[Análisis] World To The West
World to the West es un juego de aventuras, héroes casuales y villanos de libro. Rain Games, el estudio independiente que nos trae esta propuesta, ya nos ofreció el exitoso Teslagrad. Nuestra historia empieza, precisamente, en un escenario de este juego, Elektropia, aunque pronto nos trasladaremos al vasto mundo en el que se desarrollará la aventura.
A lo largo del juego conoceremos a los cuatro protagonistas entre los que deberemos alternar para avanzar en nuestro viaje. La conexión entre ellos parece fortuita en un primer momento, aunque su presencia en diferentes tótems repartidos por todos los escenarios del mundo y la atención que les presta cierta hechicera parecen indicar que, realmente, comparten un destino.
Tabla de contenidos:
Las cuatro caras del tótem
La historia de World to the West se narra a través de diferentes capítulos con títulos relativamente ingeniosos, y gracias a un estilo gráfico 3D. El objetivo del juego y, por tanto, de nuestros cuatro protagonistas, es enfrentar a un malvado tirano que pretende utilizar cierta tecnología ancestral que puede sumir al mundo en el caos.
Otros contenidos en esta categoría:
- -
Cada personaje cuenta con varias habilidades de desplazamiento y de ataque, lo que aporta variedad a la forma en que se relacionan con el entorno y con las criaturas que lo habitan. Por ejemplo, Lumina es una chica de Elektropia que puede teletransportarse y servirse de un interesante y útil poder eléctrico. Teri, la cazarrecompensas, es capaz no solo de correr, sino también de hipnotizar bestias y controlarlas a su antojo.
El pequeño huérfano Knaus puede excavar y avanzar sin ser visto en ciertos terrenos, así como desplazarse sobre el agua convirtiéndola en hielo. Por último, el grandullón Clonington tiene la mayor fuerza física y puede trepar desniveles, pero también es el más pesado. Iremos adquiriendo los diferentes poderes de cada personaje gracias a los objetos que encontraremos en una serie de mazmorras, por lo que nuestras posibilidades de desplazamiento serán limitadas al principio.
Hay un mundo al oeste
En cuanto al mundo, está compuesto por dos niveles: la superficie y una extensa red de cavernas, ríos y lagos subterráneos. Viajaremos por parajes nevados, prados, bosques, ruinas e incluso algún poblado o ciudad pero, salvo algunos paisajes, la mayoría no tienen un diseño realmente notable.
En el mundo encontraremos cofres con dinero, baterías, monasterios de curación y algún que otro personaje no jugable. También aparecen los tótems, en los que podremos guardar partida, cambiar de personaje o trasladarnos a otro punto del mundo. Pese a todos estos elementos, se puede echar en falta cierta apuesta por la recolección o por algunos elementos que dieran más vida al mundo.
Como parte de la exploración encontramos los puzles. Algunos de estos están muy bien planteados, si bien requerirán llevar al personaje adecuado al punto correspondiente. No siempre nos servirá el camino que hemos utilizado con otro protagonista, por lo que será importante encontrar vías alternativas para alcanzar nuestro destino. La organización de caminos y la integración de los puzles en ello están muy bien diseñadas y nos ofrecen bastante territorio y opciones para explorar. El gran pero es, sin duda, la abundancia de pantallas de carga para unir las diferentes zonas de nuestro recorrido. En ocasiones veremos varias de estas pantallas en tan solo unos minutos de juego.
Los combates en tiempo real no tienen un gran peso en el juego, si bien existen varios que son necesarios para avanzar. Las batallas contra jefes son bastante interesantes, ya que estos tienen patrones de movimiento y requieren que tengamos una estrategia para enfrentarnos a ellos. Sin embargo, quizá no están bien distribuidos en el metraje del juego, ya que hay una parte del mismo en la que tenemos demasiados combates de este tipo seguidos, algunos introducidos de manera forzada.
Echa un vistazo al mapa
En lo que se refiere a la interfaz, accederemos a un menú general que nos permitirá ir a la pantalla de inicio o cargar partida. El menú más interesante es el de mapa, donde podremos alternar entre la vista de la superficie o la del subsuelo, o conocer más secretos sobre el mundo y su historia a través de las tablillas que iremos leyendo y recopilando durante la aventura. El aspecto sonoro está en línea con la temática del juego. Encontramos piezas muy variadas, adaptadas a los diferentes entornos, por lo general, de forma bastante acertada. Los boss o jefes -en definitiva, las principales batallas- tienen también sus temas distintivos.
Los controles pueden no ser los más intuitivos del mundo. En primer lugar, porque dependen de cada personaje: atacar, desplazarse de forma rápida, usar tal o cual habilidad… La cosa se complica cuando, además, controlamos algún animal con la habilidad de Teri. Lo bueno es que en todo momento tenemos disponible un esquema de controles en el botón R. En este aspecto, también merecen mención los combates o algunos desplazamientos, donde el control no es demasiado preciso, lo que lastra en cierta medida la experiencia de juego.
Pese a todo, no estamos ante una obra excesivamente complicada, ya que las vidas son infinitas -una muerte nos mandará al último punto de guardado- y la mayoría de puzles, si bien pueden suponer un reto, se resuelven con un poco de dedicación. En total, y siempre en función de lo intensivos que seamos en la exploración, podemos estar ante unas 10 horas de juego.
Conclusión
World to the West no tiene las mecánicas más sorprendentes ni la historia mejor elaborada de su género. Por ejemplo, algunos de los personajes no están del todo bien construidos ni presentan motivaciones reales para integrar el grupo o hacer frente al enemigo. Sin embargo, esto no evitará que nos lo pasemos bien explorando el mundo gracias a las diferentes habilidades que presenta cada protagonista, disfrutando a la vez de unos textos traducidos al castellano con acierto.
Aunque las pantallas de carga y algunos bugs lastran la experiencia de exploración, los diferentes caminos de este mundo semi-abierto nos invitan a cambiar de personaje y explorar cada pequeño rincón. Los puzles son entretenidos, y normalmente resolverlos tiene premio más allá de la satisfacción personal del jugador. Todo esto, junto a los guiños a grandes juegos del género como algunas entregas de The Legend of Zelda, contribuye a que World to the West sea una buena apuesta para Nintendo Switch entre las opciones que encontramos en su rango de precio.