[Análisis] 60 Seconds!
Los chicos de Robot Gentleman han querido traer hasta Nintendo Switch toda una experiencia alocada a la par que original, que ya enganchó a un buen número de usuarios de PC en su momento y que pretende hacer lo mismo con los jugadores de la consola híbrida. Con 60 Seconds! el apocalipsis nuclear ha comenzado y debemos sobrevivir en nuestro refugio hasta que todo se calme y alguien nos salve… ¿os atrevéis?
Tabla de contenidos:
Los primeros 60 segundos son cruciales
60 Seconds! no se anda con miramientos: nos ponemos en la piel de Ted, padre de familia, que contempla cómo la alarma de crisis nuclear acaba de ser activada. Tenemos un solo minuto para agarrar a los miembros de nuestra familia, coger unas pocas provisiones y algún otro objeto que pueda sernos útil, para llevarlo todo a nuestro refugio antes de que el mundo salga por los aires.
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Y lo cierto es que esta primera experiencia trae consigo sensaciones contrapuestas: por un lado, está esa sensación de tensión constante y de “quiero llevarlo todo pero no me da tiempo a nada”, que el juego sabe transmitir muy bien; pero por otro lado, lo tosco que resulta el control en esta fase llega a cortar de lleno esa tensión para transmitir que las cosas podían hacerse mejor.
Recorremos las habitaciones de la casa en busca de nuestros familiares, víveres y objetos que ocuparán huecos dentro de nuestros cuatro espacios posibles para llevar al refugio. ¿Esto quiere decir que solo podremos llevar cuatro cosas? Para nada, podemos hacer varios viajes hasta el refugio siempre que el tiempo nos acompañe. Así, encontraremos que un determinado familiar ocupa dos o incluso tres huecos, y que determinados objetos ocupan más de un espacio dependiendo el tamaño de cada uno.
Hagamos recuento: está nuestra mujer Dolores, nuestros hijos Mary Jane y Timmy, un poco de agua, algo de comida, esa linterna que no sabemos muy bien por qué la hemos metido… ¿y ahora qué?
Sobreviviré
Estamos en un pequeño zulo donde todo aquello que hemos podido meter antes de la explosión se encuentra colocado debidamente: en los estantes el agua y la comida, los objetos repartidos ordenadamente por la sala y nuestra familia sentada con nosotros.
Ahora es el momento de demostrar que somos capaces de gestionar los pocos recursos que tenemos de la mejor forma posible, para poder aguantar con vida todo el tiempo que sea necesario hasta que el desastre termine y un alma caritativa nos rescate. Así, el juego nos plantea, en forma de aventura gráfica, la evolución de las jornadas, día a día, donde nos informa a través de un diario sobre el estado de nuestra familia y los acontecimientos que se van sucediendo tanto dentro como fuera del refugio. Todo ello lo tendremos con unos textos en perfecto castellano que nos sorprenderán con diferentes chascarrillos.
Podremos ir calmando las necesidades de nuestra familia con un simple toque de botón: si tienen hambre o sed, pues tiraremos de los víveres, pero siempre teniendo en cuenta que se acaban y que puede que nos veamos en situaciones realmente complicadas. Por suerte, existe la posibilidad de realizar expediciones al yermo, mandando a uno de los cuatro miembros de la familia a probar suerte en el exterior y traer unos cuantos suministros que nos ayuden a pasar la penuria.
Cada día, el diario nos informará de los acontecimientos, y debemos reaccionar a ellos. Os pondré un ejemplo: unas cucarachas radiactivas empiezan a aparecer en nuestro refugio, y si tenemos un insecticida o un libro, tenemos la opción de utilizarlos, comprobando el resultado de nuestra acción en el diario – y también en la escena familiar presente- del día siguiente. También podemos no hacer nada –de hecho si no tenemos ninguno de los objetos con uso para ese momento, será lo que hagamos- con sus respectivas consecuencias.
Cada acción puede llevarnos a una nueva situación, pero tenemos que planear todo de forma minuciosa, pues lo que puede parecer una solución eficaz quizá se acabe tornando en nuestra muerte.
Si no cuidamos de nuestra familia, todos ellos pueden enfermar, escaparse o incluso morir. También en las expediciones podemos perderles, por lo que debemos sopesar cuál es el mejor momento para mandar al exterior a uno de los nuestros. El juego pondrá fin a nuestra partida si los padres, Ted y Dolores, mueren durante nuestro reto -podemos continuar la partida si solo perdemos a uno de ellos-.
Una bonita estampa familiar
Dentro de las dos fases marcadas de la aventura se encuentran, como dijimos antes, los 60 segundos de exploración y la parte de supervivencia, que es el meollo del juego. La fase de exploración tiene unos modelados simples en tres dimensiones y una cámara aérea que nos facilita en parte poder recoger el mayor número de suministros.
En la parte de supervivencia, todo se basa en la escena familiar de estética cartoon, donde a medida que pasen los días podemos ver modificaciones del espacio, cambios de aspecto en los familiares y poco más. El juego no es ningún portento gráfico, pero los modelados simpaticotes le dan un poco de gracia a esto del apocalipsis nuclear.
En el aspecto sonoro no encontraremos voces, solo algún quejido o la tos de aquel familiar que cae enfermo con el paso de los días. Otros efectos sonoros aparecerán según lo que vaya ocurriendo en nuestro día a día: disparos, puertas que se abren, baldosas que se mueven…. Por otro lado, la música es poco variada, pero tiene esa rareza impregnada del juego que es capaz de hacerte parecer divertida una crisis nuclear.
Esa extraña adicción al apocalipsis
Es realmente complicado definir la duración de 60 Seconds!, pues nuestra salvación dependerá de nuestros actos, no de los días que sobrevivamos. Es decir, podemos estar vivos 73 días después del desastre nuclear y que nadie nos haya sacado de ahí para llevarnos a un lugar mejor y, en cambio, podemos llegar al día 50 y haber encontrado la manera de continuar con nuestras vidas fuera de ese zulo.
Lo cierto es el que juego tiene un componente que, al menos por mi parte, me incitaba a seguir jugándolo a pesar de morir en contadas ocasiones sin encontrar una salvación clara. Las situaciones se repiten más de la cuenta, sí, pero tienes la sensación de que el juego te esté diciendo “venga campeón, a ver si a la siguiente eres capaz de hacerlo”. Y cuando lo consigues obtienes esa sensación gratificante de ser el p**o amo que sobrevivió a un desastre nuclear.
Tenemos varios niveles de dificultad para este modo principal llamado ¡Apocalipsis!, donde seguir agrandando nuestra leyenda mientras tratamos de sobrevivir con muchos menos recursos y un mayor número de trabas. Sin embargo, cuando logramos completar este modo, quedan pocos alicientes para rejugar al título.
Aparte de este modo ¡Apocalipsis!, que es el que venimos comentando durante este análisis, tenemos un modo Entrenamiento, otro de Recogida, basado simplemente en hacerse con todos los recursos posibles en esos 60 segundos y otro de Supervivencia, que se centra en la parte importante del juego. Es decir, podremos jugar las partes por separado, como única diferencia.
Aparte de estos apartados incluidos en el modo Clásico del juego, tenemos otro apartado de Desafío, donde se nos proponen diferentes retos de recogida y supervivencia que, si logramos completar, nos otorgarán nuevos objetos, aunque no aportan nada nuevo a la experiencia jugable.
Conclusión
60 Seconds! es una experiencia original y diferente que nos propone gestionar a nuestra familia y nuestros recursos de la mejor manera posible para sobrevivir a un desastre nuclear que ha azotado al mundo. Su aspecto y ambientación hacen que una gesta como esta parezca divertida y, de hecho, resulta adictivo y retante llegar a sobrevivir y empezar una nueva vida tras días y días de supervivencia. Es una pena que el control en la fase de exploración, las situaciones repetitivas que se dan durante el desarrollo de nuestra supervivencia en el refugio y la falta de motivos para rejugarlo una vez se completa su modo principal, le acorten peso a un título que puede resultar muy divertido para aquellos que busquen algo distinto en la eShop de Nintendo Switch.
Probablemente olvidéis sus limitaciones cuando entréis en la tensión que sabe transmitir para relajaros después con los disparatados y graciosos comentarios que leeréis durante vuestras jornadas de penuria. Por 9,99 € y con 2,0 GB de espacio en vuestra memoria, podréis adentraros en un apocalipsis nuclear…diferente.