La industria nipona del videojuego no es para extranjeros
Además quiso expresar su particular experiencia que vivió allí: “Cuando llegué una de las primeras cosas que me dijeron era que yo no podría estudiar, que el nivel era demasiado alto y no lo superaría. De hecho, me convertí en el único extranjero en acceder en aquel centro de enseñanza. Entraba a las 9 de la mañana y salía a las 5 de la tarde. Sólo tenía una hora de descanso y algunos sábados había que asistir también a clase”.
Lo más sorprendente fue la filosofía de trabajo nipona: “Cualquier discusión que teníamos en las reuniones quedaba registrada. Allí todo queda controlado”. Y no solo comento esto, también quiso decirnos de manera cómica lo que era trabajar en Japón: “Yo me acuerdo que entré un día por la mañana y no salí hasta 10 años después, cuando terminamos el proyecto”.
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