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La odisea del Skyward Sword

La odisea del Skyward Sword

De todo el stand de Nintendo había un espacio que destacaba por encima de todos: el habilitado para los juegos de Zelda por motivo de su 25 Aniversario. La ambientación era más que adecuada, con un fondo del bosque de Hyrule con la Espada Maestra para quien quisiera hacerse una foto, un pájaro de Skyward Sword con Link como jinete, el Árbol Deku y una evolución del protagonista desde el primer The Legend of Zelda hasta el presente.

 

 

Dentro albergaba la joya de la corona, el esperado The Legend of Zelda: Skyward Sword. ¿Llegaríamos a probarlo? Esa fue la meta que me puse, pero para ello habría que pasar toda una odisea.

La razón no era otra que la kilométrica cola que tuvimos que aguantar, de la cual yo mismo aguanté estoicamente la mayor parte. ¿Cuánto tiempo duró? ¿Una hora? ¿Más? ¿Menos? No sabría decirlo. El caso es que aguanté como pude tal tormento, en buena medida gracias a leer tarjetas pegadas en las paredes, donde se invitaba a los fans a escribir por qué Zelda es su saga favorita.

Había respuestas de todo tipo, desde “porque es guay y mola” a “tonto el que lo lea”, o algún dibujo”. Las mejores eran las jocosidades que escribía alguno del tipo “porque es el único juego donde el protagonista no se repite ni una sola vez”, o una similar que decía “por su variedad de léxico”. Otra decía simple y llanamente “gallinas asesinas”. También me gustaron las que decían “por la santa paciencia de aguantar a Navi”, “porque yo vivo en el pueblo de los Goron y nos han salvado cientos de veces”, y “porque me mola el peinado de Zelda”, entre otras. Las había más serias, tales como “porque todo lo que toca Miyamoto lo convierte en oro” y “porque gracias a él, el videojuego se convirtió en arte”.

He fotografiado las que me hicieron más gracia, junto con una perspectiva general para que os hagáis una idea de la cantidad de gente que puso las tarjetas en la pared.

Después de una larga espera, y de las hostigaciones de Gannondorf (de vez en cuando aparecía para amenizar la espera, limpiándose las manos en camisetas ajenas después de “miccionar” en el Árbol Deku, o “pegando” a más de uno), por fin se acerca el momento de probar el juego. Me quedo justo en las puertas en el último momento por cumplirse el cupo de cinco. Pero ya puedo ver las pantallas del juego.

 

Ya queda menos para probar por primera vez el esperado Skyward Sword.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por fin me llega el turno, pero no tengo mucha suerte, ya que me toca el tramo más soso posible, el de volar sobre el pájaro (el que sale en la foto de arriba) en persecución de otro que salía en todo momento indicado por una flecha, presumiblemente el de Zelda. En apenas cinco minutos (¡cinco minutos por una hora de espera!) no tuve mucho tiempo para acostumbrarme lo suficiente a los controles, por lo que me dejó un poco frío. Pero sí que me sirvió para comprobar la sensibilidad de los controles. La dirección del pájaro variaba en función de dónde se apuntara con el Wii Mote. Poco más que decir que no hayamos comentado en las noticias habituales.

En las pantallas de al lado sucedían cosas más interesantes. En una de ellas tenía lugar un combate contra el nuevo villano, que se defendía de las estocadas de Link sin grandes dificultades, utilizando tan sólo su mano, y esquivando con saltos. Más adelante utilizaba una espada. Seguramente se trata del primer encuentro, cuando el poder del malo del juego se encuentra a años luz del protagonista. Todos los que jugaban se movían con histriónicos movimientos, lo que confirma el importante papel de los movimientos del mando de Wii.

Una vez terminada la decepcionante partida, nos llevaron a la zona de las 3DS donde probamos los principales juegos de la saga disponibles para esa consola. Es decir, el Fourd Swords, donde resolví algunos laberintos controlando a dos Links diferentes; el clásico Link’s Awakering a todo color, el cual era demasiado complicado para jugar en unos minutos contados; y el Ocarina of Time 3D, donde pudo surcar la pradera de Hyrule con una sensación de profundidad única.

 

Nada mejor para celebrar el aniversario de la saga que triple ración de Zelda en 3DS.

 

Por desgracia, me di cuanta tarde de que en el mismo recinto estaban otros títulos muy esperados de 3DS, Super Mario 3D Land, Mario Kart 7 y Luigi’s Mansion 2. Como había mucha gente en el recinto apenas pude jugar al primero unos segundos, y el Mario Kart 7 y Luigi’s Mansion 2 ni siquiera los olí. Por lo tanto, de Super Mario 3D Land poco puedo opinar. Tan sólo que la jugabilidad se asemeja a lo visto en los títulos del fontanero en sus juegos en entornos 3D, pero con un sabor mucho más plataformero, que recuerda a los clásicos de NES y SNES.

En definitiva, la experiencia fue dura, pero no deja de ser un honor poder probar por mí mismo uno de los juegos del año para Wii. Si me hubiera tocado una fase más propicia hubiera sido de lujo. Pero no comprendo que hayan incluido los juegos de Mario en esa zona . Un cero para Nintendo en ese sentido.