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Yamaguchi, el único sobreviviente de las dos bombas atómicas en Japón

Parece casi impropio sugerir que la suerte le sonreía a Tsutomu Yamaguchi durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.
El 6 de agosto de 1945 estaba en Hiroshima, preparándose para regresar a su casa luego de un viaje de negocios cuando el bombardero norteamericano B-29 “Enola Gay”, arrojó una bomba atómica sobre la ciudad. Yamaguchi sobrevivió, pero otras 140 mil personas que estaban en la ciudad esa mañana fallecieron, algunas en un instante, otras, varios meses después.
Con quemaduras en su cuerpo y apenas en condiciones de entender lo que había ocurrido –sólo que había sido testigo de una bomba diferente a cualquier otra usada antes– Yamaguchi pasó una agitada noche en un refugio para ataques aéreos antes de regresar a su casa al día siguiente.
Esa casa estaba en Nagasaki, a una distancia de cerca de 300 kms. Llegó un día antes de que fuera devastada por la caída de una segunda bomba atómica norteamericana el 9 de agosto.
En lo que puede ser visto como una coincidencia difícil de imaginar, Yamaguchi estuvo peligrosamente dos veces cerca del “ground zero” nuclear y en ambas ocasiones logró sobrevivir. Otros 70 mil residentes de Nagasaki no tuvieron tanta suerte.
Pasados más de 60 años, este hombre de 93 años se convirtió este martes en el primer y único sobreviviente conocido de ambos ataques en recibir reconocimiento oficial de parte de las autoridades japonesas.
Mientras que otros sobrevivientes de estos ataques fallecieron de forma prematura de cáncer o enfermedades del hígado causadas por su exposición a las radiaciones, Yamaguchi sigue gozando de relativa buena salud al margen de una casi sordera en un oído y la queja de sus piernas “cada vez más débiles”.
Los registros japoneses muestran que docenas de personas que experimentaron la explosión en Hiroshima recién se vieron expuestas a la “radiación residual” en Nagasaki tres días después. Pero Yamaguchi es el primero que estuvo en el “ground zero” cuando tuvieron lugar ambas explosiones.
Según una entrevista que concedió en el 60° aniversario del fin de la Guerra del Pacífico, Yamaguchi pasó aquel conflicto diseñando barcos petroleros para la Mitsubishi Heavy Industries.
Luego de un período de tres meses en la firma en Hiroshima, Yamaguchi y dos colegas, se prepararon para regresar a Nagasaki el 7 de agosto de 1945. El día antes, se levantaron temprano, recogieron sus cosas y se prepararon para el viaje en tren.
Camino a la estación se separaron después de que Yamaguchi se dio cuenta de que había olvidado en la oficina su sello personal.
Recuerda haber escuchado al “Enola Gay” dando vueltas encima de su cabeza pero no le pareció raro. Hiroshima era una importante base industrial bélica y el sonido de aviones ya era algo habitual.
En segundos (Yamaguchi) cayó al piso estrepitosamente por la fuerza de la explosión causada por Little boy después de detonar 580 metros por encima de Hiroshima poco después de las 8.15 de la mañana con una llamarada enceguecedora seguida de un ruido ensordecedor. Al dirigirse a la estación de trenes al día siguiente, Yamaguchi fue testigo de la destrucción y carnicería causados por los 13 kilotones del bombardero. Al día siguiente, con sus quemaduras cubiertas por vendas, Yamaguchi se presentó a trabajar en Nagasaki, que al igual que Hiroshima era una importante base militar.
A las 11.02 del 9 de agosto, una bomba de plutonio de 25 kilotones explotó sobre Nagasaki, arrojando a Yamaguchi al piso.
El, su esposa y su bebe sobrevivieron y pasaron la semana siguiente en un refugio cercano cerca de lo que quedaba de su casa. Su hijo murió de cáncer a los 59 años.
Después de la guerra, Yamaguchi trabajó para las autoridades de ocupación norteamericanas, se convirtió en maestro y con el tiempo volvió a Mitsubishi Heavy Industries.
“Mi exposición doble a la radiación es ahora un registro de gobierno. Puede servir para que aún después de que yo muera se le cuente a las generaciones más jóvenes la horrorosa historia de los bombardeos atómicos”, confío Yamaguchi este martes al diario Mainichi.

 

Explosión atómica

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