[Artículo] Somos culpables
Ha llegado el momento de abordar un tema que nos atañe a todos, tanto a los medios como a los usuarios: las notas en los análisis de los videojuegos. Después de unos cuantos añitos como jugador habitual, lector de medios y, no hace tanto tiempo, también redactor, he ido comprobando que estamos avanzando por un camino que probablemente no sea el adecuado.
Según he ido escribiendo análisis me han asaltado unas dudas que hoy me veo en la necesidad de responder. Os pondré un ejemplo: hace poco pude analizar River City: Tokyo Rumble que, todos estamos de acuerdo en que no es un peso pesado en el catálogo de 3DS y que, sin embargo, me puso en una tesitura un tanto extraña, pues me divirtió de lo lindo, en parte porque me encantan los beat´em up clásicos. ¿Qué ocurre? Pues que debo ser lo más “objetivo” posible –sí es que un análisis personal puede ser objetivo– y tratar de pensar en todo tipo de públicos a la hora de colocar una puntuación. Es lo justo y lo que trato de hacer con todos los títulos que pasan por mis manos. Ahora, si me preguntasen como aficionado al género, como usuario que disfruta jugando, quizá le habría dado algo más de nota. El tema es sencillo, si nos dejásemos de fijar en un simple número que siempre es orientativo y leyésemos más los contenidos de cada análisis, comprobaríamos que cada usuario le daría una nota distinta dependiendo de lo que espera encontrarse.
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Hace un tiempo un lector me comentaba en otro análisis que, para él, no eran un inconveniente los textos en inglés que se sucedían durante el juego. Y en parte tenía razón, para mí tampoco lo eran. Sin embargo, hay que ponerse en la piel de un amplio abanico de gente que se puede encontrar frente al juego. ¿La nota? Una vez más orientativa, que debe ser equilibrada en consonancia a sus pros y sus contras que durante todo el análisis se desgranan para que el propio lector pueda discernir si tales pros son verdaderamente suficientes como para comprarlo y las nombradas contras son lo suficientemente incómodas para no hacerlo.
Lo diré sin tapujos: deberíamos eliminar las notas numéricas de los análisis en los juegos y darle una mayor importancia a su contenido escrito. Y seamos francos, en muchas reviews no lo hacemos, yo también he pecado de mirar únicamente la nota y el párrafo final en lugar de pararme a entender lo que el redactor quiere contarnos. Es un sistema estándar que se lleva aplicando durante décadas pero que, desde mi punto de vista, ha decaído completamente.
Ahora me diréis: ¿pero cómo vamos a pasar de una nota que nos guía a no tener nada? Bueno, quizá algo intermedio, que simplemente englobe un juego nefasto –de estos no hay muchos–, juegos para pasar el rato, juegos recomendables y obras maestras –de estas también hay pocas–. Así también olvidaríamos la mamarrachada de si un juego es un bodrio por tener un 7 y otro es una buena compra por tener un 8,5, pues yo he llegado a pasarlo en grande con los del primer caso y a aburrirme con los del segundo. Todo depende de lo que cada uno espere encontrar en ellos, y eso solo se sabe centrándonos en el contenido del análisis, no en una puntuación que no refleja nada.
¡Señores! Tenemos una “puntuaciodependencia aguda”, por la cual estamos deseando ver notas solo para no estar de acuerdo con ellas. Y este virus ayudan a expandirlo portales como Metacritic, donde fanboys y haters se preocupan más de que su juego tenga la nota más alta en lugar de disfrutarlo jugándolo. Me importa bastante poco lo que Metacritic ponga sobre un juego que me llame la atención, pues si el género me atrae y creo que tiene alicientes que puedan engancharme, no habrá numerito que me incite a no comprarlo.
Hace poco también salió a la luz la problemática de las notas en cierto medio, donde comentaron que tuvieron incluso algún tipo de presión por parte de las compañías desarrolladoras. En este caso, puedo decir con total honestidad, que en Nintenderos nunca he tenido esa sensación con ningún análisis y ni siquiera he escuchado ningún comentario. Si algún día eso pasa, yo mismo dejaré de escribir. Pero quizá para estos medios que tuvieron el problema, eliminar las valoraciones numéricas también sea la solución.
Tenemos que reflexionar un poco y darnos cuenta de que las notas solo están sirviendo para que juegos realmente disfrutables se pierdan en el olvido de muchos usuarios que se fían solamente de sus calificaciones. Es un error del que todos, usuarios y medios, somos culpables. Al final, lo que importa son las sensaciones que a cada uno de nosotros nos deja un juego mientras avanzamos en él y, sobre todo, cuando lo acabamos, pues solo en ese momento le otorgamos una valoración que traspasa comas y decimales.
Las sensaciones –y con esto acabo– no se transmiten con un numerito. Llevamos tiempo con un sistema de puntuaciones equivocado que todos hemos adoptado como norma pero, al fin y al cabo, algunas normas están para romperlas.