[Retroanálisis] Bomberman Hero
Para muchos de los que llevamos ya cierto tiempo dedicado en los videojuegos (forma elegante de decir que ya tenemos una edad en que hemos vivido más de una generación de consolas) es inevitable acordarnos de cierto personaje que en su día fue casi tan icónico como Super Mario, Sonic, Megaman y compañía, hablamos de aquel gracioso personajillo de blanco y azul que armado de poderosas y temibles bombas se encargaba de liquidar a todo bicho viviente que osara siquiera a mirarle mal, ni más ni menos que el legendario Bomberman, una de las franquicias más reconocidas de la compañía Hudson Soft.
Lamentablemente, dicha compañía comenzó a verse en dificultades (no ha sido ni la primera ni la última por desgracia) y acabó siendo comprada y absorbida por Konami, junto con todos los personajes que formaban parte de ella. Y esto no tendría por qué haber supuesto el fin de ninguno de ellos, pero, al menos de momento, para el pequeño héroe bombardero que nos ocupa así lo parece pues no hay rastro de él en la actual generación consolera, un poco al estilo de lo que ha pasado con otros como Megaman, si exceptuamos algunos más o menos recientes juegos de smartphones, pero no juegos plenos como los que le habíamos conocido hace tiempo en DS y Gamecube.
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De nuevo un poco a semejanza del robot azul de Capcom, muchos fans esperábamos, no de forma tan descabellada como pudiera pensarse, que Bomberman hiciera algún acto de presencia en la saga de lucha Super Smash Bros si no como luchador elegible al menos como asistente, teniendo en cuenta la amplia experiencia de colaboración que ha tenido Hudson Soft con Nintendo en la saga Mario Party (concretamente desde el primero hasta el octavo de sobremesa, además de los portátiles de GBA y DS) entre otros, pero finalmente no ha podido ser así. De modo que Bomberman parece haberse quedado en ese limbo de personajes de videojuegos muy queridos y recordados pero no recuperados, esperemos que tenga un mejor futuro teniendo en cuenta las gran cantidad de horas de diversión y entretenimiento que a muchos nos ha dado y aún podría dar.
Y esto pudo hacerlo porque Bomberman supo adaptarse bien al paso del tiempo, en gran número de ocasiones se reinventó, tanto a nivel visual como también a nivel de entretenimiento, respetando su premisa básica de hacer explotar todo lo que se mueva por supuesto, pero tratando de experimentar con nuevas posibilidades, como abandonar los campos de batalla en cuadrícula para entrar en verdaderos mundos en 3D, nuevos argumentos y personajes o nuevas habilidades del protagonista. Teniendo en cuenta el extenso historial de juegos que se podrían comentar de este personaje, y que daría para varios artículos, me voy a centrar en uno en particular, que quizás no fue de los más valorados en su día, pero que me trae muy buenos recuerdos y que me llamó la atención por tratar de romper la mayoría de los moldes que habían encasillado a la saga hasta entonces. Hablo de Bomberman Hero, lasegundo aparición que hizo nuestro héroe en la consola de 64 bits de Nintendo.
Vista la mecánica, despista un poco respecto a sus juegos clásicos, y es que para empezar, en esta entrega puede saltar, algo que hasta entonces nunca había hecho, además de disponer de una barra de vida ampliable, poder arrojar bombas en vez de simplemente dejarlas caer, contar con distintos tipos de explosivos (de hielo, de sal…), o contar con el apoyo de un canguro amigo, éste sí, reaparecido de anteriores juegos. Pero además cuenta con diversos aparatos especiales con los que desplazarse (cohetes propulsores, rotor submarino, tabla de skateboarding, helicóptero…), entrando en nuevas dinámicas más cercanas a shooters o juegos de carreras.
De modo que nos encontramos con un juego de gran variedad aunque a cambio… renunció a uno de los puntos que nunca había faltado en la serie, el modo multijugador, que quizás fue lo que menos se le perdonó a esta entrega. Por otro lado, su argumento nos resultaba algo o bastante familiar: una princesa roba un disco de datos y antes de ser atrapada lo inserta en su robot acompañante que logra huir, para evitar que con él sea reconstruido un ser malvado, Bagular, enemigo recurrente de la serie y jefe de un gran imperio maligno que pretende dominar el universo. Sí, esto nos trae vagos recuerdos de una historia ocurrida en una galaxia muy muy lejana, con espadas láser y tal. Volviendo a esta historia, Bomberman encuentra al pobre robot que aterriza en su planeta por casualidad, y enterado de todo lo ocurrido se pone manos a la obra para conseguir rescatar a la princesa, evitar que el disco caiga en malas manos y su archienemigo sea revivido.
Pero entremos en el análisis detallado del juego:
Tabla de contenidos:
Gráficos: Una galaxia muy colorida
Para la época de la n64 son buenos, sin ser de los más destacables, cumplen bastante bien, escenarios de mucho color, ambientaciones variadas en prados, montañas nevadas, cavernas submarinas, interior de volcanes, jardines, prisiones, pirámides… todo con un toque de fantasía sin excesivos detalles. El aspecto de los enemigos también resulta bastante original, principalmente extraterrestres con caras entre agresivas y algo dementes, dejan bien claro que van a por ti. Una cosa que sí se puede criticar en este apartado es la súbita aparición y desaparición de polígonos tanto de enemigos como de partes del escenario, sobre todo en aquellos escenarios donde debería haber una panorámica de lejanía en el horizonte, pero todo hay que decirlo, es algo que se nota en pocas fases, las más abiertas o de exteriores, en cambio en aquellas donde la acción tiene lugar en el interior de edificios o construcciones no ocurre para nada.
Duración: Detener a un imperio maligno requiere su tiempo
La aventura comienza en el planeta Bomber para después continuar recorriendo otros tres más, cada uno dividido en varias zonas que a su vez contienen varias fases cada una, en busca de la princesa secuestrada, para acabar en la Estrella Garaden (de nuevo el parecido con ciertas películas es totalmente casual). Cada varios niveles hay un enfrentamiento con algún jefe intermedio y al final de cada tanda, un combate con el malo malísimo que controla el lugar para poder viajar a un nuevo planeta. La dificultad no es excesiva, teniendo cierta maña de no dañarse demasiado con las propias bombas y cuidado con algunas trampas y enemigos situados con muy mala idea en los peores sitios, se puede superar sin sufrir mucho, no obstante lleva su tiempo, sobre todo si se intenta encontrar todos los objetos esparcidos por los niveles y se intenta superar la puntuación que se pone de reto en cada caso.
Jugabilidad: A Bomberman no hay quien lo pare
En esta aventura Bomberman se mueve como un auténtico personaje de acción, fuera de su papel habitual de andar y poner bombas, ya que puede saltar, correr, agarrarse a los bordes, y con la ayuda de ciertos cachivaches especiales en ciertas fases, también puede volar, deslizarse por las colinas, nadar… Se maneja sin problemas además, los controles responden bien en todo momento, quizás a veces un salto mal ejecutado puede llevar directamente al barranco y a perder una vida en el acto, pero es más una cuestión de no hacer las cosas a lo loco, saltar con seguridad y saber hacia donde dirigirse antes de hacerlo para que el pobre Bomberman responda bien. El otro punto espinoso de este apartado es el control de la cámara, que es algo escaso, ya que es completamente fija salvo en los momentos que estemos parados, en que los botones C permiten mover muy ligeramente el ángulo. Por este motivo, a veces hay que moverse despacito para no darse de bruces con algún enemigo traicionero y los saltos pueden volverse al tanteo.
Sonido: Música de otro planeta
Uno de los puntos fuertes del juego, el apartado sonoro, música tecno que da mucha caña y evita que la acción decaiga ni un solo segundo. Melodías muy pegadizas y animadas (quizás se pueden hacer un poco repetitivas cuando llevas algo de tiempo en un mismo nivel) que suelen encajar con lo que ocurre en cada momento. También hay algunos zumbidos ambientales que se limitan a eso, ambientar. En cuanto a otros sonidos, destacan las adorables exclamaciones de Bomberman cuando completa un nivel, recibe un golpe, se cae por un barranco y demás, inevitable que hagan sonreír en más de un momento.
Diversión: Aquí no faltan cosas que hacer
Y es que además del modo de juego principal, en el que además de recorrer sucesivos niveles y combates hasta encontrar a la princesa, se podrá recoger unas misteriosas «bombas de otra dimensión» para desvelar ciertos secretos, además de conseguir una clasificación en función de la puntuación obtenida por los objetos encontrados, los enemigos derrotados y el tiempo empleado en el caso de los jefes. Pero no acaba ahí la cosa, ya que en modo opciones hay también otros modos de juego pendientes de desbloquear que alargan algo más el entretenimiento. De nuevo mencionar que la ausencia de un modo multijugador, a diferencia de en otros juegos de Bomberman, le resta algunos puntos.
Conclusión: Esta princesa merece que la rescaten
De todo lo dicho, se puede resumir en que es un juego bastante novedoso dentro de la extensa saga del bombardero blanco y azul, apartó algunas de las ideas que siempre lo habían acompañado para abrazar otras nuevas. Quizás no sea de los mejores que ha aportado este personaje pero hay que reconocerle que puede dar algunas horas de mucha diversión, para un solo jugador, eso sí, pero no por ello merece menos la pena el darle una oportunidad. Aquí se cierra este pequeño homenaje-recordatorio en espera de que Konami, la actual propietaria de esta licencia, no deje abandonado en el olvido a este entrañable personaje, un auténtico veterano en el mundo de los videojuegos.