[Análisis] ‘Bravely Default’
Cuando el mercado del rol japonés se muestra en plena decadencia sólo un par de títulos parecen reinventar el género y llevarlo a flote. A pesar de esto, siempre algunas plataformas han estado marginadas o aisladas a determinados géneros, quizás por el espectro de usuarios que juega a esa consola o simplemente por tener controles orientados a una jugabilidad concreta.
Así comenzaba hace dos años a hablar sobre Xenoblade, la promesa de que era posible hacer un título de rol japonés en los tiempos actuales sin pecar de continuista o de poco innovador. Su éxito entre el público no solo demostró que había vida más allá de Final Fantasy (un ejemplo que pierde credibilidad con cada nueva entrega), sino que era posible aunar elementos de la cultura occidental como el dinamismo o la libertad de acciones sin prescindir del sentimentalismo y la magia de los estudios japoneses. Ya hablamos hace tiempo sobre la evolución del género y nadie duda de que el mercado japonés ya no tiene la misma relevancia que antaño. Los jugadores no solo demandan historias desgarradoras y mundos de ensueño en los que vivir a través de un personaje virtual, sino que quieren interactuar en él. Se trata de una pieza clave del rompecabezas que todavía no son capaces de atisbar los directivos japoneses.
Sin embargo, en nuestra mente permanecen nuestras hazañas en Chrono Triggero las horas que pasamos entrenando a nuestro equipo de Final Fantasy IV. ¿Qué ocurre entonces?nbsp;¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Dejando a un lado cómo impacta el factor nostalgia en nuestros recuerdos, sí es cierto que aquellas obras desprenden un aura mágica, fruto de un trabajo muy cuidado -casi artesanal- que te transporta a lugares insospechados con tan solo unos cuantos píxeles en pantalla.
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El impresionante auge del mercado de los videojuegos también ha afectado la forma de concebir estos desarrollos. Los creadores de las obras se han convertido en víctimas de un sistema que produce títulos en masa, a niveles industriales. Este cambio de mentalidad afecta indudablemente a los tiempos de desarrollo y a los costes económicos de las obras, sacrificando ideas o conceptos en pos del éxito a nivel de ventas que puedan conseguir. Este punto de inflexión y fin de ciclo lo marca la fusión de Squaresoft y Enix, dos grandes compañías que han dejado sagas emblemáticas en la historia del ocio electrónico y que su unión solo ha derivado en títulos redundantes y faltos de imaginación.
Con la esperanza de retomar el rumbo que nunca debieron abandonar y pensando (esta vez sí) en el público clásico y fiel al jRPG tradicional, Square Enix y Silicon Studio han concebido una obra inspirada en los grandes exponentes del género y con miras a contentar exclusivamente a esos jugadores que demandan este tipo de títulos. Como creadores del ignorado -aunque interesante en su experiencia jugable al ser casi un homenaje a la saga The Legend of Zelda– 3D Dot Games Heroes, Silicon Studio desarrolló Bravely Default en base a un título igual de ignoto que su anterior trabajo pero recomendable en cualquier caso: Final Fantasy: The 4 Heroes of Light. Es importante mencionar este juego como principal influencia de Bravely Default, pues de él bebe su concepto artístico y en parte también jugable. Pero que esto no asuste a nadie, pues todas las mecánicas en las que se inspira las mejora ampliamente y con un gusto tan exquisito como hace tiempo que no se veía en el género.
El argumento de la obra nos sitúa en un mundo que depende de la luz de cuatro cristales elementales -fuego, agua, viento y tierra-. Sin embargo, son consumidos por una fuerza arrolladora que provoca una alteración en el equilibrio de la naturaleza. Así comienza una aventura en la que manejaremos a cuatro personajes: Tiz, Agnés, Ringabel y Edea. Un grupo heterogéneo en el que aunque no hay un señalado protagonista, sí que la trama gira principalmente en torno a Agnés, la vestal encargada de proteger el cristal de viento. Una serie de acontecimientos marcan su viaje hacia nuevas tierras en las que irá reuniendo al resto del equipo.
El primer de ellos es Tiz, un campesino que presencia cómo su pueblo es destruido ante sus ojos y es el único superviviente de tal masacre. Es curioso cómo el equipo de diseño de personajes concibe a alguien de pueblo con una estética tan cuidada y para nada cercana a nuestra idea de cómo retratar a una persona de campo. Dejando a un lado este sutil detalle, otro de los personajes que nos acompañarán por el mundo es Edea, una chica decidida y con un ácido sentido del humor; y Ringabel, cuyo papel en la trama es confuso desde el primer instante. De hecho, Bravely Default no esconde ni disfraza en ningún momento los clichés propios del género y los repite constantemente. Ringabel es el clásico personaje ligón y atrevido, características explotadas hasta la saciedad en todo tipo de productos audiovisuales y que en esta ocasión se reafirma por la propia consistencia del guion. Además, otra peculiaridad de Ringabel es que se nos presenta con una acusada amnesia que le impide recordar nada y que va dejando incógnitas debido al diario que posee y en el que él mismo tiene escrito todo lo que va a ocurrir sin que sea consciente de haberlo redactado.
En cuanto a la proyección del título, su lanzamiento en Japón fue todo un éxito de público y crítica, en la que los medios lo definían como “el regreso del rol tradicional”. Sin embargo, incluso con tan imponente subtítulo como aval lo cierto es que ninguna compañía fuera del país estaba dispuesta a arriesgarse a importarlo fuera de las fronteras japonesas por el incierto rendimiento económico que pudiera tener. Una decisión perfectamente comprensible en un mercado tan segmentado como perfiles de jugadores existen. Con el anuncio de una versión mejorada del título, Bravely Default: For the Sequel, la propia Nintendo se aventuró a traer el juego a tierras occidentales. De esta forma, lo que tenemos en nuestras manos es una versión definitiva con importantes novedades como un aspecto gráfico mejorado y numerosas opciones de personalización.
Un cuadro en movimiento -GRÁFICOS-
En cuanto empezamos a jugar somos conscientes de que no se trata de un título que recurra al realismo actual para sorprender al jugador. Bajo la apariencia afable propia de un cuento de hadas y el diseño deformed de los personajes que inevitablemente evoca a las grandes obras de Square, Bravely Default encandila al jugador con cada pequeño paso. Los entornos están dibujados a mano y completamente pre-renderizados, recordando constantemente a títulos tan majestuosos como Final Fantasy IX, el máximo estandarte del uso de esta técnica. De esta forma, todo a nuestro alrededor cobra sentido y nos hace olvidar cuestiones tan banales como la potencia del motor gráfico o el uso de tal o cual efecto. Bravely Default no necesita recurrir a e aspectos tan triviales para crear entornos sólidos y creíbles en nuestra mente. Además, a medida que recorremos los escenarios contemplamos el paso del día a la noche en tiempo real, un factor que repercute también la variedad de enemigos y en la actividad de las ciudades.
Dejando a un lado los aspectos meramente técnicos, el apartado artístico creado por Silicon Studio no adolece en ningún momento. Cada ciudad, mazmorra y personaje de la aventura está caracterizado de una manera distinta y perfectamente verosímil en el contexto del juego. En los combates es donde menos arriesga con una cámara automática que centra la atención en las acciones de cada individuo cuando le llega su turno, una técnica convencional que permite vislumbrar la fluidez de las animaciones.
Es sorprendente el tratamiento que recibe el efecto 3D en este juego. Hasta ahora pocos títulos han aprovechado correctamente las facultades de la portátil más allá de un mero añadido que activar en momentos puntuales. En Bravely Default la función estereoscópica de la máquina da auténtica profundida a esos maravillosos entornos pre-renderizados y al contrario de lo que ocurre en otros juegos, la sensación del 3D no se pierde al mover ligeramente la consola o tras largo tiempo de juego. La magnitud de los escenarios nos anima a encender el efecto y es una auténtica gozada contemplar cuando dejamos quiero al personaje unos segundos y la cámara nos muestra un plano general del sitio.
La música del alma -SONIDO-
No hay una aventura épica sin un apartado sonoro acorde a las expectativas. Square Enix ya es veterana en esto y se ha rodeado de los mejores para tan importante fin. La música del juego está compuesta por REVO, del grupo musical Sound Horizon. Aunque pueda no sonarnos en un primer momento, tan solo hay que echar un vistazo a la trayectoria de este grupo que ha compuesto melodías como “Suteki da ne” de Final Fantasy X o “Plains of Eternity” de Final Fantasy XIII-2 entre otros, para aseverar que estamos ante una obra mágica tal y como se siente en cada nota que suena. Todos los temas acompañan perfectamente la acción que vemos en pantalla y ayudan a hilar el contexto del mundo por el que nos movemos gracias a la variedad de escalas e instrumentos utilizados que aportan ricos matices.
http://www.youtube.com/watch?v=XlsWk-9UGT4
El juego cuenta con voces en inglés y japonés, seleccionable desde el propio menú. El doblaje es de gran nivel y la mayoría de los actores ya han participado anteriormente en otros videojuegos, por lo que tienen más que sobrada experiencia. Es importante señalar que el doblaje del título no es algo meramente anecdótico, pues nos acompaña durante las más de 40 horas que dura la aventura y es digno de tener en cuenta por su gran factura.