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[Artículo] Game Boy Advance, te quiero

[Artículo] Game Boy Advance, te quiero

Hace pocas semanas, celebrábamos el decimoquinto aniversario del lanzamiento de Game Boy Advance en Japón, y lo cierto es que poco falta para su fiesta de 15 aquí en el continente europeo, que se producirá el próximo 11 de junio. Que menos, que dedicar una retrospectiva a esta pequeña gran consola.

Recuerdo que tras una trabajada campaña de marketing en revistas y TV, la GBA era un producto esperadísimo, la sucesora de la mítica Game Boy, ni más ni menos, y allí estaba yo, aquel 11 de junio, con mis 22.000 pesetas en la puerta de la tienda esperando a que abrieran, tras darme una buena caminata. No había ningún riesgo de que se agotaran las existencias, pero el ansia podía conmigo, sin duda. Me llevé la morada, no lo olvidare jamás.

El salto cualitativo era más que notable. Nintendo ya había hecho sus pinitos mas allá de las pantallas monocromáticas con la versión Color de su primera portátil, pero esto era definitivamente otra cosa, un techo técnico que no se había visto hasta la fecha, una consola potente, por fin, en tu bolsillo. Es verdad que no manejaba entornos en 3D, como ya hacían las sobremesa de la época, pero la Advance era como, valga la comparación sin ponernos demasiado técnicos, llevarte una Súper Nintendo vitaminada a todos lados. En aquel entonces era más que suficiente.

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Mezclando tradición e innovación, GBA heredaba detalles, buenos y no tan buenos, de su antecesora, como por ejemplo el uso todavía de pilas LR 06 en lugar de las actuales baterías de litio, la falta de retroiluminación de la pantalla (Lograr jugar de noche buscando el punto de luz adecuado, o con el sol a la espalda era toda una odisea) algo que se subsanaría con la llegada de lamparitas que se podían conectar al puerto de carga, o la utilización de cable físico para establecer la opción multijugador entre dos consolas. A este respecto, recuerdo que una de las grandes novedades que aportaba la portátil, era la posibilidad de disputar partidas para dos jugadores, cada uno con sus respectiva consola pero un solo cartucho de juego, función que por desgracia, solo estaba disponible en un puñado de títulos.

Todo esto, apoyado en un pilar fundamental para cualquier plataforma de videojuegos: Su catálogo. Y creedme, la Game Boy Advance ha tenido unas de las mejores videotecas de la historia de Nintendo, que vio nacer sagas tan importantes como Golden Sun , Advance Wars o Wario Ware y además recibieron entregas de las franquicias históricas de la casa como The legend of Zelda: The minish cap, Metroid Fusion o Mario Kart Super Circuit. Estos podían encontrarse entre decenas y decenas de juegos sobresalientes.

Golden Sun

Pero si por si todo esto pudiese parecer poco, la sucesora de la Game Boy trajo consigo una cuestión que hace tiempo que está tristemente de moda, pero que en aquel entonces suponía una pequeña revolución: Fue la primera consola de la gran N que abrió la puerta del scene, que permitía mediante un adaptador de tarjetas CF y SD que se encajaba en la ranura para los cartuchos, reproducir contenido multimedia y como no, la carga de “copias de seguridad”. Este camino sería años más tarde seguido y mejorado por Nintendo DS, donde llegaría a existir una versión del por aquel entonces MSN Messenger, o un recordadisimo reproductor, llamado Moonshell, con el que podíamos disfrutar de películas en formato .dpg, las cuales tenían una sorprendente calidad. Desconozco si la GBA las soportaba.

Este es solo un pequeño recordatorio de algunas muchas de las virtudes de una de las mejores maquinas de la historia de la compañía, calidad que no obstante se vio ampliamente recompensada en ventas, colocando más de 80 millones de unidades en todo el mundo, y exhibiendo una primera confirmación de que, en cuanto a portátiles se refiere, Nintendo no ha tenido jamás competencia, ni en su momento con la Game Gear de Sega, ni años más tarde con la PSP de Sony, dos consolas técnicamente mas potentes que cualquiera de las de la compañía de Kyoto, pero que jamás pudieron hacer sombra en un mercado históricamente dominado con mano de hierro por la Gran N.

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Valga este artículo como un ejercicio de nostalgia, lo cierto es que mientras lo escribo, tengo cada vez más ganas de volver a hacerme con una, dado que en un impulso juvenil tuve en su día la nefasta idea de venderla para poder, en aquel entonces, alimentar (y bien) mi catalogo de Game Cube. Cada día tengo más claro que más temprano que tarde volveré a hacerme con una Game Boy Advance. Hacedme caso, de verdad, si la tenis, no os deshagáis de ella. Y decidle que la queréis.