[Análisis] OPUS: The Day We Found Earth
Por Elodie Mellado:
Un buen indicativo de la cantidad ingente de indies que pueblan la tienda virtual de Nintendo es que en todas las redacciones donde se analizan las novedades el personal no esté dando a basto para tanto análisis. Esto es lo que me ha llevado hasta aquí, a estrenarme en Nintenderos con el análisis de OPUS: The Day We Found Earth, un pequeño videojuego de factura china donde debemos encontrar la Tierra perdida entre un millón de estrellas. La inmensidad nos espera.
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El espacio y las estrellas han formado parte de la historia de los videojuegos casi desde sus inicios. Será por su asociación con la ciencia ficción, una temática que abunda en nuestro medio, o por su aparente incapacidad de explorar otros géneros, pero entre los shoot ‘em up espaciales o las numerosas sagas galácticas como Metroid o Mass Effect, el espacio ha sido tan omnipresente en los videojuegos como la fantasía medievalista. Y así llegamos a OPUS: The Way We Found Earth, una breve historia entre este cúmulo de estrellas que utiliza el escenario espacial para hablarnos de temas tan humanos y universales como la confianza en uno mismo, pero también en los demás.
Nuestra historia empieza con Emeth, un adorable robot diseñado por la Doctora Lisa, unainvestigadora a cargo de encontrar la Tierra, un planeta que para la humanidad ya es solo un mito, una cuna largo tiempo olvidada. Pero ante la falta de un hogar en un planeta viable, el retorno a los orígenes es capital, y como ya hiciera la tripulación de Battlestar Galactica en su día, deberán buscar el camino que se esconde entre las estrellas para volver a nuestro querido, y maltratado, planeta azul. Este es el propósito de Emeth, ayudar a los humanos a sobrepasar sus limitaciones físicas y encontrar la Tierra.
Para ello, Emeth utilizará un potente telescopio para otear las miles de estrellas que componen el universo, y este es precisamente, también, nuestro cometido. A través de pequeñas pistas, el juego nos lanzará a un mapa de la galaxia donde deberemos ubicarnos por cuadrantes y coordenadas para encontrar los planetas candidatos más adecuados para albergar vida humana. Y ya está. Esta es la única jugabilidad que se encuentra en OPUS, que a pesar de contar con unas mecánicas limitadas, sabe encontrarles el suficiente encanto como para que compense las dos horas de duración del título.
La fórmula es muy sencilla y sigue siempre las mismas pautas. El mapa galáctico cuenta con cinco zonas, cuatro numeradas y conocidas y una quinta que se llama “The Unknown Zone”, la zona desconocida. Siempre que utilicemos el telescopio, este se actualizará con pequeñas pistas para que podamos encontrar los planetas que más se acercan al ideal de la Tierra. Empezaremos barriendo la primera zona y así consecutivamente. Escanear es tan fácil como posicionar el cursor en una estrella y darle al respectivo botón. Si hemos tenido suerte, nos dará una estadística de cuánto se parece a nuestro planeta, además de darnos la oportunidad de bautizarlos con el nombre que queramos o con los predeterminados que te sugiere el juego, que curiosamente parecen sacados de la mismísima Evangelion. Cuando hayamos acabado, el videojuego nos sacará del telescopio para que los personajes tengan una pequeña charla entre ellos. Y es precisamente en estos momentos de distensión dialéctica donde OPUS consigue brillar, en las conversaciones entre Lisa y Emeth, creador y creado, donde se tantean temas de la ciencia ficción como la consciencia del ser, el alma o el destino de los humanos, pero a una escala tan pequeña y adorable que me hizo intuir que éste no es un título diseñado para un público adulto, si no para aquellos niños que sueñan con galaxias muy muy lejanas.
Quizá es por eso que OPUS no supone ningún reto, ni mental ni motor, para los jugadores que busquen ese tipo de experiencias. OPUS es, ante todo, un paseo por las estrellas, un calmado videojuego que podríamos calificar como puramente contemplativo que nos reafirma en la riqueza que está adquiriendo el medio, y sobre todo, el catálogo de Switch, en los últimos años. Cabe advertir que el título está en perfecto inglés y no ha venido traducido al castellano, aunque el nivel es tan asequible que cualquier persona con conocimientos medios del idioma podrá entenderlo sin problema.