[Análisis] Hazumi (eShop 3DS)

Seguro que muchos de vosotros habéis jugado alguna vez a Arkanoid, un título en el que el jugador controlaba una plataforma con la que podía hacer rebotar una pelota con el objetivo de romper todos y cada uno de los ladrillos del nivel.

Hazumi es un videojuego que se inspira en este clásico para conseguir un resultado adictivo y desafiante. La premisa del título es muy simple. El jugador va a tener que romper todos y cada uno de los ladrillos distribuidos por las diferentes pantallas controlando únicamente una pelota que irá rebotando contra todas las paredes, suelos y techos.

El juego desarrollado por la compañía Gamelion Studios vio la luz el pasado 22 de enero en la eShop de Nintendo 3DS. Con un planteamiento sencillo y directo pronto nos veremos atrapados en el mismo y más de una vez expresaremos la frase «solo una partida más»

Gráficos

En cuanto al apartado gráfico podemos apuntar que no es ningún alarde de potencia. Sin embargo, el cuidado diseño de escenarios y colores hace que entre por los ojos y que más de uno, entre los que yo me incluyo, se vea encandilado por sus escenarios plagados de colorido, colores que además afectarán a la faceta jugable del mismo, ya que los ladrillos de un color solo van a poder romperse con la pelota del mismo. Y es que a lo largo del nivel encontraremos diferentes «transformadores» que nos permitirán el cambiar nuestro color.

Jugabilidad

Si bien la jugabilidad parece fácil en algunos momentos la he sentido un tanto tosca. Determinadas veces, justo tras morir, el jugador verá como la pelota tarda en reaccionar a las órdenes del joystick. No es nada grave ya que en menos de dos segundos volverá a tener total control de la misma, sin embargo, el hecho de tener que parar un momento frenará el desarrollo frenético que los creadores del videojuego han intentado implantar en el mismo.

Quitando este pequeño detalle la pelota responde a la perfección en todo momento y, por lo tanto, tendremos que ser nosotros los que vayamos mejorando en el dominio de la misma. Ya veréis, parece fácil pero no lo es.

Duración

Más de cien niveles diferentes podremos encontrar en el mismo.

Cada uno de ellos se juega de forma contra reloj en el sentido de que cuanto más tardemos en romper todos los bloques menos estrellas ganaremos, pudiendo estas variar entre cero y tres.

Estas estrellas serán muy importantes para conseguir avanzar en la «historia» (si puede llamarse de este modo a la sucesión de niveles consistentes en romper ladrillos» ya que cada pantalla requiere una cantidad de las mismas para ser desbloqueadas. Es por ello por lo que nos veremos abocados a repetir en más de una ocasión determinados niveles ya que si no no contaremos con las estrellas necesarias.

Hay que añadir que los requisitos de estrellas son muy elevados. En este aspecto no es como un Super Mario en el que los requisitos pueden ser muy inferiores a las estrellas posibles.

A todo esto hay que añadir un editor de niveles con el que el usuario puede crear sus propios escenarios. Aquí hemos echado mucho de menos una posibilidad de poder compartirlos con otros jugadores, lo que le habría dado mucha vidilla al título. Una lástima.

Sonido

Una banda sonora que cumple es todo lo que se puede decir de la música que nos acompaña en cada uno de los niveles del videojuego.

Acompaña de forma correcta a los diferentes escenarios y consigue hacer sentir al jugador ese ritmo rápido de juego que buscaban sus desarrolladores.

Desde luego no se recordará por su calidad.

Diversión

Por fin llegamos a la que es la parte más importante del análisis. ¿El juego divierte o no? Sí, muchísimo.

Hazumi es un videojuego con un ritmo frenético que conseguirá a viciar tanto a jugadores habituales como más esporádicos. Como hemos dicho al principio del análisis más de una vez te encontrarás repitiéndote la frase «solo una partida más».

El juego consigue picar al jugador con cada nivel. Cuando fallas quieres repetirlo de inmediato. Si no tienes las tres estrellas quieres intentar conseguirlas.

Hazumi no se convertirá en una obra atemporal, ni tampoco lo pretende. Nos encontramos ante un videojuego descargable a un precio muy contenido (3 euros) que conseguirá entretener a todos los que se pongan ante sus controles.

Desde aquí no podemos hacer otra cosa más que recomendarlo.