[Análisis] Mononoke Forest
Encontrar la tan ansiada felicidad, ese es el objetivo que nos propone Gamedo y Cribee al traer a Nintendo 3DS su curioso título Mononoke Forest, donde nos haremos cargo de nuestro propio pueblo al que debemos llevar al máximo bienestar con la ayuda de unas fantásticas criaturas, que aportarán sus dotes especiales para cumplir con nuestra misión. ¿Echamos un vistazo más detallado a Mononoke Forest?
Tabla de contenidos:
En busca de la felicidad
La historia de Mononoke Forest no es desde luego la más compleja ni la más elaborada ni tampoco la más sorprendente. Es predecible y sencilla, con lo justo para ir al grano sin demasiados rodeos: nuestro pueblo, al que nos encargaremos de poner un nombre nada más comenzar la partida, mantiene su equilibrio de felicidad gracias al Gran Cororo, ser superior de todos los Mononoke, unas criaturitas que ayudan a prosperar en todos los aspectos diarios. Este Gran Cororo es el que desprende Cororokes, unas semillas que suben el ánimo y el poder de los Mononoke y facilitan que la felicidad del pueblo suba, cumpliendo las diferentes labores y necesidades de sus habitantes y liberando a su vez orbes de felicidad.
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El conflicto llega cuando la parte maligna de esta historia, los Hazard Mononoke, debilitan y secuestran al Gran Cororo, para hacer desaparecer la felicidad de nuestro pueblo. Estos enemigos se alimentan de lo contrario, es decir, de orbes de infelicidad. Es en este momento en el que entramos nosotros, conocemos a los tres primeros –y encantadores- Mononoke para intentar de solucionar el conflicto. En esta misma escena se nos presenta un Gran Mononoke, que destaca por su tamaño y que también es capaz de liberar Cororokes, por lo que se convertirá en una especie de sustituto del Gran Cororo para ayudarnos en nuestra misión.
Una vez nos familiarizamos con el control y el sistema de juego, que el título se encarga de explicarnos de manera muy clara mediante un pequeño tutorial en idioma anglosajón, podemos empezar a tomar parte de esta historia: seremos los encargados de hacer crecer a un pequeño pueblo con numerosas necesidades, tales como construir nuevas casas, plantar cultivos, criar ganado, abrir minas… y siempre con la acción de nuestros amigos los Mononoke. Todo ello sin olvidar que los Hazard Mononoke estarán al acecho a menudo tratando de fastidiarnos los logros conseguidos en el pueblo y que no logremos rescatar al Gran Cororo.
Qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche…
En seguida nos hacemos con la tónica del juego: por el día nos llegan los deseos de nuestros habitantes en forma de peticiones y comprobamos el estado del pueblo. Por la noche llega nuestro momento, pues es la hora de actuar junto a los Mononoke.
Antes de hacerlo, en la pantalla táctil accedemos a un pequeño menú donde podemos elegir los distintos tipos de Mononoke que nos acompañan en cada misión, pues cada uno tiene una especialidad diferente dependiendo de lo que queramos conseguir: madera, peces, ganado, árboles, flores, oro, aceite… y al combinarlos entre ellos, conseguiremos mejores resultados.
El plano jugable tiene su pilar fundamental en el lápiz táctil, pues con él uniremos a nuestros Mononoke en la pantalla inferior –siempre un mínimo de dos y un máximo de tres para obtener resultados- dándoles además Cororokes para que obtengan una mayor energía y lanzarlos cual movimiento de tirachinas hacia la pantalla superior, donde apuntaremos en un dibujado cuadricular haya donde queramos ese árbol, esa cabaña, ese rebaño… siendo este el mismo sistema cuando nos toque enfrentarnos a nuestros enemigos.
Cada noche supone una estación, es decir, pasamos de invierno a primavera en una noche, ocurriendo lo mismo con el verano y el otoño. Estas estaciones pueden influir a la hora de obtener mejores resultados en nuestras cosechas, por ejemplo. En cada noche tendremos una serie de turnos que se pueden ampliar con ítems que aparecerán flotando por la pantalla superior y a los que bastara golpear con nuestros Mononoke para conseguirlos.
¡Hazte con todos!
Como decíamos antes, existen diferentes tipos de Mononoke y en nuestro pueblo podemos tener hasta un total de 21. ¿Cómo se consiguen? Pues además de ítems y de fijarnos donde queremos plantar, excavar o criar, en la pantalla superior también van flotando una serie de Mononoke que, dependiendo la zona –de montaña, río, mar- serán de un tipo distinto. Para conseguirlos, basta con lanzar a los nuestros y golpearlos, consiguiendo que bajen hasta la pantalla inferior con un corazón rodeándole. Además de poder usarle en esa misma noche, al acabar el turno nos pedirá unirse a nosotros, así que ya solo depende de nuestra decisión para que forme parte del equipo.
Es importante tener un plantel variado y potente de estos Mononoke que además evolucionan a medida que suben de nivel. En los niveles 10, 20 y 30, podremos contemplar esta evolución cuando nosotros decidamos, teniendo en cuenta que esto nos costará una cantidad concreta de orbes de felicidad que habremos ido ganando al cumplir las necesidades de nuestros habitantes.
Estos orbes también se emplean en la instalación de nuevos servicios públicos, que podremos añadir cuando lleguemos a un mínimo de habitantes y tengamos los suficientes orbes: mercados, institutos, puertos, estaciones de tren….
Una mirada simpática
El aspecto gráfico de Mononoke Forest no destaca por nada en especial pero desprende ese carácter simpaticote que va tan bien con la tónica del título. Dibujados de estilo cartoon que sin ser demasiado complejos lucen por su colorido y buen trazado. Los personajes y sus animaciones no son abundantes pero cumplen en su justa medida, tanto en los momentos de tristeza, de agobio o de alegría, los humanos y los Mononoke lo reflejarán en sus expresiones.
El apartado sonoro es poco variado, con una melodía para los momentos de día y construcción y otra para la noche y su acción. Pocos efectos encontramos más allá de los gritos de júbilo al conseguir un objetivo o los tonos de decepción cuando no llegamos a ello. Podemos llegar a pensar que un juego así no necesita más, pero un par de melodías más que no hagan tan repetitivas a las existentes no le habrían sentado mal.
19 días…y 500 noches
Mononoke Forest invita a invertir bastante tiempo sin que apenas nos demos cuenta, sobre todo en las primeras horas de juego. Y es que, además de la historia que va sucediendo y que debemos completar a través de los deseos principales, también debemos atender a las diferentes peticiones de cada vecino, mantener limpio el pueblo para que no desciendan sus valores principales de Felicidad, Educación, Riqueza, Comida, Salud y Moral.
A medida que avancemos podemos acceder a mejores construcciones, por ejemplo, de cabañas simples podemos pasar a construir apartamentos o mansiones, de pequeñas granjas a mayores plantas de producción…etc.
Es fácil invertir más de una decena de horas en Mononoke Forest, pues para que avance la historia principal debemos cumplir gran parte de estas peticiones, hacer que el número de habitantes crezca cumpliendo objetivos y construyendo mejores estructuras y manteniendo en alza los valores antes citados. Sin embargo, a medida que avanzamos las diferentes peticiones pueden llegar a hacerse repetitivas, pues muchas de ellas será construir otra casa o volver a plantar árboles. Nuestros enemigos irán haciendo presencia perturbando ese bienestar que hemos conseguido, por lo que después de ir venciéndolos, debemos limpiar y restaurar todas las partes dañadas.
El título tiene ese punto adictivo de ver crecer tu pueblo mientras avanzas en una historia que, sin ser el mejor de los guiones, mantiene un buen hilo. Aparte de este modo principal, lo único que encontramos es un modo StreetPass para poder recibir datos de otros pueblos y compartir los nuestros.
Conclusión
Mononoke Forest es un título sencillo y liviano que parece dirigido a un público más casual pero que puede sorprender también al resto. Resulta adictivo en sus primeras horas, cuando nos centramos en hacer crecer nuestro propio pueblo mientras avanzamos en una historia predecible que no puede presumir de profundidad. Su estilo gráfico simpaticote le sienta muy bien, con un resultado positivo a pesar de no hacer alarde de grandes detalles, y con un apartado sonoro bastante limitado. Si le dais una oportunidad encontraréis un juego capaz de haceros pasar un buen rato de una manera más relajada y destensar un poco de las grandes producciones, cuidando de vuestro propio pueblo en busca de la felicidad. El juego ocupa 1265 bloques de memoria y se encuentra disponible en la eShop de Nintendo 3DS por 3,99 €.