[Análisis] Chicken Wiggle
Tras su desaparición, el experimentado estudio Renegade Kid se dividió, dejando a Jools Watsham con propiedades intelectuales como Mutant Mudds o Xeodrifter. Nació entonces su equipo de desarrollo actual, Atooi, nuevo nombre, pero con los mismos ideales que Renegade Kid aferrándose a la estética retro y a la jugabilidad de plataformas clásica que lleva funcionando genial desde la época de NES.
A pesar de que tienen en su poder unas cuantas IPs de éxito, el estudio quiere mirar hacia el futuro y no quiere encerrarse en los mismos héroes con los que lleva trabajando desde siempre.
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Y así nace Chicken Wiggle, la primera propiedad intelectual creada de cero por Watsham como Atooi para Nintendo 3DS.
El arte de la experiencia
En esta ocasión nos encontramos ante un título de plataformas tradicional, aunque con mecánicas jugables novedosas que varían notablemente la dinámica de lo visto hasta ahora. Es inevitable que, desde el momento cero, nos recuerde fuertemente a Mutant Mudds en cualquiera de sus versiones, y no hablamos solo de la estética retro, mucho menos marcada que en el este.
Gráficamente no es un juego exigente, ya que corre en dos dimensiones y con modelados muy simples y cuadriculados sin efectos ni florituras técnicas. Eso no quiere decir que se vea mal, más bien es el caso contrario.
Mientras que el diseño de los protagonistas, un pájaro y un gusano, es de lo mejor que ha creado tanto Atooi como Renegade Kid (¡son realmente adorables!), el diseño de niveles no es nada complejo. Dada su simplicidad, cumple sobradamente con el cometido de diferenciar bien entre plataformas y enemigos, siendo muy claro nada confuso.
Pero cuando realmente brilla gráficamente es al encender el efecto 3D de la consola. Ha sido creado con mucho gusto, con un montón de capas a diferentes distancias del espectador, y que hacen que el juego se vea muy bonito. La técnica al utilizar el efecto 3D estereoscópico es bastante mejor que en Mutant Mudds para 3DS, o que otros juegos 2D para la consola.
Los carteles con texto aparecen en el plano más cercano, dando más profundidad al juego y caracterizando esta versión, y es que esperamos que sea en el futuro porteado a más plataformas.
Sobre los textos, una de las pegas del juego es que, al menos en la consola New 3DS estándar, se dibujan muy pequeños, siendo difícil leerlos. Puede que en una Nintendo 3DS en su versión XL esto no sea un problema, pero si lo es en la consola estándar.
Más luces que sombras si nos centramos en el apartado sonoro, con canciones retro pegadizas aunque quizá ya algo trilladas, pero que cumplen con su cometido.
La creación de plataformas vuela
La jugabilidad no es distinta a la de otras plataformas simples, aunque tiene una mecánica que hace que todo sea diferente: el uso de un gusano que hace las funciones de látigo y gancho, que nos permite movernos hasta donde se enganche.
Como si fuera un gancho, podrá pegarse a las paredes y el techo para así alcanzar lugares inaccesibles de otra forma.
Aunque parezca algo que puede utilizarse en momentos puntuales, es la clave para solucionar muchos de los puzles del juego, y su versatilidad le da el toque característico, original y único que le hacía falta.
Tendremos 8 mundos en total creados por Atooi, con 6 pantallas cada uno de un par de minutos aproximadamente, dependiendo de nuestra pericia y la prisa que nos demos en completarlos. También variará el tiempo para completarlos dependiendo de si queremos o no conseguir todos los ítems coleccionables de cada fase. Tendremos monedas FUN, con una letra en cada una de ellas, escondidas a conciencia en todas las fases. Creedme cuando os digo que no es nada fácil dar con ellas y habrá que rastrear bien cada nivel, comprobando que no hay paredes falsas o zonas sin investigar.
También tendremos una marca de la casa: la recolección de 100 puntos repartidos por el nivel, mucho más fáciles de localizar, pero mucho mayor en número.
Además de esto, el juego está creado de una forma especial para que sea compatible con un creador de niveles incluido, en el que podremos hacer todo lo que veamos durante la aventura principal. Es por ello quizá la excesiva simplicidad de los niveles, que están bien pensados y estudiados, pero que pecan de no ser rompedores.
Ayudan las mecánicas introducidas, los ataques a muy corta distancia y la posibilidad de transportarnos allá donde el gusano quiera agarrarse, y es que este dúo puede dar mucho de sí.
Chicken Wiggle es, ante todo, un plataformas de creación. Como si se tratara de Super Mario Maker, podremos crear nuestros propios niveles basados en todos los elementos que posee el juego, y al igual que el título del fontanero, podremos basar el nivel de creación en un diseño predeterminado de los diez disponibles, uno de ellos siendo un precioso homenaje a Mutant Mudds.
Su funcionamiento es perfecto, y no hemos detectado ningún fallo ni técnico ni relativo al funcionamiento en la creación de niveles, siendo un buen indicativo de la excelente base sobre la que está programado.
Tendremos muchísimos elementos entre los que elegir y colocar en el nivel, como enemigos de varias clases que actúan de diferentes formas, plataformas, objetos decorativos… resulta increíblemente completo y da sensación de que, actualmente, este juego se encuentra en una plataforma en la que no explota todo su potencial.
Tendremos sesenta espacios libres para guardar nuestros niveles creados de cero, y luego compartirlos en su correspondiente apartado. En “Share” o “Compartir”, tendremos una completa, rápida y detallada herramienta para subir a internet nuestros niveles y descargar los del resto, pudiendo jugarlos en el momento o descargarlos para jugarlos sin conexión. Lo cierto es que el sistema de creación y compartición de niveles es increíblemente bueno, y para nada nos hace pensar que estamos ante un juego de bajo presupuesto. Su funcionamiento es excelente.
Un pequeño paso de gigante
Atooi se acaba de consolidar como una de las mejores desarrolladoras indie de reciente creación tras el renacimiento desde Renegade Kid. No solo saben trabajar con juegos donde la ambientación es importante como Dementiumo o Moon, sino que también saben hacer excelentes plataformas clásicos como Mutant Mudds… y ahora excelentes creadores de plataformas como este Chicken Wiggle.
El combo pájaro-gusano impacta en la jugabilidad con unas novedosas plataformas, que se mezclan con la acción en una infinidad de niveles originales, gracias al gran sistema de creación y compartición que posee. No desmerecemos los niveles propios de Atooi, y es que su diseño es muy inteligente y desafiante en las fases avanzadas, sin caer el “prueba y error” de algunos plataformas. Es una lástima que no tengamos más cantidad de niveles creados por Atooi, porque el buen hacer de los mismos nos deja con ganas de más.
Técnicamente es de los títulos en dos dimensiones que más bonitos se ven para 3DS, y de los que mejor controlan el efecto 3D estereoscópico de la consola. Si el mundo bidimensional de Mutant Mudds alcanzó nuevos hitos gráficos en 3DS, con Chicken Wiggle es Atooi quien se pone una medalla como expertos en creación de mundos estereoscópicos, al menos en 2D.
Esperamos que sigan trabajando próximamente con esta nueva IP, con unos cimientos tan sólidos que podrían llevar a este peculiar dúo muy lejos.