Maldito Hype Pre E3
Las semanas previas al E3 no cambian. Las compañías encetan sus campañas pre-electorales, con anuncios, falsas filtraciones no autorizadas, promesas vagas y sujetas a un abanico tan grande de posibilidades que es como si no dijeran nada y con la seguridad que este año ‘lo rompen’. Y cada año es la misma historia… |
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No se puede escapar al hype. Dejar de generar expectativas es inviable. La rama informativa de los medios especializados en videojuegos vive de los pseudoeventos, concepto desarrollado entre otros por el periodista fallecido Llorenç Gomis que retrata esas acciones hechas con el único motivo de salir en los medios de comunicación, y es imposible no hacerse eco de lo que las compañías quieren mostrar. A veces son imágenes, otras ruedas de prensa con anuncios de juegos y otras, sobre todo en vísperas a grandes ferias, humo, poca concreción y mucho misterio. La prensa recoge el guante, ya que a pesar de no ser nada concreto, procede de fuente oficial, y los usuarios empiezan con sus cábalas. Sólo faltaría. Bungie, en la campaña de marketing más brutal que se recuerda de cara al lanzamiento de Halo 3, sintetizó en una sola frase el sentir de unos jugones que se mueven por ilusiones: I Want to believe.
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Bailamos al son de las compañías, no porque tengamos alguna culpa en nuestras acciones, sino porque ellas crean nuestras ilusiones. Y como creadoras de sueños, tienen la sartén cogida por el mango. Aunque luego llegan las decepciones. Y es que no dejan de ser empresas con ganas de vender. Y eso se paga caro. Sobre todo cuando sugieres la luna y acabas mostrando una noche nublada.
Capcom tiene entre manos un nuevo juego que recupera una franquicia del pasado. Bombazo. Recuperar alguna de las sagas que no han tenido presencia en esta generación sólo puede ser sinónimo de grandeza. Y ahí lo dejan. Ya se encargan los usuarios de pensar, soñar, discutir. Y de paso, la compañía echa un ojo y calibra como está el patio. Mismo caso con Sega y ese juego a lo Yakuza pero que no debe ser Yakuza. Otro ejemplo es Nintendo, ávida en estos últimos tiempos a la hora de no mostrar nada y sacarse de la chistera una franquicia de éxito a punto de caramelo. En su caso, no hay hype a base de pequeños mensajes, pero ya se la espera en el E3 para ver qué cae del cielo en breve.
Son sólo algunos ejemplos que se unen a otros que juegan de manera más acentuada al despiste. Desde Microsoft, que promete un triple A para el E3, sin especificar –qué fácil es decir que tienes uno de los juegos del año y qué difícil acaba siendo hacerlo de verdad, hasta un teaer vídeo de Trico que no se quería mostrar, que durante un tiempo no se quiso dar autenticidad pero que tiene toda la pinta de haber sido lanzado a consciencia. Eso sin contar con auténticas campañas de marketing que dejan en vilo al público. Ahí está el anuncio de Kojima, que después de infinidad de cuentas atrás, todo acaba desembocando en el E3. Se han dibujado figuras en el cielo, se han hecho teorías sobre los cambios climáticos de la página de esta cuenta atrás. Incluso se conecta el día del anuncio con la conferencia de Microsoft (un E3 de esta generación no sería un E3 sin el cansino rumor de rumores sobre Metal Gear Solid).
Más les vale cumplir. A todas. Salvo algunas excepciones, las compañías están empezando a vender cualquier cosa como si de oro se tratara. Sólo hace falta recordar la campaña del nuevo Metal Gear que, para desgracia de muchos, acabó siendo una versión para Ipod Touch/phone después de todo el revuelo montado. Cuando el hype es tan alto, las decepciones acostumbran a ser más duras. Y si no hay Halo 4 en el E3, ni Megaman, ni Metal Gear Solid 5, ni Zelda, ni Shemmue III, habrá decepción. Es el peligro de estos anuncios, que luego no te vale el enésimo Monster Hunter para PSP, Forza Motorsport 3 o Wii Music 2. Cumplir expectativas nunca es fácil en un sector tan apasionado, pero es más llevadero si no se pone un listón fuera de órbita.
De hecho, las mejores noticias son las que acaban cayendo del cielo sin previo aviso. Por eso el E3 de 2008 fue el de Final Fantasy XIII para Xbox 360. Enciende la llama y acaba siendo protagonista absoluto. Sin cuentas atrás, sin promesas sobre juegos del año y sin nada. Y eso es lo que más expectativa crea. La esperanza de que, cada compañía, tienen un as en la manga del que no se sabe nada y que puede hacerlo cambiar todo. Por eso vale más esperar y no alimentar al monstruo. Aunque, en el fondo, no se puede engañar a nadie: I Want to Believe.