Análisis Nintendo 3DS

[Análisis] Elliot Quest

[Análisis] Elliot Quest

Podemos hablar de lo vintage, de lo retro, de lo tradicional o de clásicos. Pero al final todo se resume en algo muy sencillo; la estética antigua está de moda. Y no lo digo yo, lo certifica el éxito que juegos como Ultra Street Fighter II, Cave Story o Tiny Barbarian DX. De hecho recientemente hemos podido saber que WayForward estaba trabajando en un videojuego estilo pixel basado en La Momia.

Esta tendencia hacia el pasado que con el auge de las desarrolladoras indies se ha acentuado, puede responder a diferentes factores. Para empezar, el más evidente, la melancolía. Es obvio que una gran parte del público siente una dulce vuelta a la infancia al recordar la época de los 8 bits a la que remiten estos juegos.

Por otro lado, quizás, también tiene algo que ver la saturación gráfica a la que estamos acostumbrados en esta generación. Los detalles, la belleza realista e impresionante que vemos en las aventuras gráficas o la numerosa cantidad de elementos coloridos y llamativos que encontramos en juegos como Mario Kart 8 Deluxe o ARMS.

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Ambas cosas son positivas y a todos nos gustan cuando están bien implementadas. Pero a veces necesitamos algo más simple; una buena historia con una jugabilidad totalmente adictiva que nos tenga horas y horas delante de la consola. Un juego de plataformas sin virguerías visuales que no nos distraigan de nuestro objetivo final, sobrevivir a ese tramo del juego donde hemos muerto más de cien veces.

Eso es exactamente lo que nos encontramos en Elliot Quest, un título que ya tuvimos en PC, PS4, Xbox One y Wii U y que ahora podremos disfrutar en cualquier lugar y en cualquier momento gracias a la versión de 3DS.

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En medio de la nada

Estamos junto a una roca en forma de lápida, armados con un arco y vestidos con una simple sábana blanca. Somos Elliot. Ya está. No tenemos más información. Así, en este In media res, comienza Elliot Quest. Poco a poco, a medida que vamos avanzando en la trama, descubriremos que hemos perdido a nuestra mujer a causa de una maldición y que tendremos que intentar acabar con otra maldición, que amenaza con convertirnos en un demonio.

La historia se nos va presentando mediante flashbacks y conversaciones con personajes misteriosos, lúgubres e intensos que nos darán las piezas para componer toda la trama. Os recomiendo que estéis muy atentos tanto a todo lo que ocurre en los recuerdos de Elliot como a todo lo que nos digan los distintos personajes que se nos acercan, porque la aparente historia de supervivencia que se nos propone oculta una compleja trama que habla de temas muy interesantes.

La introducción directa y el desarrollo paulatino de la trama que plantea el juego de Ansimuz Games ayuda a que nos enganchemos des del primer momento y queramos saber más. El juego nos invita a caminar, buscar, averiguar qué tenemos que hacer por nosotros mismo. No hay ninguna guía ni tutorial que nos ayude en la aventura. Todo depende de nosotros.

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En cuanto al uso de las dos pantallas en 3DS es de lo más acertado. En la pantalla superior tenemos el juego en sí, mientras en la segunda podemos seleccionar qué menú queremos tener; el inventario con el mapa, la equipación, los puntos de experiencia, los objetivos. La posibilidad de tener el mapa siempre a la vista y poder cambiar de poder con sólo un clic le da al juego un dinamismo mucho mayor que el que tiene en otras versiones.

¿Dónde está Link?

En la historia de este juego, Link no es más el perro que una niña de una aldea ha perdido. Ahora bien, The Legend of Zelda impregna muchos de los elementos de esta aventura, hasta el punto que podemos llegar a pensar que el juego es un gran homenaje. Concretamente, Elliot Quest recuerda mucho a Zelda II: The Adventure of Link.

El primer parecido que encontramos es su estética. Templos sencillos, minimalistas, escenarios épicos repletos de tantos enemigos que acabas por no saber de dónde vienen. También encontramos poblados en los que abastecernos y preparar un duro combate contra un terrorífico enemigo.

Pero seguramente, si el título rememora al clásico de Zelda es por la distribución de los espacios. Des del principio nos encontramos en un mundo abierto. Tenemos un mapa considerablemente grande en el que podremos movernos y entrar en distintos niveles. Dentro de cada nivel encontramos enemigos, objetos y los objetivos en sí. Algo muy positivo del título es que tenemos libertad para movernos por donde queramos. Ahora bien, quizás no podamos a acceder a una zona del nivel y tengamos que volver cuando tengamos las habilidades necesarias. Pero no tenemos ningún muro invisible, todas las barreras tienen su razón de existir.

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Un reto complicado

Si cuando habéis leído que el juego no tiene guía ni tutorial de ningún tipo, habéis pensado que eso entraña una dificultad extra, tengo algo que deciros: que no haya guía será el menor de vuestros problemas. La dificultad más evidente es la de descubrir cómo acceder a según que lugares. A veces podremos estar bastante tiempo intentando descubrir cómo acceder a un cofre que nos llama la atención, para, al rato darnos cuenta de que no tenemos la habilidad necesaria. O encontrar que la solución era mucho más sencilla de lo que creíamos. En definitiva es un juego que te mira a los ojos y te dice: vas a tener que esforzarte un poco más si quieres conseguir todo lo que te ofrezco.

Puede parecer frustrante pero en realidad es alentador. A diferencia de otros juegos de plataformas, Elliot Quest te ofrece la posibilidad de despejarte tomando otro camino, entrenar, recuperar algo de vida o magia y después volver, con la experiencia y la fuerza a tus espaldas, para plantar cara a ese enemigo (o enemigos) que te han robado media hora de tu vida.

Hay que tener en cuenta que la dificultad se incrementa a medida que nos acercamos al final. Diría que se convierte en un juego realmente difícil cuando nos acercamos al penúltimo jefe (guardián). El último nivel es una locura de enemigos, trampas y obstáculos. Cualquier piedra en el camino es un enemigo en potencia que puede dejarnos sin vida en menos que canta un cuco.

En este punto de la historia, el juego puede volverse realmente desafiante, incluso para aquellos que tengan experiencia en el género. Morir una y otra vez en el mismo punto, lograr superarlo y volver a morir antes de llegar a un punto de control puede poner a prueba los nervios de cualquiera. Pero hemos venido a luchar, la salvación de nuestra alma no es ningún camino de rosas.

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Conclusiones

Los retos hacen que nos superemos constantemente, logran que seamos mejores poco a poco. Esa es una de las sensaciones que produce el juego. Cuando se empieza a jugar, tenemos la sensación de ser un bebé que no sabe muy bien qué hace en el mundo. Pero a medida que avanzamos descubrimos que las múltiples veces que hemos perecido nos han curtido y nos han convertido en un gran jugador de plataformas. O por lo menos en un gran jugador de Elliot Quest. Y me atrevo a decir que seréis grandes jugadores de Elliot Quest porque es imprescindible serlo para derrotar a nuestro enemigo final.

Es un juego que despierta algo en nosotros. Satisfacción cuando conseguimos esa llave a la que no lográbamos acceder, ternura y a la vez incomodidad al conocer, poco a poco, la historia de Elliot. Cuando acabamos el juego, aquellos momentos tensos, épicos, las victorias y las derrotas son cosas que quedan ligadas al recuerdo que tendremos de él. Cada uno de los jugadores tendrá una experiencia distinta, pero recomiendo no desistir y abandonar la aventura, porque vale la pena llegar al final.

8.5

[Análisis] Elliot Quest

Puntuación Nintenderos: Muy recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • La interesante historia.
  • Su voluntad retrospectiva llevada a cabo con maestría.
  • Es divertido y completamente adictivo.
  • Es un homenaje y un regalo para los fans de la saga Zelda.
Flojea en:
  • Para algunos jugadores puede suponer un reto demasiado difícil.
  • El juego puede resultar demasiado corto.