[Análisis] ‘BOXBOXBOY!’ (eShop 3DS)
HAL Laboratory puede sentirse orgullosa de haber contando en sus filas con dos figuras ilustres dentro de la historia reciente de Nintendo, de la que es second-party desde inicios de los noventa. Satoru Iwata, fallecido el pasado 2015, fue fundamental para la recuperación económica del estudio bajo su presidencia. Además de ser, junto a Masahiro Sakurai, quienes dieron forma y crearon a Kirby, la famosa bola rosa de la compañía japonesa de la que HAL sigue siendo máximo responsable.
A lo largo de estos años HAL Laboratory se ha caracterizado por usar su franquicia estrella como ratón de laboratorio para sus experimentos. Kirby no sólo se ha dedicado a absorber enemigos o a inflarse como un globo, ha evolucionado ofreciendo nuevas experiencias usando como base el universo del personaje. Una valentía del estudio que ha dado lugar a títulos como Kirby y el Pincel del Poder, Kirby Mass Attack o Kirby Epic Yarn. Y es que HAL, muy acertadamente, quiere que su mascota siga en forma con un jolgorio de lo clásico y nuevas ideas.
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En enero del pasado año el estudio nipón se desmarcó de la serie Kirby con la publicación de BOXBOY! en la eShop de Nintendo 3DS. Un título protagonizado por un simpático cuadrado llamado Qbby, una criatura capaz de crear cajas de la nada para superar obstáculos entre los más de cien desafíos disponibles. Una propuesta de gran recepción tanto por parte de la crítica como del público que animó a HAL Laboratory a lanzarse por el desarrollo de su secuela, BOXBOXBOY!.
Como bien indica su nombre, esta segunda entrega duplica los poderes de Qbby. Ahora será capaz de crear dos grupos de cajas en vez de uno, ampliando las posibilidades a la hora de completar todos y cada uno de los niveles que conforman el juego. Un simple añadido que aporta nuevas situaciones y diferentes formas para resolver los puzles de los que hablaremos más adelante.
La mecánica de los niveles se ha mantenido intacta. El jugador dispone de un número determinado de cajas y de restricciones en su agrupación (por ejemplo, “dos grupos de cuatro cajas” o “dos grupos de dos cajas”). Bajo esas condiciones, debe ser suficiente para salir airosos del nivel. Si precisamos más cajas de las establecidas para la fase, Qbby no podrá recoger las coronas repartidas en cada nivel. Un ítem importante para recibir una mayor recompensa al finalizarlo y desbloquear contenido durante la aventura.
Los niveles, de corta duración, se apoyan más en la dificultad de sobreponerse a los obstáculos que en su extensión. No es excesivamente complicado, aunque depende sobre todo de quien tenga el juego entre manos. Si el jugador se atasca, puede solicitar una pista a cambio de una moneda de juego. En cambio, si es de los que no se dan por vencido fácilmente, puede reiniciar ese tramo del nivel las veces que quiera pulsando simultaneamente los botones L y R sin sufrir pérdida de cajas. Por desgracia, sólo en contadas ocasiones se nos exige lo mejor de nosotros mismos.
Cada mundo basa su jugabilidad en un elemento propio (cambios de gravedad, ganchos, rayos láser, muros desplazables…) y confía en él sus mecanicas. Algo parecido a la estrecha relación entre las mazmorras de The Legend of Zelda y sus objetos. Un movimiento acertado por parte del estudio japonés que resta monotonía al título, mantiene intacta la sensación de desafío y una línea de aprendizaje continua. Cuando el jugador se acostumbra a unas pautas concretas, BOXBOXBOY! las cambia para retarnos de nuevo.
El título está compuesto por 11 mundos principales, ms varios adicionales que aparecerán al completar el juego, y el Modo Desafío. Un modo con niveles de mayor duración y complejidad en los que Qbby hará uso de determinados atuendos de forma predeterminada. Por ejemplo, en las fases con el traje ninja, el protagonista se moverá de forma más ágil; mientras que con el disfraz de conejo, saltaremos mucho más alto. No aportan grandes cambios en la jugabilidad, pero sí lo suficiente como para dar otro pequeño giro de tuerca en las mecánicas.
Como hemos comentado líneas mas arriba, superar los niveles recolectando las coronas repartidas por los escenarios es fundamental para acceder a nuevo contenido y obtener medallas para gastar. En la tienda, con las medallas acumuladas en las fases concluidas, el jugador puede comprar pistas de audio para escucharlas cuando guste; atuendos (algunos sólo disponibles si tenemos guardada una copia de BOXBOY!), que no afectan a las habilidades del personaje ni le otorgan poder extra; y viñetas de humor con Qbby como protagonista, que provocarán carcajadas a más de uno.
BOXBOXBOY! no entra por los ojos, pero tampoco lo necesita. El título de HAL Laboratory apuesta por un diseño sencillo sin grandes alardes, de colores acromáticos y sin efecto 3D. El equipo de desarrollo ha decidido continuar el camino de la primera entrega centrando sus esfuerzos en los puzles y en proponer novedades jugables, apartando a un segundo plano el apartado visual.
Más allá de repetir algún nivel para conseguir las coronas que nos hayamos dejado atrás (que no serán muchas), BOXBOXBOY! es un título poco rejugable, pero no sabe a poco. Un punto flaco que podría haberse subsanado con una mayor variedad de ítems para coleccionar, un modo multijugador cooperativo con amigos, o un editor de niveles como en Pullblox. Un añadido que habría alargado la vida útil del juego, además de decenas de horas de diversión diseñando niveles y superando el de otros jugadores.
El regreso de Qbby a la eShop de Nintendo 3DS se encuentra a la altura de su primera parte. El uso de dos grupos de cajas es su gran aportación en esta secuela y la variedad de mecánicas en sus diferentes mundos evita que sea un déjá vu constante. No es extremadamente difícil y los niveles pueden hacerse más cortos de lo que se presupone en un título de tales características, pero si se valora en conjunto no transmite esa sensación. Su duración es suficiente como para disfrutar sin miedo a que se acabe en un abrir y cerrar de ojos.
BOXBOXBOY! se encuentra disponible desde hoy mismo en la eShop de la portátil a un precio de 4,99€. Y nosotros, desde la redacción, os animamos a que le deis una oportunidad.