[Análisis] Max: The Curse of Brotherhood
Flashbulb Games, Press Play y Stage Clear Studios nos dieron hace tiempo la buenísima noticia de que uno de sus juegos más originales, Max: The Curse of Brotherhood, llegaría también a Nintendo Switch. Esta secuela precedida por Max & the Magic Maker, comenzó siendo exclusiva de Xbox One a finales de 2013, pero fue abriéndose paso por diferentes plataformas hasta llegar a la máquina híbrida. Y a partir de aquí, me gustaría empezar a hacer un análisis un tanto diferente al que acostumbramos, pues este juego es capaz de crear una serie de sensaciones que no se ven todos los días, razones suficientes para empezar este texto con una palabra para sus desarrolladores: Gracias. Comencemos.
Tabla de contenidos:
Nuestra aventura fraternal
Quien tenga un hermano, ya sea mayor o menor, entenderá que la relación puede ser, en la mayoría de las ocasiones, enfado tras enfado en la superficie pero con un fondo que movería montañas si nos tocan lo que queremos. Y precisamente, eso es lo que le ocurre a Max, cuando llega a su habitación y encuentra a su hermano pequeño, Felix, dejando su habitación hecha un desastre entre juguetes y trastos.
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Max, desesperado por aguantar las trastadas de su hermano, busca en Internet sin ánimo de éxito una de esas fórmulas aparentemente inútiles para hacer desaparecer a alguien, con la esperanza de que por unos instantes, su hermano se esfume de su habitación. Se nota que Max no esperaba que tal proceso funcionase, pero lo cierto es que al pronunciar las palabras encontradas, un agujero a otra dimensión se abre dando pie a que una bestia se lleve al bueno de Felix al otro lado. Y por supuesto, como bien decíamos, Max no duda en lanzarse de cabeza para salvar a su hermano.
Allí seremos ayudados por una anciana entrañable que nos echará un cable en este mundo, pues hará mágico uno de nuestros rotuladores que llevamos en la mochila para que nos sea más fácil y seguro avanzar. Será ella la que también nos cuente que el malvado y longevo Mustacho es el responsable de la desaparición de Félix.
Todo esto, que aparentemente puede parecer una historia sencilla, tiene el trasfondo de los sentimientos fraternales poniéndolos en su punto álgido en determinados momentos donde, no importa cómo de grande sea la bestia a la que haya que enfrentarse, si es tu hermano el que está en peligro. Da igual si el escenario a tus pies se derrumba o si crees que hay que saltar al vacío… nada puede detener el amor de un hermano, y Max: The Curse of Brotherhood empieza desde el principio transmitiendo eso.
Miraremos al futuro y lo haremos juntos
Aparecer en un lugar completamente diferente a tu habitación y con mil peligros acechándote puede hacer que te quedes congelado y sin saber qué hacer a priori, pero como bien hemos dicho, lo haremos por nuestro hermano Felix. Y lo cierto es que, gracias a nuestra gesta, viajaremos por escenarios realmente bellos con unos diseños muy cuidados, que en ocasiones nos hacen pararnos a contemplar su belleza y desear volver en algún momento, cuando todo se haya solucionado.
Bosques mágicos, cascadas infinitas, volcanes que erupcionan con cráteres que se van desquebrajando, castillos llenos de trampas… incitan a avanzar y continuar en la búsqueda de nuestro pequeño hermano. Es cierto que algunas texturas son mejorables y que algunos planos se resienten de una ligera borrosión y dientes de sierra –que se hacen más perceptibles en el modo TV que en portátil-, pero son defectos que se compensan con la magia que da vida a cada uno de estos escenarios.
De vez en cuando escucharemos a nuestro personaje lanzar gritos de aliento, de sorpresa o incluso de miedo, además de recibir los consejos de la entrañable anciana de viva voz a través del rotulador mágico. La voz de Mustacho nos deja claro que es de los malos de verdad, pero basta que nuestro hermano pronuncie nuestro nombre para recuperar el valor que nos falte en cada momento, con su perfecto inglés. Eso sí, los subtítulos están disponibles en castellano.
Como banda sonora tendremos un acompañamiento genial y muy acorde con los sentimientos que se quiere transmitir en cada momento, dejando claro que, esta aventura la vamos a ver, a escuchar… a vivir.
Un rotulador para mantener con luz nuestros lazos
La ayuda que la anciana nos proporciona con el rotulador mágico vuelve a hacernos ver que no hay imposibles cuando se trata de unos lazos fraternales tan fuertes: si tengo que levantar acantilados, pintar cascadas por las que lanzarme disparado o encaramarme a las ramas más vertiginosas del universo con tal de salvar lo que quiero, lo haré y no hay más que hablar.
Esa sensación gratificante de poder resolver los enigmas que la historia nos presenta de diferentes maneras, con los trazos que mejor nos vengan y en ocasiones con más de una solución, es la que nos proporciona este juego. Y además, de una manera realmente sencilla: dibuja tus oportunidades manteniendo el botón ZR y pulsando A, y borra lo que creas que hay que mejorar manteniendo presionado el mismo botón pero esta vez dándole a Y.
Si queremos saltar, la respuesta será generalmente precisa y si dibujamos bien lo que queremos conseguir, no tendremos trabas para lograrlo. Pero, cuidado, no estaremos solos ante los desafíos elementales de cada escenario, sino que una serie de monstruos querrán hacernos perder la fe en recuperar a nuestro hermano… lo que no saben es que nada puede con un sentimiento de tal calibre, y no nos hará falta ni emplear la violencia con ellos en muchas ocasiones, sino la inteligencia para hacerles ver que su misión acabará siendo absurda. El ingenio se agudiza en situaciones límite, y aquí la tónica ensayo-error está más que presente para demostrar que vamos sobrados de ello.
Llegados a cierto punto, nuestro rotulador, que va mejorando con diferentes magias a medida que avanzamos en la historia, permitiéndonos lanzar disparos en puntos concretos del escenario, cuando no tengamos otro remedio para librarnos de nuestros enemigos.
Para demostrar a ese Mustacho que vamos en serio, podemos ir eliminando todos los Ojos malignos en forma de tentáculos que tiene distribuidos por los diferentes escenarios y que, sin ser estrictamente necesarios para salvar a Felix, gratifica demostrar que podemos borrar del mapa esos 85 signos de maldad que ha repartido por el mundo. También podremos ir encontrando las piezas de un amuleto de la entrañable anciana, en un total de 18 fragmentos desperdigados por diferentes localizaciones del juego.
Hermano sabes que esto es para siempre, es incondicional
Siete capítulos con diferentes subcapítulos cada uno pueden resultar cortos, muy cortos cuando el último fin es el de salvar a tu hermano. Pero si además, los escenarios acompañan invitándote a seguir, avanzar sin parar de hacerlo y llenarte de coraje a cada paso que das, todo se hace más aún breve.
Las mecánicas son sencillas y aunque caeremos al vacío más de la cuenta en determinados momentos, ni los enemigos ni los retos nos harán estancarnos demasiado en ningún punto. Es cierto que como añadido tenemos el de eliminar todos los ojos malignos repartidos por Mustacho en los escenarios, además de tratar de conseguir los fragmentos del amuleto de la anciana que nos guía, pero poco más. No hay más contenido adicional destacable y puede que haya pocas razones para repetir la misma experiencia que deja tan buen sabor de boca en su primera pasada.
Tal vez, y como idea espontánea: ¿una tercera parte con Max y Felix trabajando juntos para hacer frente a todo lo que se nos ponga por delante? Podría ser interesante… .
Conclusión
Este es uno de esos análisis donde os pediré más encarecidamente que nunca que no deis ninguna importancia a la nota que aparece ahí arriba, no es más que un simple número, y las sensaciones no entienden de números. Podríamos ponernos técnicos, decir que el juego tiene unas texturas mejorables, ligeros defectos técnicos y una dificultad que podría elevarse un poco más… pero sí conectáis desde el primer momento con el sentimiento fraternal que transmite, la belleza que refleja en sus entornos y la creatividad que aplica al uso de la magia a través de un simple rotulador, todo lo que dije antes os va a dar igual.
Y es que, como dije al empezar, este es uno de esos juegos diferentes que me lleva a escribir esta conclusión mientras escucho “Hermanos para siempre” de Toteking y Shotta, una muestra de que el videojuego puede ser ese arte que transmite hermosura y sentimientos a partes iguales. Porque la relación entre hermanos, más que unida por la sangre, está unida por el corazón, y de esto último, Max: The Curse of Brotherhood demuestra bastante. Podéis encontrarlo en la eShop de Nintendo Switch desde el 21 de diciembre al precio de 14,99 € y ocupa un total de 2,7 GB de memoria. Altamente recomendable.
https://www.youtube.com/watch?v=szdHX8BJyIk