[Análisis] ‘Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara’
Con un nuevo cambio generacional sacudiendo los cimientos del videojuego y la eterna polémica sobre la poca innovación de la industria, pocos jugadores quedan ya que rindan pleitesía a la historia viva del ocio electrónico. No siempre el jugar a un videojuego estuvo al alcance de nuestros hogares ni Call of Dutycopaba las listas de ventas año tras año.
En la época dorada de los salones recreativos, cuando juegos como Golden Axe o Final Fight eran los ídolos entre la chavalería del barrio de turno, fueron muchas las compañías que descubrieron aquella inmensa explanada por explorar que era el negocio de los videojuegos. Una joven -pero para nada inexperta- Capcom avanzaba con paso firme gracias a éxitos como 1942o Super Street Fighter II que marcaron el camino a seguir en los años venideros. Juzgar la calidad de las obras que han salido de tan insigne compañía bajo el prisma de la política de precios y publicación digital que les ha caracterizado en los últimos años es sentenciar de forma injusta la auténtica labor que ha desempeñado la empresa en la historia de los videojuegos.
La transición de los ochenta a los noventa supuso el lento pero inevitable receso de los beat ’em up y el auge de los juegos de lucha “uno contra uno”. Decidir en qué recreativa invertir nuestras monedas era una decisión que había que meditar sabiamente y no eran pocas las opciones a nuestro alcance.
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Posiblemente una de las máquinas más añoradas sea la CPS-2, que nos permitió disfrutar de muchos títulos que con los años tanto prensa como público han considerado obras atemporales. Si existe un protagonista de tan privilegiada lista, ese fue sin lugar a dudas Dungeons & Dragons: Tower of Doom. Fue en el año 1993 cuando medio mundo sucumbió ante este original beat ’em up basado en el mundo fantástico de Dragones y Mazmorras.
La conocida licencia de Wizards of the Coast permitió pasar de las manidas peleas callejeras del género a una interesante mezcla de magia, dragones y criaturas mágicas propia de los juegos de rol sin renunciar a los habituales mamporros. El éxito fue inmediato y se convirtió instantáneamente en la elección favorita de todo aquel que frecuentaba los salones recreativos. Un juego bastante largo para la época, con multitud de caminos y que con tan solo una moneda se amortizaba gracias a la fluida y adictiva aventura que nos presentaba.
Años después Capcom se embarcó en el desarrollo de una continuación. Shadow over Mystara llegó en el año 1996 y aunque su calidad estaba fuera de toda duda pues superaba en todos los aspectos a su antecesor, no gozó del mismo éxito a consecuencia del auge de los juegos de lucha arcade como Super Street Fighter II que eclipsaron su estreno. De hecho, su distribución fue muy limitada e incluso muchos jugadores no supieron del título hasta años después.
Desde entonces han sido pocas las veces en las que una reedición de los juegos estaba entre los planes de la compañía, en parte por la rescisión del acuerdo entre Capcom y Wizard of the Coast. Hubo un intento de recuperar estos clásicos gracias a un pack para Sega Saturn que incluía ambas entregas. Sin embargo, las exigencias técnicas limitaron el resultado final y el número de jugadores en pantalla se recortó de los cuatro iniciales a tan solo dos. Esto junto con la decisión de lanzarlo en una plataforma casi muerta como era la Sega Saturn, hizo que Dungeon and Dragons Collection acabara como un tímido y frustrado intento de rescatar tan insignes obras.
Décadas después de aquel amargo recuerdo y con los servicios digitales como excusa (o quizás como justificación), Capcom recupera la licencia del baúl de los recuerdos para que tanto jugadores nuevos como veteranos puedan volver a experimentar las sensaciones que un día vivimos fente a las recreativas pero esta vez desde el salón de nuestra casa. Bajo el título de Chronicles of Mystara, esta recopilación agrupa estas dos obras míticas del mundo del videojuego en una presentación renovada para la ocasión. ¿Es el regreso que se merece o es tan solo otra forma de gastar nuestro dinero a cambio de falsas promesas?
Con sabor añejo -GRÁFICOS-
En su día la Capcom Play System 2 (CPS-2) era todo un portento técnico incapaz de reproducirse en las limitadas consolas domésticas de la época. Una impresión distinta -y lógicamente obvia- nos produce en una generación en la que la alta definición se ha convertido en un estándar en todos los hogares. En este sentido, esta reedición incorpora algunas opciones gráficas como filtros y suavizado de imágenes para que la sensación de estar ante un juego de hace veinte años no sea tan acusada. Para los más nostálgicos incluso se ha incluido un curioso filtro que pretende simular la recreativa original. Quizás no sea muy útil por la extraña perspectiva que aporta, pero es toda una declaración de intenciones que reafirma para quién está dirigido el título.
No es un remake, no es una adaptación, ni tan siquiera una remasterización que haga irreconocible al original. Se trata -y no es poco- de volver a jugar a dos clásicos de recreativas con las opciones que cualquier emulador actual te proporciona. Esto no es necesariamente un punto negativo, y es que se agradece poder disfrutar de una versión del juego fiel y sin adulterar que de seguro habría influido negativamente en la memoria colectiva de los jugadores.
Es digno de mencionar el apartado artístico del ttulo, tan característico de una época en la que todo era más “artesanal” por cuestiones de limitación y que sin embargo conseguía impregnar a las obras un estilo personal y único. Todo eso se aprecia en Chronicles of Mystara gracias a las bellísimas ilustraciones que hacen de transición entre fases y la fluidez de sus animaciones, que denotan un producto desarrollado con mimo.
Por suerte el paso de los años no ha hecho envejecer al título más de lo que cabría esperar y aunque es obvio que en la actualidad existen alternativas que superan ampliamente el nivel técnico de estos juegos, su paso por las consolas de alta definición es firme y seguro. No hay ralentizaciones ni en los momentos en los que decenas de enemigos, luces y colores aparecen en pantalla. Se ha conseguido una representación sólida y exacta de lo que en las recreativas era asombroso y que no pudo recrearse de la misma forma en la adaptación a Sega Saturn por las lógicas limitaciones.
A diferencia del resto de versiones, en Wii U podremos hacer uso del Off-TV para seguir la acción desde el propio mando. Por desgracia es la única característica aprovechada del GamePad, ya que toda función táctil ha sido deshabilitada y no se utiliza la segunda pantalla para nada que complemente lo que vemos en nuestra televisión.