltas en un aura de misterio. Owlboy pretende crear una historia a partir de esa misma premisa en un mundo lleno de islas flotantes, donde estos animales representan una especie de deidad.
En esta aventura plataformera encarnaremos a Otus. Nuestro protagonista, no es ningún tipo de dios, pero es de los pocos habitantes del mundo de Owlboy que tiene la capacidad de volar. Aunque no es ningún tipo de deidad, Otus tiene una característica diferente al resto del mundo: es mudo. Por culpa de esta peculiaridad, el pequeño búho siempre es considerado como un ser inferior.
Por contraparte, los piratas aterrorizan a Vellie, el pueblo de Otus. Aunque al principio simplemente nos hablan de un alborotador en la villa, al poco rato sabremos que los piratas estaban detrás de todos los problemas. Estos tienen como objetivo unas antiguas reliquias que otorgan un gran poder a su portador. Tras el robo de este artefacto en Vellie, Otus, acompañado de su mejor amigo Geddy, se aventurarán en su busca en una trama que sorprenderá a cada aleteo.
Con estas mismas alas podremos recorrer con total libertad el mundo de Owlboy. A medida que avancemos en la historia conoceremos a nuevos compañeros de viaje. Curiosamente, estos son los que influirán en nuestra jugabilidad, ya que esta está condicionada al personaje que llevemos agarrado. Esta acción es con la que avanzaremos y resolveremos los puzles que nos planteará D-Pad, los cuales rebosan originalidad y talento por parte del equipo.
Naturalmente, Otus tiene sus propias habilidades y las deberemos usar contra ciertos enemigos para dejarlos vulnerables. Por ejemplo, Geddy es nuestro primer compañero. Él viene equipado con un arma de fuego eficaz contra ciertos obstáculos que nos permitirán avanzar en la historia y derrotar enemigos a distancia.
Si somos dañados por algún ataque, podremos inflar nuestro buche con frutas que deberemos recolectar, ya sea extrayéndolas del suelo o recogiéndolas de un arbusto. Además, podremos ampliar nuestra barra de vida en una tienda que nos ofrecerá ese extra a cambio de unas monedas coleccionables.
Animaciones retro
Como ya habíamos dicho antes, Otus es mudo, con lo que a priori podríamos pensar que los desarrolladores complicaron la manera de explicar la historia y su personalidad. A posteriori, vemos que esto fue elegido así por una razón. D-Pad complicó esta tarea para reforzar otras.
Como también había dicho antes, este estudio está especializado en crear apartados gráficos basados en el píxel, con lo que transmitir cierta personalidad a los personajes siempre se dificulta. Lejos de esta verdad, D-Pad ha conseguido un trabajo excepcional en las animaciones de los personajes gracias, principalmente, a no otorgarle voz a nuestro protagonista.
Desde el principio entendemos qué siente Otus y qué reacción tiene la otra persona frente a él. De los personajes a los enemigos, pasando por el escenario, desde el primer momento vemos el gran trabajo que hay detrás del apartado gráfico y sus animaciones.
Los principales protagonistas de la historia gozan de gran personalidad, los escenarios se sienten realmente vivos y los detalles con los enemigos y la interacción con el escenario es realmente curiosa. Además, depende de la dureza con la que golpean a Otus saldremos disparados y, si chocamos con una pared, caeremos resbalando por ella, otorgando una gran dureza a este tipo de acciones.
Canto a la libertad
Como dije al principio, la sensación de libertad que otorga volar es incomparable a cualquier otro poder. En Owlboy, esta facultad está reforzada por una banda sonora que la refuerza con unos temas brillantes. Además, en ciertas zonas que deberemos hacer uso del sigilo, la música de fondo se escuchará más floja en los momentos que estemos escondidos. Los efectos sonoros también son realmente buenos. Sentimos las alas de Otus batir, los arbustos se oyen al pasar por su lado y oímos la hierba moverse por el viento.
No obstante, la mezcla de audios que hay en el juego no está a la altura de su calidad sonora. En bastantes ocasiones escuchas como la música de fondo se reinicia, es decir, escuchas el corte en el bucle. Para que nos entendamos, normalmente la música no es infinita, sino que hay una canción que se va repitiendo constantemente, especialmente en los lugares de mundo abierto.
En el caso de Owlboy, se nota el corte entre canción y canción que debería reiniciar el bucle para que volviese a sonar. Además, y sobre todo cuando omitimos una escena, la música se pierde y simplemente escuchamos los efectos sonoros.
Visualmente también tiene ciertos fallos como que la imagen no se ve o vemos errores visuales. Lamentablemente, la única manera de solucionarlo es reiniciar el juego.
Vuelo duradero
La duración de unas ocho horas de Owlboy es adecuada, aunque en los momentos finales puede parecer que se alarga un poco más de lo necesario. No obstante, como ya sabéis, la duración viene determinada por factores como la dificultad o la rejugabilidad.
En cuanto a la dificultad, los jugadores menos experimentados podrían pasarlo mal en ciertos enemigos finales, ya que la gran mayoría son bastante complejos. Una manera de hacerlos más sencillos es consiguiendo los coleccionables del juego que te permiten aumentar la vida máxima. Además, los coleccionables no solo acaban en las monedas, ya que también hay otros misterios en el mundo de Owlboy más complicados de descifrar o un minijuego en el que pasar el rato.
Además, el juego llega en castellano, funciona perfectamente tanto en modo portátil como en modo dock, a diferéncia, claro está, de su mejora gráfica en el modo sobremesa y es compatible con la grabación de vídeo.
Aterrizaje perfecto
Como el gentil aleteo de un búho, Owlboy llega a Nintendo Switch con la promesa de hacernos volar. Surca los cielos de su mundo para descubrir una enigmática historia llena de emociones, junto a unos compañeros de viaje memorables, un apartado gráfico de escándalo y una banda sonora que, con sus pequeños fallos, te hará sentir libre. Owlboy se pondrá a la venta el 13 de febrero para la consola híbrida de Nintendo a 22,99€ y un tamaño de descarga de 243,27 MB.
https://www.youtube.com/watch?v=ZTgjbeuEv-c