[Crónica] Días de Gamescom
Tabla de contenidos:
Primeros pasos
Para quienes no lo sepan, la Gamescom está organizada de la siguiente manera. Dura cinco días. El primero es exclusivo para acreditados (prensa, márketing, publicidad, distribución, etc.). El resto está abierto al público y las aglomeraciones son una constante.
Así pues, el primer día me tocó levantarme prontísimo con la firme intención de jugar todo lo relativo a Nintendo a fondo para no hacer cola los durante los días de más aforo. A las 8 ya estaba en el recinto: los empleados de los stands todavía andaban puliendo algunos detalles finales para que todo ofreciese un ambiente de espectáculo auditivo y sonoro que, en mi opinión, incomoda más que flipa. Si te detienes a escuchar el sonido de ambiente de una feria de videojuegos tan multitudinaria, lo que oyes es un chumba-chumba bastante desagradable que lo forman los efectos de sonido que desprenden mil millones de altavoces repartidos por todo el recinto, cada uno a su bola.
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Después de orientarme durante la primera hora, me dispuse a probar los juegos. El Kölnmesse, espacio donde se celebra el evento, es enorme. Así que llegar a la zona de Nintendo me llevó un tiempo. Durante el trayecto entiendes por qué algunos asistentes -incluso los que van con pintas de serio entrajados- van en patinete. Ya en en el booth rojo de la empresa nipona, fui a por Mario Odyssey. Nuestros ojos se cruzaron: un gran panel en el techo me miró no solo con dos ojos, sino con cuatro -los de Cappy hay que sumarlos-. Apenas llevaba una hora abierto y la cola ya parecía el cuerpo de una serpiente zigzagueando. Me sumé a ella y me convertí en su cascabel.
Los juegos
El primer juego que jugué en la Gamescom no fue Super Mario Odyssey -¡Oh, sorpresa!-, sino Mario Kart 8 Deluxe. Mientras hacía cola para probar el próximo título central sobre las aventuras del fontanero de Nintendo, vi como el chico que iba detrás de mí en la cola sacaba su Switch para echar una partida a Mario Kart. Le pregunté: «May I join you?», a lo que respondió con un sí. No solo en la cola para juegos de Nintendo vi a otros jugar con su Switch. La verdad es que el modo sobremesa amenizó las esperas de algunos asistentes como yo en colas con largas demos como la de Sea of Thieves, por poner un ejemplo.
Super Mario Odyssey es genial. Nuestro compañero Álvaro ya contó sus impresiones aquí y las mías fueron más o menos parecidas. La demo que llevaron al evento fue la misma que estuvo presente en el E3: 10 minutos -que pasaron volando- en el reino de la ciudad (New Donk City) o en el desierto (Tostarena / Soltitlán). Después, un equipo de grabación de Nintendo Europa me grabó contando mis impresiones del juego y tal vez las incluyan en un su próximo vídeo promocional. ¡Qué vergüenza!
Luego fue el turno de Mario + Rabbids: Kingdom Battle. Una delicia de juego estratégico que seguro encajará muy bien en el catálogo de Switch, donde este género está bastante despoblado. Aunque descubrimos la noticia siempre desalentadora de un Season Pass para el juego. De repente, en plena sesión de juego, apareció en una pantalla enorme Hisashi Nogami, productor de Splatoon 2, explicando algunas novedades del título como un mapa nuevo con forma de barco y una nueva arma especial. Las novedades estaban incluidas en el evento y fui a probarlas. Esta arma, al igual que hizo el Paratintas, ofrece nuevas posibilidades estratégicas. Un bingo, vamos.
En un espacio contiguo había otros grandes juegos que quería probar con muchas ganas. Metroid: Samus Returns el que más, obviamente. Las imágenes introductorias al título estuvieron disponibles en la demo, acompañadas del prólogo en completo alemán que, lamentablemente, no entendí. El juego, fiel a los conceptos originales de Metroid, con el añadido más que acertado del contraataque. Otro acierto.
El otro juego grande que llevó Nintendo a su stand fue Fire Emblem Warriors, con algunas sorpresitas inéditas como la jinete pegaso Hinoka, el arquero Takumi y la siempre voluptuosa jinete wivern Camilla. Me pareció muy continuista respecto a Hyrule Warriors, pero este fue un buen juego así que el nuevo también lo debería de ser.
La gran sorpresa fue encontrar un stand de Skyrim para Switch en el que permitían jugar al juego por primera vez desde que se desvelara en el tráiler preliminar de la consola en octubre de 2016. Solo se nos permitió jugar en modo portátil, con una resolución de 720p. El juego lucía de maravilla en este modo. Mi esperanza es que estén basando todos sus esfuerzos en alcanzar una resolución mayor en televisor, 1080p a poder ser. Nunca he jugado al título de Bethesda y mis primeras impresiones me animaron a hacerlo en un futuro cuando conozca más sobre este ya clásico del rol occidental moderno.
Seguí probando juegos thirds que apoyan a Nintendo Switch. FIFA 18 tenía una cola corta pero estancada, y no entedía por qué: ante mis ojos había seis consolas en modo portátil o sobremesa sin usar. Pregunté a uno de los azafatos que qué pasaba y me dijo que los demás asistentes solo hacían cola para probarlo en el televisor. Como me vio interesado, me preguntó si quería echar una partida con él con Joy-Cons. «¡Por supuesto!», respondí. FIFA 18 tiene un downgrade considerable con la versión de otras consolas, y las acciones con un solo Joy-Con están muy limitadas. Pero poder echar un partidillo al FIFA con las posibilidades de jugar donde quieras de la consola es muy agradecido. Para nada malo.
Finalmente pasé por el espacio reservado a los indies. Flipping Death, que tiene ideas muy interesantes detrás, está todavía muy verde y no lo veremos hasta mediados de 2018, después de que Zoink haya priorizado el lanzamiento de Fe, distribuido por la enorme EA, que también tendremos en Switch. Monster Boy, otro indie que pinta bien, fue el más popular entre los pocos acreditados que se interesaron por este espacio mientras yo estuve.
Abierto al público
En la Gamescom, abierto al público significa que nadie tiene acceso a nada. Así que de abierto, poco. No sé cómo consiguen vender tantas entradas a gente no especializada porque las colas apenas te permiten probar 10 juegos, y se presentan centenares. Lo que al día anterior era un estrepitoso ruido chumba-chumba, a partir de que el evento se abre a todo el mundo se vuelve todavía más insoportable: una jaula de grillos se suma a la guerra auditiva de los stands por saber a quién le suena más fuerte el bafle.
Por suerte, el evento mantiene el respeto a los profesionales a los que cede 4 pabellones cerrados a no acreditados para que todas las relaciones entre compañías y prensa puedan seguir realizándose con orden y concierto. Aproveché la facilidad que ofrecían estos pabellones para interesarme de más de cerca, conociendo a sus propios creadores, de nuevos juegos independientes.
Curve Digital nos presentó a mí y a nuestra colaboradora Cristina diversos proyectos que tienen para Switch, de los cuales solo uno está ya corriendo en la plataforma y todo parece indicar que pronto lo tendrán finalizado. Este es The Flame in the Flood, un juego de supervivencia en el Oeste estadounidense. El juego lucía bien y la ambientación estaba muy lograda. Está previsto para octubre.
En la zona business el aire que se respiraba era de disciplina y seriedad, mientras que al otro lado del festival, los cosplayers se divertían en las colas ajenos al trajín de los distribuidores, periodistas, inversores, desarrolladores, artistas. A partir del tercer día, lo empresario se rebajó en favor de lo lúdico. Llegó el fin de semana.
¿Cómo aprovechar un finde en la Gamescom?
Básicamente, alejándonos de los grandes pabellones con juegos Triple A. La Gamescom ofrece mucho más de lo que trasciende a la prensa. Y es justamente de lo que quiero hablar en este apartado. Para resumirlo, lo dejaré en dos historias, que podéis leer seguidamente.
Conocer al pequeño diseñador
Los diseñadores independientes están ahí al alcance de cualquiera, incluso sin acreditación de prensa. Tienen pequeños proyectos que ya han conseguido sacar adelante y los presentan con la mayor de las ilusiones. Las demos de sus juegos duran lo que el jugador quiera que duren, con la atención especial del creador de cada título.
Para quienes lean esto con la necesidad de saber si Switch está en los planes de la esfera indie, la respuesta es sí. Un considerable porcentaje de los juegos del booth indie corría ya en la consola híbrida de Nintendo. Así descubrí Astro Bears Party, un juego francés que llegará en un mes aproximadamente a la eShop de Switch y que permitirá partidas cortas a multijugador local. Un juego barato que habrá que tener en cuenta, en exclusiva para esta plataforma. Robonauts, Battle Chasers (este, no tan indie), Brawlout o DERU: The Art of Cooperation, entre muchos otros, son ejemplos de la presencia destacada de thirds indies para la consola de Nintendo.
Por supuesto, hubo juegos que no estaban disponibles para jugar en ninguna plataforma de Nintendo. (Inciso: Nintendo 3DS ha perdido mucho apoyo de este sector que se volcará absolutamente en Switch.) A los creadores de esos juegos siempre les preguntaba si lo tenían planeado. Algunas veces me llevaba un chasco como en Ruiner y la mayoría de juegos distribuidos por Devolver Digital, cuyo apoyo sería muy agradecido y, sin embargo, no hay planes para llevarlos. Pero otras me llevaba sorpresas, como en el caso de Cat Quest, un juego RPG la mar de mono y efectivo -reduce considerablemente el tiempo que solemos perder en combates vacíos en juegos de este estilo- saldrá para la plataforma de Nintendo.
Familiar y cosplay
La segunda historia tiene que ver con el lado más social del recinto. Múltiples eventos -la mayoría organizados por Twitch- torneos, zonas fans, juegos, área infantil y una villa para los amantes del cosplay estaban a disposición del público.
La Cosplay Village puede sonar de lo más exótico, pero no era para echar cohetes. De hecho, lo mejor de esa villa fue encontrar un rincón bastante poblado con dos Wii U donde se celebraban combates a Super Smash Bros. for Wii U. La única presencia de la consola de sobremesa previa de Nintendo. Y, siendo honestos, no fue por méritos propios: lo que había allí era el juego de lucha de las IPs de Nintendo. Aparte del Smash, había gente disfrazada y un escenario en el que solo vi una actuación: un chaval con una guitarra que desafinaba cantando.
Me tuve que ir de esa zona porque el concurso de Cosplays era en otro lado, y no ahí. Hay un prejuicio que nos dice que los alemanes tienen poquita sangre y que son serios y sosos. Pues en el concurso este prejuicio cobra más valor. Hasta 30 concursantes -solo un chico- se pasearon por un escenario sin merecer ser mencionadas salvo por el diseño de dos de las cosplayers: la medallista de plata, con un Cosplay de Gul’dan, y la ganadora, con un sorprendente traje de Beauvoir de Nier: Automata.
Por otro lado, la zona familiar e infantil -anexa a la villa del Coplay- ofrecía grandes dosis diversión y nostalgia. La diversión mediante videojuegos tipo Just Dance (eché de menos la aparición de 1-2 Switch, completamente olvidado), hinchables y juegos-deporte como una portería de fútbol, un mini skate park y el mejor, el ping-pong fútbol.
Por otro lado, la zona familiar también ofreció nostalgia retro a los visitantes para que familias se reunieran en televisores de tubo y disfrutaran de los juegos con los que crecieron los padres. Absolutamente todas las consolas que tuvimos de pequeños estaban ahí. Nombra una: ¿Game Boy? ¿Dreamcast? ¿Master System? ¿Atari 7800? Todo. Además, un stand/museo de Zelda nos permitía echar un vistazo a casi todos los artículos de esta saga comercializados hasta hoy.
Y bueno, en otro orden de cosas, también hay que mencionar a Merkel dando apoyo a los videojuegos: