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[Análisis] Rocket League

[Análisis] Rocket League

Comienzan a llegar a Nintendo Switch algunos juegos que han llegado a ser algo más para algunos, algo así como un deporte.

Rocket League aterriza en Switch, y por primera vez en una consola de Nintendo, para llevar toda la diversión de esta locura materializada en videojuego, al público nintendero.

Es la primera vez que la empresa desarrolladora del juego, Psyonix, trabaja con Switch, y eso significa aprender sobre una nueva plataforma, una nueva forma de trabajar, y en este caso, una nueva forma de entender el concepto de su propio juego.

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Os contamos hasta donde llega esta versión de Rocket League.

Triple tirabuzón

Puede ser complicado de entender, y en realidad si lo pensamos actualmente, sigue pareciendo una locura crear un videojuego de deportes que mezcle fútbol con conducción. Pues nada, Psyonix no se cortó ni un pelo y lo hizo realidad en 2015 para PC y PS4. En un comienzo no tuvo demasiada repercusión… hasta que el público se fue haciendo eco de su jugabilidad tremendamente divertida y de la comunidad que, poco a poco, se fue creando en su entorno online.

Actualmente, es uno de los juegos de carácter indie más conocidos debido a su extraño planteamiento y a que se ha convertido en un eSport, tan de moda en estos tiempos.

Psyonix ha tenido el concepto de juego para Switch claro desde el principio: ser la primera versión portátil del juego, superando así los obstáculos que ello representa y haciendo los cambios pertinentes.

La falta de práctica

Durante los últimos meses hemos visto de todo en Nintendo Switch: juegos de creación original, ports de otras consolas, tanto buenos como malos, un talento magistral de Nintendo para sacar potencia de donde no la hay, y lo contrario… Rocket League es un juego potente, en el sentido de rendimiento, y el objetivo de Psyonix fue, desde un primer momento, conservar las 60 imágenes por segundo en todo momento para que la jugabilidad frenética no se perdiera ni por un instante. Y ello ha supuesto un alto precio en forma de recortes gráficos respecto a otras versiones.

La resolución, y os decimos actualmente porque el equipo sigue trabajando en ello, es de 720p en modo televisor, y dinámica en formato portátil, pero que normalmente está por debajo de 720p.

Lamentablemente, hemos visto una falta de optimización importante en el juego, en los dos modos de visualización y no solo en la resolución. Se han eliminado multitud de efectos de iluminación y humo, además de reducir la calidad de las texturas de la mayor parte de elementos, bajada de calidad gráfica del escenario… vamos, una auténtica escabechina que no se ha traducido en una mejora de resolución, aunque si de rendimiento. ¿Es esto suficiente? Si lo comparamos con el estándar de juegos de la consola, no.

No nos parece que el nivel técnico exprima la potencia de Switch ni mucho menos, aunque todo hay que decirlo, no se ve mal (salvo algún escenario que nos pide a gritos que nos saquemos los ojos).

Como bien he oído por ahí, se trata de un título de corte bastante casual, siendo el rendimiento estable como una roca y visualmente “no quedando mal”, lo consideramos aceptable por el momento, pero necesita mejorar.

Nos hemos encontrado en ocasiones con textos en modo portátil extremadamente pequeños, e incluso que al reducirse la resolución y no aumentar el tamaño de texto, ni se ven. Nos parece una falta bastante grave en el desarrollo, y que nos da la sensación de que tenían prisa por sacar el juego y no han adaptado algunas cosas básicas.

La banda sonora sigue siendo la misma que en otras versiones, con canciones bastante movidas y que no pasarán a la historia, pero que encajan perfectamente con la idea alocada y frenética del juego.

Con las ideas claras

Se tenía un objetivo bien claro para esta versión de Rocket League: poder jugar en cualquier lugar con un amigo, y sin necesidad de mandos adicionales. Bueno, pues por suerte esto se ha cumplido y de forma sobrada. Todos los botones que necesitaremos para conducir estos extraños coches caben en un solo Joy-Con, y podremos jugar con un amigo, añadiendo su perfil, tanto en partidas locales con varias consolas, como a pantalla partida con hasta cuatro jugadores. Aquí sí puede estar justificado el apartado técnico, al tener que mover cuatro pantallas simultáneamente a 60 imágenes por segundo, pero Shin’en lo ha logrado con FAST Remix manteniendo una calidad gráfica altísima, así que no es excusa.

El modo online del juego tendrá un acceso rápido desde el menú principal, y es que es de lo más usado en Rocket League. Aun así, el menú principal es muy sencillo y nos permite comenzar a jugar con un amigo en muy pocos pasos.

Como veis, es un juego que está muy enfocado al modo multijugador y a la competición, y se nota en el relativo poco contenido para un jugador, aunque tendremos un montón de coches diferentes para desbloquear mientras jugamos.

La anécdota de esta versión, y parece que no puede faltar en todos los juegos third party de importancia que se lanzan en Nintendo, es un chascarrillo a la compañía nipona. En este caso, los coches temáticos de Luigi, Mario y Samus. Son coches normales, pero si, molan.

Podremos también jugar una temporada por jugadores controlados por la máquina del juego, y que sirve de buen entrenamiento para comenzar a jugar por internet.

Una suerte la gran cantidad de elementos coleccionables y de personalización para los vehículos, que será el gran aliciente para seguir jugando y buscando todos los elementos que nos falten.

En las opciones les sacamos los colores a Psyonix: se les ha olvidado cambiar alguna que otra palabra, y en este menú tan poco adaptado a la consola sigue rezando “Ver/Cambiar asignación de teclas” en una fuente minúscula que nos hace achinar los ojos para poder leerlo en formato portátil.

Tampoco nos gusta que, tras ser una versión tan poco optimizada para Switch, les haya dado bien de tiempo a incorporar todo el sistema de micro pagos en los coches, teniendo un rápido acceso a la eShop para que soltemos la pasta en nuevos skins para nuestros vehículos.

En total, tendremos 5 modos de juego, muy divertidos eso sí, y que podremos disfrutar sin más pretensiones con otros jugadores. Aunque el principal sea BalónRueda, también tendremos Baloncesto, Día Nevado, Rumble y DropShot, con variaciones pero con la jugabilidad clave de golpear el balón con los coches.

Deprisa y corriendo

La sensación que nos ha dejado Rocket League para Nintendo Switch es que es un juego que ha sido lanzado deprisa y corriendo, optimizado a nivel de métodos de control, pero nada en el apartado técnico e incluso a nivel de interfaz.

Es una verdadera pena porque, aunque no nos termine de gustar los botones bien grandes que nos llevan a la eShop para seguir soltando euritos, podría haber sido un ejemplo de cómo portear a nivel técnico un juego sencillo y con mucha fuerza entre el público.

El equipo de desarrollo ha prometido seguir mejorando el juego en Switch mediante parches para corregir fallos y optimizar esta versión, pero el producto final ya ha sido lanzado y así es como ha llegado al mercado.

Funcional y divertido, Rocket League llega a Nintendo Switch destacando en el catálogo por su entretenida propuesta, pero fallando en la adaptación y en la optimización… por el momento.

7.8

[Análisis] Rocket League

Puntuación Nintenderos: Recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Poder jugar partidos de Rocket League en cualquier lugar y con un amigo sin mandos adicionales es una maravilla.
  • El ecosistema y la posibilidad de invitar a amigos lo ponen al frente en el ecosistema online de Nintendo.
Flojea en:
  • Como ocurrió con NBA 2K18, la presencia de los micropagos es constante.
  • A nivel técnico consigue salir del paso con un aprobado raspado, pero nos parece terrible tanto la optimización como la adaptación gráfica a Switch.


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