[Análisis] Runbow Pocket
Muchos ya pudieron comprobar las bondades de este curioso plataformas de desplazamiento lateral 2D cuando se lanzó en la eShop de Wii U. Ahora, tras un retraso considerable debido a dificultades para portar tamaño juego en la portátil, nos llega por fin la versión miniaturizada de Runbow, llamada no muy originalmente Runbow Pocket, eso sí, en exclusiva para las versiones New de la portátil. ¿Logra el juego mantener lo visto anteriormente en la consola doméstica o sufre de pequeños defectos? ¡Lo comprobamos!
Tabla de contenidos:
Somos de colores
Como ya sabréis a poco que conozcáis el juego, lo que nos proponen los desarrolladores de 13 AM Games es tan simple como original. Controlaremos a un personaje del color que prefiramos, así como otros invitados procedentes de juegos indie como Shovel Knight, Gunvolt, Commander Video, Rusty, Teslamancer, Xeodrifter, Shantae… entre muchos otros, y deberemos atravesar breves fases de plataformas en el menor tiempo posible. Dependiendo de nuestra velocidad, conseguiremos una, dos o tres medallas para nuestro botín.
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Hasta aquí, todo suena bastante normal y hasta típico, ¿verdad? Pero aquí llega el genial giro que nos proponen en Runbow, y es que el cromatismo de las fases irá cambiando en cuestión de segundos (o incluso menos), haciendo que las plataformas y obstáculos vayan apareciendo o desapareciendo según el color “activo” en pantalla. Así, por ejemplo, una plataforma de color verde dejará de ser visible y por tanto usada por el jugador cuando la pantalla muestre dicho color.
Esta mecánica nos obliga a estar constantemente atentos al color que se avecina y mirar cuidadosamente no solo donde pisamos sino dónde vamos a hacerlo posteriormente. Por fortuna, el juego nos “avisa” del cambio de color inminente con un pequeño muestreo previo para que podamos anticiparnos a los cambios.
Arcoíris de adicción
Una de las grandes bazas de este juego es que podemos cogerlo en cualquier momento para echar partidas rápidas (aunque probablemente acabemos enganchados un rato más del que queríamos), debido a la tremenda brevedad de sus fases, especialmente diseñadas para obligarnos a repetirlas sin que sea demasiado molesto. Porque creedme, moriréis, moriréis muchas veces, hasta el punto de que os sabréis de memoria el recorrido que habéis hecho. En gran medida, el juego invita a usar la mecánica de ensayo y error, pero como ya digo, no resulta agobiante ni frustrante porque prácticamente todas las muertes serán únicamente culpa del jugador.
De vez en cuando, el juego incorpora ciertas mecánicas nuevas para que no todo sea plataformeo puro. Así, en cada uno de los cuatro mundos de los que se compone el modo aventura, deberemos hacer frente a un jefe final que, aunque generalmente no nos costará demasiado, sí cambiará un poco la forma de afrontar el nivel. De igual forma, en algunas de las más de 100 fases que componen la Aventura, deberemos hacer cosas como recoger cierto número de monedas en el menor tiempo posible o derrotar a cierto número de enemigos rápidamente. Dichas fases no son demasiadas, pero sí se agradecen para aportar cierto frescor al juego.
Repartiendo leña con mucho colorido
El juego también cuenta por supuesto con un modo online en el que podremos descargar la tensión acumulada en el modo principal, usando nuestra habilidad y experiencia para demostrar que somos el rey de Runbow en diversos modos.
Inexplicablemente, el juego no posee modo local, algo con lo que sí contaba en Wii U. Desconocemos el por qué de esta errónea decisión del estudio, ya que no ha de ser muy complicado implementarlo también, más aún cuando sí conserva el modo online intacto. Es algo que le resta puntos a esta versión sobre su hermana mayor.
Por otra parte, añadir que, además del modo Aventura, el juego cuenta con el modo Bowhemoth, una especie de juego de supervivencia, en el que no corremos contra el tiempo, sino que vamos avanzando en diversos niveles sucesivamente hasta que el cuerpo aguante, retándonos a ver hasta dónde podemos llegar sin rendirnos. Supone un cambio respecto al estrés del modo principal, aunque el nivel de dificultad aumenta enseguida en esta modalidad.
Finalmente, el juego incluye el DLC “Aventura espacial de Satura”, de pago, al que no hemos tenido acceso en nuestra versión del juego. Si os pica la curiosidad, decir que incorpora algunas nuevas mecánicas que le pueden dar más interés al juego, pero de las que no podemos hablar por no haber podido acceder a ello.
Sinestesia de colores y ritmo
¿Y cómo se ve y oye Runbow en su versión portátil? Pues bastante bien, la verdad. Aunque obviamente, el juego gana en calidad visual al jugar en una tele grande, especialmente con amigos, como sí se podía hacer en su versión original. Sin embargo, cabe destacar y apreciar el esfuerzo hecho para condensar la jugabilidad del juego en una versión portátil, ya que no presenta fallos reseñables más allá del efecto visual que aporta una mayor pantalla. La banda sonora es escasa, pero acompaña a la perfección, nunca llega a molestar y en algunos momentos te sorprenderás tarareándola mientras juegas.
Además, el juego invita siempre a no tirar la toalla exponiendo en pantalla graciosos mensajes cada vez que perdemos la vida, lo cual se agradece, ya que aunque parezca mentira ayudan a eliminar la frustración del error cometido.
Sí, es posible que echemos en falta mayor variedad de mecánicas en el juego, así como el hecho de que, incluso en esta versión “final” el DLC siga siendo de pago, en lugar de venir ya incluido. Aunque sin duda lo más inexplicable es que nos llegue sin ese multijugador local. Son pequeños fallitos que enturbian un poco el resultado final, pero en cualquier caso estamos ante uno de los mejores juegos indie de los últimos años, con un concepto tan sencillo como único que siempre nos invita a seguir intentándolo y disfrutando de lo que nos ofrece. ¡A darle color a la vida!