[Análisis] ‘Yoshi’s Story’ (CV de Wii U)
La mascota de Mario siempre ha tenido casi tanto protagonismo como su dueño. Yoshi, el dinosaurio de los videojuegos, se ha convertido en un icono mucho más amigable y divertido que los fontaneros bigotudos, tanto por su aspecto adorable como por su actitud característica dentro de sus propias aventuras.
Después de un Yoshi’s Island que pasó a la historia como uno de los mejores (para muchos el mejor) plataformas que se han creado, Hideki Konno y Takashi Tezuka se ponen a los mandos de la primera aventura en Nintendo 64 con Yoshi como protagonista absoluto, esta vez sin Baby Mario a la espalda y con una gran responsabilidad: recuperar la felicidad y devolver su mundo a la normalidad.
Tabla de contenidos:
El ladrón de la felicidad
La historia de Yoshi’s Story se desmarca notablemente de lo que estamos acostumbrados a ver en el mundo de Super Mario.
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Como si de un universo paralelo se tratara, los Yoshi viven en su propio mundo de felicidad y amor (que cuqui todo) donde poseen un árbol mágico que les sirve de sustento vital, dando todo tipo de frutas y repartiendo felicidad a diestro y siniestro. Por algo lo llaman “El Árbol de la Super Felicidad”.
Todo va de ensueño hasta que aparece Bowsy en escena. La pequeña alimaña de Bowser transforma el mundo de Yoshi en un libro desplegable (como leéis) y roba el Árbol de la Super Felicidad. Por suerte, unos huevos de Yoshi a punto de eclosionar sobreviven al ataque de Bowsy, y al nacer y ver que todo su mundo se encuentra sumido en la tristeza, deciden devolver la felicidad a su tierra empezando por ellos mismos, recorriendo las páginas del libro creciendo cada vez más felices.
Si os fijáis bien, el propio gesto de “pasar páginas” y ser cada vez más feliz, parece una metáfora de la vida misma, y es que a veces tras un desastre, lo mejores es pasar página para ser felices.
La historia, como veis, es muy particular con mucho trasfondo detrás y una cara visible muy ñoña. Nada nuevo bajo el sol de la isla de los Yoshi.
Un libro abierto
A pesar de la sobrada potencia de Nintendo 64 para recrear entornos 3D, más potencia no quiere decir siempre que un juego sea gráficamente mejor. Yoshi’s Island dejó el listón a un nivel altísimo, tanto por correr como la seda un mundo bidimensional precioso como por la calidad artística de la que presumían sus diseños.
Yoshi’s Story tiene un estilo gráfico muy particular. Puesto que la historia sucede dentro de un libro desplegable, los escenarios parecen hechos con cartón y retales, con varios planos bien diferenciados pero sin un marcado efecto 3D.
Las pantallas se recorren en ambos sentidos horizontales, a pesar de contar con elementos tridimensionales en sus diseños. Como veis, no se aprovecha la tercera dimensión como si lo hacía Super Mario 64 o The Legend Of Zelda.
El coloreado del juego también destaca en el catálogo de la consola, con diseños que parecen pintados con pasteles o ceras, muy a grosso modo y con colores muy suaves, muy al estilo de las sagas de Yoshi.
Un punto negativo que vemos es el aspecto de los menús del juego, simplón y destacando poco los botones, aunque debió de ser algo común en la generación si miramos por ejemplo a Donkey Kong 64.
Donde realmente estampa su sello el juego es en el diseño artístico. Al igual que el reciente Yoshi’s Woolly World, se opta por utilizar un tipo de material para representar todo el mundo de los Yoshi, y nos parece tan acertado que a día de hoy sigue siendo una buena idea para un nuevo título de la saga.
Con Kazumi Totaka a la cabeza del apartado sonoro (si, tenemos canción de Totaka también en este juego), la calidad sonora está totalmente garantizada. Apartado sobresaliente sin ninguna duda, a nivel sonoro Yoshi’s Story tiene las melodías que más han marcado la vida del dinosaurio, así como las más recordadas, con la canción principal repitiéndose una y otra vez en cada iteración de la saga Super Smash Bros como tema estrella del dinosaurio.
Un huevo de fruta
Una vez más, la sombra de Yoshi’s Island es alargada y el estudio de desarrollo intentó mantener la jugabilidad creada para el dinosaurio. El mando de N64 era… ¿complicado? Su forma y disposición de botones hicieron que no funcionara del todo el paso desde el mando de SNES y se tuvieron que buscar nuevas formas de control, principalmente para el lanzamiento de huevos de Yoshi.
Por suerte, Wii U nos permite usar varios mandos y configurar los botones para adaptarlo a nuestras necesidades, aunque el apuntado se vuelve estático, moviendo el puntero con la misma palanca con la que se desplaza Yoshi, por lo que mata la posibilidad de apuntar y moverse a la vez. Esta circunstancia le resta gran parte de la agilidad que caracterizaba a Yoshi’s Island, además de algún que otro retoque en el modo de desplazamiento que no le sienta muy bien. Por contra, la palanca analógica nos da la posibilidad de apuntar hacia donde queramos la lengua de Yoshi, aunque por el propio esquema de control no brilla especialmente.
Vuelven los movimientos clásicos del dinosaurio como aplastar lanzándose desde arriba, tragar enemigos y, una novedad, olfatear para descubrir frutas y otros objetos ocultos.
Como ya hemos dicho antes, es un juego que mezcla el avance lateral con la exploración, dando gran importancia a este último para buscar por las fases las frutas que más le gustan a Yoshi. Y es que de eso trata el juego: de comer fruta.
Podremos elegir entre todos los colores de Yoshi disponibles, teniendo cada uno de ellos una fruta favorita, además de una fruta de la suerte elegida al principio de cada partida. Por ejemplo, al Yoshi Rojo le gustarán más las manzanas, o al Azul las moras, por lo que al comer este tipo de frutas, recibirán más puntos de felicidad.
Una vez el dinosaurio coma 30 frutas distintas, la fase finalizará y pasaremos al siguiente nivel.
El juego cuenta con un total de 24 fases de un tamaño y complejidad considerable y, como si de un libro desplegable se tratara, podremos tomar diferentes caminos para llegar a la última página. Podremos elegir la fase que más nos guste si obtenemos corazones grandes escondidos en cada pantalla anterior, así que para descubrir y jugar todas las fases tendremos que patearnos bien el resto de pantallas.
Este curioso sistema tiene cosas buenas y malas. Así a bote pronto, puedes llegar al final del juego en menos de 1 hora, pasándote simplemente 6 pantallas “de carrerilla”. Pero el concepto del juego no es ese. Mediante un sistema de puntuación un poco anticuado, todo hay que decirlo, completaremos el libro varias veces para descubrir y jugar todas sus fases, e intentar batir nuestros records de puntos.
Además, tendremos dos colores de Yoshi desbloqueables, que a estas alturas no son ningún secreto: el Yoshi Blanco y el Yoshi Negro estarán escondidos en alguna fase, teniendo algunas ventajas sobre el resto y siendo un reto buscarlos y encontrarlos.
Si uno de los Yoshi es derrotado, le perderemos hasta que completemos el libro (pudiendo recuperarlo posteriormente gracias a Shy Guy Blanco). Actuarán, así, como si de vidas se trataran. La vitalidad de los Yoshi durante las fases la marcará una flor en la parte superior de la pantalla, pudiendo recuperar pétalos con frutas y perdiéndolos chocando con los enemigos.
Tendremos un total de 6 mundos con cuatro pantallas cada una, en prados, bosques, montañas… o típico en juegos de plataformas.
La dificultad es adaptativa. Si queremos obtener solo las frutas favoritas de nuestro Yoshi, habrá que sudar para buscarlas, aunque en realidad la recompensa no es más que una buena puntuación.
Tendremos además un modo Trial para volver a jugar cualquier fase sin tener que pasar por el modo historia, y así superar puntuaciones específicas.
La duración del juego es variable, y es que como solo te interese la historia puede durar menos de una hora. En cambio, si quieres descubrir todos los secretos y recorrer todas las fases, podemos tardar más de 15 o 20 horas.
Por último, destacar que el juego está íntegramente en inglés… o japonés, si os atrevéis.
Yoshi puntúa en Miiverse
Esta versión del juego para Wii U nos permite compartir nuestras capturas de pantalla en Miiverse, al igual que casi todos los juegos de la Consola Virtual. La competición por puntos se vuelve más interesante si tienes a alguien con quien comparar resultados. Eso si, no tiene una integración profunda con la red social como algunos juegos de Wii U.
El resto de funciones de emulación vienen bastante bien a un juego donde el control sufría de alguna que otra carencia. El mando de Wii U tiene botones de sobra para conseguir el objetivo de control que nos propongamos.
Por supuesto, el título cuenta de serie con modo Off-TV, para poder jugar desde la pantalla del Gamepad sin usar el televisor.
Como un limón: ácido y dulce a la vez
La iteración de Yoshi en Nintendo 64 se desarrolló con altibajos. A pesar de heredar la base de juego Yoshi’s Island, el mando de la consola, el ligeramente modificado esquema de control y una idea a medias nos deja “medio felices”.
El juego es adorable, los efectos sonoros de Yoshi y la música son excepcionales y sin duda es la parte más sobresaliente, y la que más ha pasado a la historia.
Le lastra una buena idea de juego mal ejecutada, pudiendo hacerse repetitivo al tener que recorrer ciertas fases más de una vez, y sin mucha recompensa para el jugador más que el sistema de puntuación de felicidad.
Yoshi’s Story es un buen juego, con buenas ideas y técnicamente notable, pero que falla en cosas tan importantes como el ritmo o la recompensa del jugador, lo que merma la duración del título.
Puede ser la tercera opción tras Yoshi’s Island para GameBoy Advance y Yoshi’s Woolly World, ambos también en Wii U, aunque si te gusta el universo de Yoshi tendrás que rendirte a esta dulce y afrutada aventura del dinosaurio.
El juego contiene textos en inglés y japonés