La decepción de Wii o el océano azul contaminado
“Las críticas pueden no ser agradables, pero son necesarias. Cumplen la misma función que el dolor en el cuerpo humano. Llaman la atención sobre un insano estado de las cosas”. Utilizo esta cita de Winston Churchill para iniciar una crítica dura, pero constructiva, a un sistema de entretenimiento revolucionario, la Wii de Nintendo, que necesita de mucha más disensión y mucha menos complacencia (algo de lo que yo he pecado a menudo con este sistema, en particular porque lo adoro) si quiere salir adelante y sostener una buena imagen. Y no sólo la suya. También la del mundo del videojuego en general.
Seamos claros. La consola de Nintendo es una Gamecube reconvertida y que ha basado todo su desarrollo en tres factores clave:
-Un innovador sistema de control, que compensa la sencillez de los gráficos con un tipo de interacción física desconocido hasta ahora.
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-La apertura de los videojuegos a nuevos usuarios que jamás hubieran puesto una consola en el salón.
-Grandes ideas en el mundo de los periféricos, como la Wii Balance Board, y algunos grandes juegos que han sacado el máximo partido de las peculiaridades del sistema, como el Mario Strikers: Charged Football.
Esto le ha permitido obtener unos pingües beneficios y erigirse como el capo di capi del videojuego en todo el mundo. Con más de 51 millones de consolas vendidas, muy por encima de los 34 millones de Xbox 360 o los 25 de PlayStation III, Wii es la líder absoluta del mercado. Discutir esto es absurdo, y no seré yo quien lo haga.
Mi pregunta es ¿existe un futuro después de Wii? y, junto a esta pregunta, otra igual de importante ¿ha contaminado la Wii al nuevo mercado que ella misma ha creado desde la nada? Y si lo ha hecho ¿hasta qué punto ha perjudicado el futuro mismo del videojuego?
Un reciente estudio de Nielsen señalaba que los usuarios de Wii están utilizando la consola durante sólo un 6,8% del tiempo total que dedicaron al sistema en diciembre de 2008. Además, sus usuarios la utilizan menos tiempo y en menos ocasiones que los de su competencia. Se utiliza, como mucho, una vez a la semana, y además durante menos minutos y con menos sesiones. ¿Cuántos amigos tenéis que tienen la Wii y apenas la utilizan, la han dejado en el trastero o directamente la han vendido?
Además, los compradores de Wii apenas adquieren juegos nuevos. ¿Cuáles son sus grandes éxitos aún hoy? Wii Sports, WiiFit y una secuela ampliada de Wii Sports. Nintendo vende consolas a nuevos usuarios pero es incapaz de colocarles juegos nuevos y de mantenerles enganchados a su sistema. De esta forma, muchos compradores sufren el efecto Butterfly Evolution. Compran la máquina de abdominales en la teletienda y después la dejan coger polvo.
¿Y por qué no se compran muchos juegos? Admitámoslo. Los mejores juegos para Wii son los que crea la propia Nintendo, y ni siquiera de esos tenemos muchos últimamente. El próximo Zelda no tiene fecha de lanzamiento y no se me ocurren muchos más clásicos a la vista.
Los third parties, los desarrolladores externos que también crean juegos para la Wii, han contribuido seriamente a la decepción. Pocos programas sacan verdadero partido de las peculiaridades del mando y de la Wii Balance Board. Las versiones para Wii de las grandes licencias son un desastre tras otro. Incluso en los mejores ejemplos, no son sino versiones maluchas. Y a precio de oro.
Aceptando que una consola es todo un ecosistema en el que se interrelacionan el fabricante del hardware, los desarrolladores inhouse, los third parties, la distribución, las vías online, la distribuión de contenidos y el usuario final, aquí veo más agujeros que en la capa de ozono. Y esto es una verdad tan incómoda como el calentamiento global.
La consola ya no aguanta más y demanda una actualización de hardware. Los desarrollos inhouse, que son los que mejor funcionan, no dan abasto. Los third parties son un desastre y no sacan partido a las ventajas inherentes al producto –¿por qué no han salido veinte juegos de aerobic de calidad para Balance Board?–. Los sistemas online de la consola, demasiado simplones, no le permiten obtener información válida sobre el comportamiento y necesidades de sus usuarios. La distribución está satisfecha por la venta de consolas, pero apenas se venden juegos y la piratería está cada vez más instalada. La falta de capacidades de alta definición hace inviable un sistema de videoclub online como el que sí tiene la Xbox 360. Como consecuencia de todo esto, el usuario final acaba decepcionado.
Y lo último es lo más preocupante. Nintendo había llegado a una envidiable situación de blue ocean, con un mercado nuevecito y limpio al que evangelizar y con el que crecer. ¿Problema? Está contaminando ese océano. Cada usuario mayor de 50 años que deja tirada la Wii en un rincón y se limita a sacarla en fiestas y para los nietos (que probablemente prefieran una Xbox), es un consumidor que no estará dispuesto a volver a picar.
Hablan de una nueva Wii HD Plus, pero ¿a quién se la venderán? Los jugadores habituales que tengan arrinconada a su predecesora que se han comprado ya una 360 o una PS3 no van a comprarla. Los fieles no bastan. Los jugadores ocasionales decepcionados son legión. Quizá defiendan la consola para no afrontar el hecho de que malgastaron su dinero, una actitud plenamente española. Pero difícilmente comprarán su nueva versión.
He aquí una serie de ideas sobre cómo podría reconducirse esta situación. Son decisiones duras, y que podrían afectar a la rentabilidad a corto plazo de Nintendo. Pero también son imprescindibles si quieres mantener el futuro de la consola.
-Establece ferreos controles de calidad. Un sello que garantice que los juegos cumplen unos ciertos parámetros, aplicado de forma estricta, permitiría separar el grano de la paja. Por los juegos “garantizados” se podría seguir cobrando 50 euros, el resto deberán reducir sensiblemente su precio para competir.
-Seguir trabajando en el desarrollo de juegos dirigidos a mejorar las habilidades psico-motrices de los mayores o centrados en el ejercicio físico. Y no sólo con ruedas de prensa. Producto, producto y producto. No basta con decir que la consola es muy útil para algo. Demuéstralo con hechos.
-Si cumples con el paso anterior, puedes llegar a acuerdos con las Administraciones Públicas, con la posibilidad de entregar software y hardware gratuito a bajo coste para residencias o programas de rehabilitación. Hay que hacer entender al usuario que sale más barato pagar un buen juego de step o aerobic cada tres meses que pagar una cuota del Holiday Gym. Pero para eso hay que tener… ¡producto!
-Acompañar las mejoras en el hardware con mejores juegos que lo aprovechen. ¿De qué sirve sacar un producto como el Wii Motion Plus si va a seguir acompañado de juegos mediocres? Pese a que hay quien aboga por enfoques ciertamente optimistas, yo tengo serias dudas de que el problema de Wii se vaya a resolver con este tipo de parches.
Ahora os pido consejo sobre cómo veis vosotros la situación. ¿Es mi análisis demasiado catastrofista? ¿Qué más podría hacer Nintendo para garantizar su futuro y no sólo su brillante presente? ¿Afectará el Proyecto Natal de Microsoft a la compañía japonesa? ¿Usan vuestros amigos la Wii a todas horas? ¿Vuestra madre hace sus test del WiiFit puntualmente y sin aburrirse?
Sea como sea, salvemos este océano azul mientras aún sea posible.
Por uriondo, alsd.es