[Análisis] Golf Story
SNES Classic Mini ya ha salido al mercado y las previsiones apuntan ya a una nueva consola «mini» de Nintendo para el año que viene. Si en 2016 tuvimos NES; este año, SNES; ¿tendremos el año que viene Game Boy?, ¿Nintendo 64? ¿No habrá? Yo, que respeto perfectamente a los coleccionistas de estas consolas, estoy más por ver juegos como Golf Story para el 2017, o cuando sea. Me emociona ver que estudios independientes se plantean juegos modernos tomando como pretexto toda la experiencia adquirida después de jugar al catálogo clásico de Nintendo. Este es justamente el caso. Un diseño de los escenarios, los sprites, los menús, etc., basado en el pasado que recordamos con nostalgia de la Gran N. Más unas mecánicas como las de Mario Golf de Game Boy o Earthbound, ambos títulos de la empresa japonesa.
Tabla de contenidos:
Tener un swing sexy
Golf Story tiene un swing sexy. Lo tiene por dos motivos. ¿Sabéis qué es el swing? Básicamente es el movimiento previo del golfista a darle a la pelota. Hay vídeos en internet en los que una cámara lenta observa la flexión de los músculos del deportista. A alguno habrá que esto le parezca sexy. A mí, en cambio, me parece sexy que un juego independiente se atreva a:
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- Sacar adelante un título de tipo Super Nintendo y llevarlo como exclusivo a una plataforma en la que confías que le irá mejor. Es el caso, Golf Story sale solo en Switch debido a la conexión de su contenido con la historia de Nintendo. Está hecho a medida.
- Ofrecer un RPG de calidad que recrea un circuito de golf con deportistas de todas las edades, repleto de humor, situaciones ingeniosas, diálogos irónicos y emotivos. Esto choca directamente con la opinión tácita que pulula en las mentes de los diseñadores de videojuegos de rol que piensan que para pertenecer al género hay que incluir fantasía y enemigos que matar. Aquí no. Aquí seremos un joven aspirante a golfista profesional que irá aprendiendo y retando a una serie de encantadores adversarios. Cada uno con su particular sentido del ridículo.
Encanto dondequiera que mires
En Golf Story el encanto lo empapa todo. Es una de sus dos grandes virtudes. Con grandes referentes en la mente como Earthbound o Pokémon, Sidebar Games nos lleva a la vida del joven inexperto que quiere serlo todo. La trayectoria del chico hacia el éxito está marcada por el tópico del niño que se supera para llegar a lo más alto. Es en el reconocimiento de este tópico donde Golf Story construye una sutil parodia poco a poco.
Una de las herramientas que usa para construirla es el disparate. Si lo normal es que al principio seas un inexperto y los profesionales te ilustren cómo de bueno deberías ser, aquí es al revés. ¡Te dan lecciones unos inútiles del carajo! Por ejemplo, la alumna preferida del entrenador de la primera zona se ríe de tu swing constantemente mientras observas como -¡Cielo santo!- ella golpea el suelo en vez de la pelota.
La historia de nuestra ascensión al olimpo del golf local nos hace pasar por ocho pistas o zonas variopintas. Todas tienen su carácter distintivo como un club de golf para octogenarios, un valle que todavía vive en la era de los dinosaurios o hasta un cementerio fantástico. Visitar y revisitar estos parajes es muy agradable gracias a una inteligente escritura de guion.
En todas estas pistas encontraremos variedad tanto en misiones principales como en retos paralelos. Estos nos ayudarán a conseguir dinero para comprar nuevo equipamiento y a subir de nivel. El equipamiento -es decir, los palos de golf- es reducido y prácticamente solo está como objeto clave para avanzar en la trama del juego. Y en este punto me gustaría detenerme, porque es levemente negativo. Ya vimos en Zelda: Breath of the Wild que es más divertido y natural hacer que las mejoras de habilidades, que en Golf Story y en los RPGs clásicos se consiguen subiendo de nivel, se consigan a partir de los objetos que blandimos. Los palos de golf podrían determinar el nivel de tu progreso de la misma manera que se consigue esto mismo con las armas el último Zelda, en vez de tener una barra numerada.
Si bien me gusta remarcar que este juego es un encanto, un gozo para la vista y para el oído –la banda sonora tiene una personalidad rotunda-, es justo admitir que el resultado final del conjunto no está lo suficientemente pulido que debería estar. De hecho, desde Sidebar ya han anunciado un parche próximamente que solucione problemas como crasheos (inofensivos debido que el autoguardado funciona perfectamente), errores de colisión entre objetos y otros asuntos menores que requieren otra capa pintura. Un motivo de esta irregular puesta en escena es la mecánica de permitir un golpe con el palo de golf desde cualquier punto del mundo general, sin necesidad de estar compitiendo. Es una decisión acertada por ser novedosa y otorgar libertad de movimientos al jugador; pero arriesgada por mezclar líneas de código que pueden contradecirse.
Es un juego de mucho, mucho golf
Si hay algo de lo que apenas hemos hablado es de sus mecánicas básicas de juego. Si hemos dicho previamente que el encanto en la narrativa, como concepto general, es una de las dos grandes virtudes del título, la otra es el sistema de competición. Los recursos básicos de un juego de golf tales como el viento, la inclinación, los distintos tipos de suelo -al estilo NES Golf Tournament o Mario Golf, pero depurados- funcionan maravillosamente.
Para amenizar el juego y llenar de variedad cada uno de los rincones en los que divertirse con este excelentísimo deporte de pijos, los hoyos se complementan con elementos estrambóticos que van más allá del búnker, el agua o la hierba alta. Topos, aves, tortugas, hielo o estiércol ofrecen nuevas vías de juego que el jugador deberá interpretar para acercarse al máximo al hole in one, la tirada deseada por todo pro.
Para finalizar, hay que recordar que el juego, además de contar con una historia maravillosa que supera las 15 horas de golf y otros minijuegos (golf de disco, minigolf o golf con drones), ofrece partidas rápidas para uno o dos jugadores. Son partidas personalizables al gusto de cada jugador: salvo el que quiera configuraciones aleatorias: no existe la opción para hacer que el viento, la inclinación o el tamaño del hoyo se generen al azar.
Conclusiones
Este análisis está afectado levemente por el encanto que emana del juego: su historia, sus diálogos, la estética, la construcción de un RPG sin tener que matar. Y, sin embargo, ha habido que matizar este encanto debido a fallos en bugs y otros aspectos que pulir. Con todo, no me queda duda de que es un juego que los amantes tradicionales de Nintendo van a disfrutar, especialmente aquellos que se divierten con las mecánicas del golf en videojuegos. Estas encajan en el sistema perfectamente. Además, hay partidos y distintos retos paralelos para aburrir. Posiblemente habría puntuado mejor el juego si me dejara llevar por las emociones. De todos modos, altamente recomendado.
Golf Story está disponible en la eShop de Nintendo Switch desde el pasado 28 de septiembre a un precio de 14.99€/$. Lanzado exclusivamente en inglés y un nivel muy alto es necesario para comprender todos los chistes.