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[Opinión] El sentimiento de la incógnita

Durante el mes de junio he vivido en mis propias carnes el sentimiento de la incógnita. Este sentimiento lo experimentamos todos lo seres humanos, supongo, o al menos yo, cuando observamos decisiones o acciones absurdas de otros. Así, explicado sin contexto, no se entiende. Para hacerme más comprensible propongo un ejemplo en el que tú, lector, seguro que sentirás este sentimiento más próximo.

Te das cuenta de que estás en medio del reconocimiento de la incógnita que suponen en ti los otros cuando te preguntas algo así como pero… ¡¿cómo?! Es una pregunta retórica. Tú, con los ojos como platos, alucinas por que alguien haya hecho algo raro, absurdo e incluso ofensivo. Alucinas, no encuentras explicación.

Vayamos al ejemplo prometido. Pongamos que eres una chica, universitaria, que lleva al día los apuntes. Llevas dos semanas estudiando para el examen de medicina legal: una hora al día la primera semana; tres, la segunda. En el último día tienes planeado estudiar de noche. Antes de abandonar la uni a media tarde, el chico con el que tomas café a veces te pide tus apuntes. Vaya, qué aprovechado, piensas. Sin embargo, buscas una solución que te beneficia: vale, pero dame tú los tuyos, así contrasto con lo mío. No, si no tengo, contesta. Tú, extrañada, experimentas el sentimiento de la incógnita. Pero… ¡¿cómo?!, te preguntas. Esto es complicadísimo, ¿cómo pretende estudiárselo todo en una noche el tarado este?

Pero aún hay más. El día del examen te sientas en primera fila. No vas a copiar, crearás buena imagen de ti en la profesora y, cuando acabes, te irás sin molestar a nadie. Observas atónita que el tío al que le dejaste los apuntes, sin saber muy bien por qué, se te sienta a tu lado. Reparten las hojas y comienzas a escribir. En breve, notas que el dedo índice del tarado pide tu atención tocándote en el brazo. Oyes, en voz baja, que te pregunta, ¿oye, qué es una mala praxis? El tipo ya te parece ridículo o que te toma el pelo. Vuelves a preguntarte lo del pero… ¡¿cómo?! ¿Cómo se puede llegar a cuarto de medicina sin saber lo que es una mala praxis? No te hace ninguna gracia. Está la profesora delante y cualquier gestecillo te incriminará. Pasas de él como buenamente puedes y terminas el mal trago entregando el examen. Fin.

Pues bien, jugando atentamente a Tokyo Mirage Sessions #FE, juego del que publiqué un análisis en esta web el pasado día 22 de junio, me sentí como esta chica que acabo de inventarme. Sabía de la censura en el juego, había visto varios cortes que comparaban la versión japonesa de la occidental. No obstante, para mi asombro, observo que se censuran algunos diseños solo a veces. ¡Solo a veces! Puedes observar a Aversa, una enemiga final, con un escote agudo y, acto seguido, con un nubarrón cutre que lo cubre. Inevitablemente me pregunto: pero… ¡¿cómo?! ¿Cómo es posible? Sin embargo, aún hay más. Increíblemente después de la pregunta observo el diseño de la hermana de una de las protagonistas, Ayaha Oribe, con un albornoz rojo abierto completamente y con una simple tira negra que, cruzada, apenas le cubre los pezones.

Ayaha Oribe

Ayaha Oribe, poseída por un mirage, mostrando sutilmente sus senos.

Vamos a ver, ¿tanto revuelo para esto? Pero, en el mundo, ¿por qué hay gente tan incógnita?